07. Agujero negro y relámpagos.

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Heaven Cowan

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Heaven Cowan.


Nuevo día, nuevo encuentro con Bay. Los horarios comienzan a despejarse y se facilitan nuestros encuentros —al menos por ahora—, tan solo ayer la pasamos increíble y se siente como si no nos hubiésemos visto en semanas.

El camino a la cafetería es largo y su ubicación está casi fuera de la ciudad. El camino me recordó al recorrido a pie que hice luego de llevar a Ben a casa de la abuela.

Al momento en el que Agni le pide al hombre que conduce el taxi que estacione fuera de la cafetería observo una última vez por la ventana y veo el lugar en el que me había sentado a lo lejos. Ese lugar es en serio peligroso, por un momento entiendo la preocupación y el apuro de Jan en sacarme de ahí. Los autos pasan rápido e incluso parece ser un perfecto lugar para carreras clandestinas. El alrededor de la cafetería es algo deprimente, desolado y  pero por fuera se ve que tiene muchísima clientela, supongo que si no fuera por este lugar no habría ni una sola alma alrededor.

—Bay, debe estar dentro. Vamos —me apresura Agni.

Salgo despidiéndome del conductor con la mano y cuando logro salir del carro me ubico a un lado de Agni.

—Más vale que te comportes, nada de bromas sobre comerte el colon —bromea Agni abriendo la puerta de la bella cafetería.

—No te des el tiempo de darme clases de moralidad.

Agni ríe mientras yo muestro una sonrisa en dirección a la mesa donde se ubica Bay. Ella se levanta y extiende sus brazos con timidez, la hago sentirse en confianza cuando atrapo su cuello con mis brazos.

—¿Cómo estás, Ángel?—exclama Bay, al mismo tiempo que deja un beso en mi mejilla.

—Bien y espero que tú también.

—Sí —me muestra una hermosa sonrisa cuando nos alejamos—. Es bueno verte nuevamente.

—Demasiado bueno —respondo.

Nos sentamos todos juntos en una mesa a un lado de una ventana, Agni y Bay se sientan frente a mí.

—Heaven, ¿Compartirías conmigo un trozo de tarta de limón? —pregunta ella con una voz baja.

—Eso se oye tan cursi —sonrío en su dirección.

—¿Es un no?

—Es un .

Bay extiende su boca en una sonrisa al oír mi respuesta, es increíble lo bien que ella puede sentirse con las pequeñas cosas.

Agni comienza a comentarle a Bay sobre la universidad y lo mucho que quiere golpear a un maestro, de la nada Agni hace un gesto para que le prestemos atención, lo veo emocionarse cuando ambas lo miramos pero un hombre ya de edad interrumpe el momento, el hombre se mantiene de pie a un lado de la mesa y saca un pequeño cuaderno y un bolígrafo.

Colores Primarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora