XVII - Contraataque

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Advertencia: El capítulo que leerán a continuación, tiene en cierto punto escenas descriptivas de violencia. Recomiendo discreción. Las prácticas que aquí observen y lean es mera ciencia ficción. Esto es un fanfic hecho por y para medios de entretención. No busco propagar con ello violencia en ningún sentido. Muchas gracias. Con esta advertencia clara, pueden proseguir.

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Ira

No sabría decir si era la palabra más adecuada. Yamaguchi llamaría a los sentimientos que volaban en el corazón de cada guerrero: incertidumbre. 

Observaba sus manos temblorosas, manchadas con un poco de sangre que no era suya, tomando vendas que ya no eran necesarias.

Después del ataque campesino, fue necesario auxiliar las mínimas o severas heridas que quedaron en algunos personajes. Nada serio a decir verdad.

Por ahora, él seguía mirando sus manos e intentando olvidar todas las imágenes vistas en un anterior escenario. Y no era el único. El rostro de los principiantes e incluso los de mayor rango lo confirmaban.

—Malditos norteños —balbuceó Kuroo. Qué palabras tan correctas para dirigirse a esos hombres—. Es una estrategia cobarde. Utilizar incluso niños, qué mier... —continuó balbuceando para sí mismo. Y con él, Bokuto se unió a balbucear su molestia y algunas personas se motivaron a hacerlo.

Así estuvieron caminando, una hora y treinta minutos, alertas a cualquier ataque, con una defensa al mínimo ruido hasta que el pueblo próximo a la frontera se hizo presente. La tierra seca e infertil trascendió a la vida. El contexto árido se llenó de maleza, la corteza de los árboles crujía con el viento, como si en cualquier segundo fuesen a partirse y los pueblerinos no existían.

—Descansen —dictaron los entrenadores a sus respectivos clanes.

Una ola de suspiros y alivio cambió el ánimo del lugar. Estaban más felices de sentarse sobre la maleza agradecidos. Comieron, bebieron y organizaron todas sus pertenencias en un campamento improvisado cerca de una 'plaza'.

—Parece un lugar abandonado —Hinata revisó el lugar con Kageyama. Encontraron moras en los arbustos cercanos y un grifo inútil. Las casas alrededor permanecían cerradas. Puertas y ventanas selladas—. ¿Están seguros que alguien vive aquí? Podríamos fácilmente utilizar las viviendas para un mejor refugio.

—Imposible —Sugawara apareció repartiendo mantas a sus compañeros junior—. Se ha confirmado la presencia de habitantes en la zona. Sin embargo, están reacios a hablar con nosotros. No quieren comunicarse y ya es muy difícil sin su colaboración recorrer el lugar. Tengan, abriguense bien.

—Entiendo —todos ofrecieron una mirada pesarosa a la vivienda de madera y tejas de barro al otro extremo de la plaza.

—Al menos, parecen haber cedido este lugar para nuestra estadía temporal.

—¿Estadía temporal? Entonces... —Kageyama preguntó.

—Así es. Tomen sus cosas, instalaremos un campamento improvisado —todos tenían cara de querer preguntar más cosas ante las nuevas noticias, pero Sugawara se negó—. Lo siento, no puedo quedarme mucho tiempo. Debo informar a los demás clanes.

—¿Y dónde están los entrenadores? —Tsukishima levantó su mano. Se aferró a la sábana que lo cubría bebiendo té caliente que Yachi sirvió—. Deberían ellos estar informándoles a todos.

1830Donde viven las historias. Descúbrelo ahora