XV - Camino a...

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—De acuerdo, a partir de hoy, tendremos una semana exacta para afianzar todas las habilidades físicas y mentales —Akaashi hace un rato había despertado. Kuroo tenía razón, la comenzón había iniciado solo con la primer pastilla de la noche —. Recuerden bien, no nos dirigimos a un campo de concentración. Esto no es un juego —Sin embargo, aunque sus pesadillas fueron parte de la noche, no fue un estruendo suficiente al que estaba acostumbrado para levantarse. Podía decir que los fragmentos que lo atormentan iban y venían por una corta parte de su sueño, lo demás, estaba en negro—. Organicen la habitación.

Y salió con Bokuto a su costado. Él podía estar incluso más feliz por su pareja de verle tan descansado. Desayunaron junto a Nekoma. Yamaguchi acompañó esa mañana a Karasuno con gran ánimo. Esa mesa tenía más habla que comida servida.

Karasuno ya conocía de su viaje a la casa de Ushijima y al gran festival. Solo querían escuchar la versión de Tadashi.

Daichi y Sugawara confesaron reservar una habitación desde una temprana hora única y exclusivamente porque los servicios de la posada eran muy requeridos. Aunque todos sabían que eran meras excusas. Si demostraron su amor, Yamaguchi nunca se dio cuenta.

—Tsukki, quisiera haber traído algo para ti, pero no tenía dinero conmigo, lo siento —con una venia, un movimiento de cabeza, se disculpó.

—No es necesario Yamaguchi. Está bien. Estás aquí —dijo él con una voz tan simple.

—¡Oh! Tsukishima estaba preocupado, tan sólo se hace el duro Yamaguchi, pero está muy feliz de verte —Sugawara palmeó la espalda del novato con una gran sonrisa—. Eso es muy enternecedor de tu parte.

—Asqueroso —corrigió Kageyama sin escrúpulos e inmediatamente volvió la atención a su comida.

Tsukishima lo miró esa mañana sin ánimos de responder algo, aunque siempre tenía en su lengua afilada un buen remate, prefería guardarlo para otra ocasión. Daichi ya hacía suficiente con su mirada.

—Está bien, Tsukki, pero la próxima vez prometo traer un recuerdo...

—¡Y para nosotros también! —sugirió Hinata con gran emoción.

—Y a todos ustedes también. Luego quisiera que conozcan a Ganba.

—¿Ganba? ¿Quién es ese? —preguntó Nishinoya.

—La nueva mascota de Yamaguchi —respondió Sawamura—. Y come despacio...

—¡Increíble! ¿Tienes nueva mascota Yamaguchi? —cuestionó Hinata.

—Si. Es un pez dorado, es grande, quisiera algún día conseguir un estanque mucho más grande para él.

—¿Y ese nombre tan horrible a qué se debe? —esta pregunta fue hecha por el joven Tanaka Ryunosuke, una vez hecha, Sugawara golpeó sus costillas con su propio codo y un «no seas irrespetuoso».

—Es un nombre que elegí en honor a mi maestro. Él se esforzó mucho por ganarlo para mí.

—El cresta de Gallo puede ser amable a veces —dijo Hinata. Terminó sus últimos bocados y abandonó la mesa en competencia con Kageyama.

—Eso es sorprendente —mencionó Asahi.

—¿Lo es? Kuroo puede ser un poco rudo a veces, pero es en verdad muy amable —Yamaguchi estaba un poco confundido porque a partir de ese último tema, una charla muy contradictoria surgió en Karasuno. Al parecer, la imagen que tenían de Kuroo Tetsurou no era ni por mucho una que Yamaguchi tenía. Sentía que, orgullosamente, su maestro le había mostrado una faceta que pocos conocían.

1830Donde viven las historias. Descúbrelo ahora