15. Canción de piano.

23 3 23
                                    

Jan Sawyer

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



Jan Sawyer.


Romper la rutina es bastante complejo. He intentado absolutamente de todo para salir de ella empezando por comprar bolígrafos de color negro y no azul, tomando otras rutas para llegar a la universidad, hasta comprar diferentes sabores de helado pero siempre término volviendo a lo rutinario. Además, de que equilibrar el trabajo y los estudios definitivamente no es una tarea fácil para un estudiante universitario privado de sueño.

Siempre que le pido ayuda a alguien me siento increíblemente mal por ello. Odio tanto esa sensación que mi agenda descarta por completo las súplicas de mi rescate en pedirle a alguien que me acompañe a algún sitio.

Ocurre desde que soy solo un niño, incluso cuando rompía un plato, y sus pedazos se adherían fácilmente a mis dedos; no dejaba que nadie lo limpiara por mí. Ni siquiera soñaba con mi padre buscando un buen libro para mí. Solo siempre he sentido que debo hacerlo todo yo mismo.

A pesar de despertarme temprano como siempre, aproveché; nuevamente, de entretenerme con la idea de que yo era el único presenciando el amanecer hoy, como si fuera un hermoso secreto creado solo para mí. Después de todo, levantarse temprano por la mañana vale la pena.

Mi plan al invitar a Heaven a desayunar, era una oportunidad de arrancar de mi rutina y poder conocerla. Realmente me gusta aprender cosas completamente nuevas sobre la chica e iluminar su imagen de mi cabeza que en un comienzo estaba en su mayoría oscura. Solo que esta mañana no contestó mis llamadas y esperando que contestara pude haberme atrasado así que decidí lo de siempre y ahora estoy terminando de desayunar con mi madre.

Cada día en el que toco la puerta de casa; mi madre abre con una sonrisa y siempre dice "Regresaste", como si fuera un milagro todos los días. Y estoy agradecido de cada rostro sonriente que me muestra por la mañana y cada historia de adoración porque cuando era pequeño creía que iba a salir del orfanato a los dieciocho y caminaría solo por un sendero lleno de familias. Ya que, cuando pequeño sabía que incluso los niños de padres divorciados eran amados por sus madres y padres o al menos les hablaban.

A veces mi madre, apoya la cabeza en su mano y sus ojos se cierran solos; entonces puedo observarla de cerca por lo que realmente es: sin toda la pose de mujer independiente que se pone para enfrentarse al resto del mundo. Su pequeño rostro muestra los primeros signos de envejecimiento en forma de líneas finas, los cuales constantemente trata de corregir con crema, pero permanecen obstinadamente.

Tiene un corto cabello rubio que solía ondular hace un tiempo atrás, su nariz no es respingada pero sigue siendo bonita, tiene pestañas cortas y una sonrisa dulce.

—Entonces, ya deja de preocuparte, Jan. Estoy orgullosa de ti de todas formas, siempre lo estaré —dice con su voz sedosa, a la que da uso para sacarme de solitarios pensamientos—, así que relájate porque no voy a matarte porque te echaron de rehabilitación, entiendo las circunstancias, además es bastante tiempo el que fuiste sin falta —suspira tiernamente—, el alcohol es una salida fácil y ya sabes que las salidas fáciles son las más peligrosas, te eduqué para que metafóricamente fueras a la cima del Everest cueste lo que cueste.

Colores Primarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora