—¿Entonces irás a Karasuno también?
Con 16 años, una altura de casi un metro y ochenta centímetros, un flequillo que cubría su frente y pecas adornando sus mejillas; Yamaguchi Tadashi caminaba al lado de su mejor amigo Tsukishima Kei. Un joven de su misma edad, tan cerca del metro y los noventa centímetros.
Ambos jóvenes de prominente altura –uno más que otro– entre los de su aldea se paseaban por los campos de trigo, recolectando los últimos frutos que sus madres habían solicitado antes de emprender el viaje que prometieron hacer hace dos años.
Yamaguchi y Tsukishima eran dos campesinos en las tierras de Ushijima que seguían los pasos de Tsukishima Akiteru, el hermano mayor de Kei y, por ende, casi el hermano mayor de Tadashi. Akiteru había ido a Karasuno para ser un gran guerrero y proteger a su familia. Era un policía en resumidas cuentas dentro de la aldea en la que vivían. A veces era solicitado cuando las fuerzas de la dinastía Ushijima se veían amanezados por tierras enemigas (enemigos que se mencionarán en capítulos más adelante).
—Ya lo sabes, Yamaguchi, a pesar de no ser la escuela más cercana a la aldea es la misma a la que Akiteru asistió. Quiero seguir los pasos de mi hermano —irguió su espalda, completamente exhausto de todo el trabajo que llevaban sobre los fuertes rayos del sol. Pronto acabarían y lo único que deseaba era llegar a casa, darse un gran baño y recostarse en su futón, escuchando las canciones de vinilo que habían sobre los estantes de mimbre y madera.
—Es cierto, lo siento Tsukki —con una pequeña sonrisa recogió los últimos trigos y los echó en la canasta que cargaba a su espalda, limpiando el sudor de su frente que obligaba a todos sus cabellos a pegarse a su piel. Era un molesta sensación.
A Yamaguchi le seguía sorprendiendo el hecho de que aún cuando pasaban tanto tiempo bajo el sol a la semana, Tsukishima lograba mantener su tono de piel tan equilibrado y natural. Era muy extraño ver sus brazos bronceados. Yamaguchi era más moreno que Tsukki, así que su piel lo en realidad no cambiaba mucho, pero siempre podía notarse cuando se bronceaba.
La caída del sol les indicaba que era hora de regresar a sus casas. Arreglar todas sus pertenencias y abastecerse de alimento para emprender el viaje.
—Es una pena que tengamos que separarnos tan pronto —mencionó de nuevo, caminando ya entre los campos de trigo para reducir tiempo y distancia hacia sus respectivos hogares—. Me habría encantado ir a la misma escuela que el hermano Akiteru y Tsukki —pese a que su tono de voz era tan alegre, Yamaguchi no era capaz de mantener la frente en alto. Todo lo que él conocía desde su infancia y todo lo que le acompañaría en el viaje era Tsukki, pero no irían juntos a Karasuno. Yamaguchi se preocupaba más por su familia por el simple hecho de que su madre y su hermana menor eran todo lo que conformaban su familia. Ellas y Yamaguchi eran lo único que llenaban de ruido y ánimo su pequeño hogar y ahora Tadashi estaba abandonandolas temporalmente. Por esa misma razón el templo Nekoma y Fukurodani se encontraban a una distancia más cercana de lo que Karasuno estaba. Podría visitar a su madre más seguido.
—Yamaguchi, solo existirá un par de kilómetros de diferencia entre nosotros. Los principiantes tienen un entrenamientos más suave en un comienzo y habrán espacios en los que podremos vernos. He escuchado que los templos suelen tener encuentros cada cierto tiempo, campos de entrenamientos o simple simpatía para estrechar lazos —esa era su forma de animarlo. En realidad la distancia si era algo más que un par de kilómetros, pero nada que les impidiera verse un fin de semana—. Además, de ese modo aprenderás a vivir más por tu cuenta. No estaremos toda la vida juntos.
—Sí —frías palabras que lograron animarlo. Podría ver entonces a su mejor amigo si eso quería algunas veces al mes. Eso era un consuelo suficiente para Yamaguchi, como ya había dicho, no pasarían el resto de su vida juntos. Quizás.
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1830
FanfictionEl período Edo se conoció, en toda la historia de Japón, como uno de los períodos más tranquilos. Pese a que la paz se mantenía imperturbable sobre sus ciudadanos, la nuevas generaciones continuaban una tras otra entrenando para ser los próximos nob...