Colores Primarios ©

04. Cuerdas de acero.

Heaven Cowan.

—¡Heaven! —oigo la voz de mi mejor amigo a la distancia— ¿Heaven?

—Mierda —murmuro al intentar sentarme sobre el capó del carro de Jan pero la incómoda posición en la que me encontré menos de diez minutos dejó mi cuerpo en un estado adolorido.

Jan parece notarlo y se desliza sobre el capó para alcanzar el suelo y ayudarme a bajar.

—¿Todo bien? —interroga mientras estiro mi espalda.

—Sí —hago una mueca.

—¿Heaven? —Mi mejor amigo se asoma por un auto rojo—, Aquí estás —dice con los ojos sobre mí y una sonrisa luminosa.

—Sí, aquí estoy —rio. El polvito suicida, al parecer, no ha dejado de hacerme efecto.

—Hola, Jan —Mi mejor amigo le da la mano al chico a mi lado. Puedo notar que Agni lleva una camiseta corta negra, que deja ver parte de su piel blanca y ombligo además de una chaqueta simple de cuero.

—Hola.

—Los chicos, Heaven y yo iremos a celebrar y a pasarla bien, ¿Quieres venir con nosotros, Jan?

—No, tengo cosas importantes que hacer.

—Está bien —la voz de Agni contiene un tono de despedida.

—Adiós, diviértanse.

Antes de irme me pongo frente a Jan, la última semana inconscientemente he sentido que tengo una palabra pendiente con él y muy a pesar de no querer decirla, lo haré.

—Por cierto...

—¿Huh? —me mira.

—Gracias por lo de hace una semana.

Una sonrisa reluciente se forma en los labios de Jan, creo que no lo esperaba pero quería que lo dijera.

—No hay de qué.

Agni y yo salimos del estacionamiento, de alguna forma me siento feliz. Sonrío y comienzo a moverme con la música que cada vez se oye más fuerte y cerca, el movimiento de mis pies hace que la arena se levante.

—Heaven —Agni me jala para mantenerme quieta.

—Lo siento —cubro mi sonrisa burlesca con mi mano.

—Estás rarísima, ¿Qué consumiste? —no hay que prestar demasiada atención para notar la irritación presente en su voz.

—Polvito suicida.

Agni deja de caminar de golpe y se pone frente a mi sujetando mis hombros.

—¿El imbécil de Eder te dio cocaína?