09. The Beatles y chocolate caliente.

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Heaven Cowan

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Heaven Cowan.


Mayco me dejo plantada hace cuatro días en un parque a media noche, mientras tanto lo esperaba me di cuenta de lo mucho que me asusta. Finalmente no fue y envió un mensaje excusándose, una excusa que siquiera me tragué: "Sorpresas laborales y gripe".

Mi comunicación con Jan mejora, al menos ya no quiero correr de él para no tenerlo cerca. Poco a poco me he dado cuenta de algunos rasgos de su personalidad: Pensativo, gruñón cuando su paciencia cede —lo cual no suele ocurrir—, soñador y relajado.

Bay y yo a pesar de ir en universidades distintas hacemos nuestros pendientes hablando por Skype, puesto que los horarios despejados de hace días se llenaron en un pestañeo.

Mantengo mis ojos en el teléfono viendo los mensajes cero importantes que me envió Bay, es solo ella bromeando acerca de una fotografía que le envíe, haciendo una mueca. Al mismo tiempo me dirijo a la puerta del departamento, fue golpeada suavemente hace un momento, la abro tratando de escribir una respuesta para Bay con un mano.

—Hola, hija —la voz de mi madre me hace levantar la cabeza en un movimiento rápido y lanzarme a sus brazos para abrazarla.

Me abraza con fuerza y ​​todavía me maravillo de cómo una mujer tan pequeña puede tener tanta fuerza. Le agrega a nuestro abrazo, unas caricias en mi cabello con preocupación maternal, una preocupación que me hace sentir inestable y un hoyo gigante en el pecho.

—Hola, mamá.

—Vengo a hablar contigo, seré breve porque debo ir al trabajo —la mujer de baja estatura entra en el departamento.

Cierro la puerta y nos sentamos en la sala en el suave sofá entre un silencio incómodo, le bajo el volumen a la televisión y miro a mi madre indicándole que quiero escuchar lo que sea que tenga que decir.

Las diferencias entre mi madre y yo son demasiadas, tanto físicamente como psicológicamente. Ella tiene un cabello largo y oscuro, piel blanca y entre lo poco que compartimos entran nuestros ojos verdes. Mi madre es la personificación mas completa de las virtudes, una mujer honesta y honrada y puede tener un código moral imaginario tatuado en la frente con enromes letras. Es una mujer grandiosa.

—¿Por qué a veces soy la última en enterarme de lo que haces, Heaven? —sé que se refiere a la decepcionante y deprimente noticia que recibió minutos antes de irme de casa—. Voy a estar para ti siempre, cariño. De verdad, cuentas incondicionalmente con mi apoyo, será difícil pero lo lograrás.

—¿Por qué estás tan segura de que podré salir de esto?, ¿no te das cuenta de que estoy totalmente sola en el fondo?

—Creo que vas a lograrlo porque tienes el apoyo de todas las personas que te aman, tienes a tu familia, Heaven. Creo que puedes lograrlo porque sé que no te gusta sentir ese fondo oscuro y solitario.

Colores Primarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora