14. Princesa enjaulada.

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Heaven Cowan

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Heaven Cowan.


Las únicas fuentes de luz en el vacío del mundo de arriba son las estrellas, brillando de tonos rojos fuego, azules helados, amarillos tan desapercibidos que los notarías como un blanco pero desde esta estrella errante a la que llamo tierra no son más que puntos distantes desprovistos de cualquier tono que queremos alcanzar.

Daría lo que fuera por estirar mi mano y poder sacar una docena de estrellas del cielo y colocarlas en una corona que usaría en mi cabeza, mientras salto con gracia en el jardín del castillo con el que soñaba de niña, el lugar de mi imaginación que escondí.

Anhelo de manera febril la chica que era cuando corría y no tenía miedo a perderme mientras mi propia risa alegre rebotaba en los cuerpos celestes que de vez en cuando me rodeaban.

En este momento estoy segura de que Jan quiere decir algo y apostaría por ello. Terminamos de comer hace unos minutos y hay un silencio cómodo entre nosotros. A veces ni siquiera me doy cuenta de que estoy dejando pasar tiempo con él.

Su silencio es casi como una música para mis oídos y me da tiempo de preguntarme qué es lo que pienso ahora de las estrellas. Me hago la pregunta una y otra vez y la respuesta aparece casi de repente; "Quizás las estrellas están solas porque piensan que nadie las está buscando". Pero lo cierto es que las envidio, porque tienen la libertad en lo alto.

Saco mi teléfono con cuidado de mi bolsillo, por mi movimiento Jan me mira pero quita la mirada rápido. Tengo varios mensajes de Agni y Bay. Decido presionar el contacto de mi mejor amigo y llamarlo.

Dios mío, ¿Dónde estás? —oigo como intenta hablar sobre la música.

—Estoy con Jan.

Agni suspira de alivio.

¿Por qué te fuiste?

—Se suponía que no sería más de una hora, lo siento.

—¿Te fuiste porque sabías que Ewan vendría, verdad? —mis ojos se abren al oír el nombre—, estuvo buscándote pero no te encontró y se fue.

—¿Estuvo allí? —ubico una mano en un costado de mi cara— ¿invitaste a mi ex-novio a mi fiesta de cumpleaños?

Sí, sí estuvo aquí. Y no, no lo invité. Unos amigos le dijeron que celebraríamos tu cumpleaños.

—Vaya... —digo algo distraída—, estaremos allí en unos minutos.

Ewan fue mi primer y único novio formal. Decidió terminar conmigo cuando mi padre desapareció, estaba muy, muy deprimida entonces. Dijo que no podía estar con alguien como yo, mis actos le daban miedo tanto como mis pensamientos. Siempre sentí que nuestros últimos días de relación intentó decirme -indirectamente- que lo que teníamos no podía ser amor pero incluso mi cabeza pensaba que las películas y libros podían estar equivocados y a pesar de todo sí era amor, sus palabras el día que lo nuestro terminó se repitieron en mi cabeza durante semanas mientras miraba mis estantes de libros.

Colores Primarios ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora