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Toda la semana fue una tortura para Tyler, el entrenamiento que Blake aplicaba era por mucho más duro y difícil que el que ponía su padre, lo peor de todo es que si se negaba a hacer algo de lo que le ordenara, era amenazado con recibir un castigo y aunque nunca le especificó que tipo de castigo, era suficiente para que Tyler no siguiera negándose.

Hacia caminatas cargando grandes troncos sobre sus hombros, corría cada mañana y recibía una clase de puntería, que si bien no podía usar armas aún, Blake tenía otros modos, como los cuchillos.

—Eres más blando que una jodida nube.

Fue la razón por la cual se había concentrado especialmente en mejorar su condición física, y si bien se sintió realmente ofendido, tampoco podía negarlo. Aunque tenia que darse un poco de crédito ya que, desde que comenzó a visitar a Josh y subía la montaña con frecuencia, su resistencia era mejor que antes.

Pero en realidad no le importaba nada de eso, no era el dolor en su cuerpo ni los constantes gritos y ofensas que recibía de parte de Blake día a día, lo único que lo ponía realmente triste era no poder ver a Josh, tenia miedo de que creyera que no quería verlo, además, ahora que el pelinegro sabía lo que era la compañía de otra persona, estaba seguro de que se sentía solo, incluso más que antes.

—No te distraigas—gritó Blake cerca de su oído cuando se había perdido en sus pensamientos.

—Maldición, estoy harto de ti y tus estupidos entrenamientos—masculló Tyler con molestia—Quiero irme a casa.

—No le hables de esa forma a quien ahora mismo es tu maestro, Tyler—dijo Blake entredientes parándose frente a él—Una pequeña mierda como tu tiene mucha suerte de que este bajo mi mando.

—¿Suerte?, solo estás torturandome—dijo Tyler riendo.

—Digamos que la tortura es parte de tu práctica—habló Blake mientras caminaba para pararse detrás suyo, levantando su pie y pateando con fuerza su espalda tirándolo a la nieve—Si no sufres, no aprendes.

—¿Quién mierda dice eso?—se quejo Tyler, su rostro lleno de nieve, tratando de levantarse pero el pie de Blake seguía sobre su espalda, impidiendolo.

—Lo digo yo, cuando sufres muy difícilmente llegas a olvidarlo, solo te ayudo a aprender como un hombre, recuerda todo este sufrimiento para que puedas aprender de una vez por todas y que así la gente ya no pueda subestimarte y burlarse de ti—Blake se hincó junto a él, tomándolo con fuerza del cabello y levantando su cabeza, riendo cuando lo escuchó jadear de dolor—Claro, no importa cuanto aprendas, cuanto te esfuerces o cuanto crezcas, siempre vas a estar debajo de mi, Tyler, nunca podrás librarte de mi, aunque hay una sola manera, tu sabes que hacer...por hoy es todo, puedes largarte.

Blake se levantó y tomó sus cosas para marcharse pero Tyler se puso de pie, respirando con fuerza, enojado, furioso, sus puños se apretaron fuerza, quería ir detrás de él y darle lo que se merecía, pero no importaba cuanto lo deseara ni que tanto anhelara poder darle una lección a Blake, sus piernas no dejaban de temblar de miedo. Al final Blake se fue y Tyler se quedó ahogándose en su impotencia y cobardía, con la mandíbula apretaba y sus uñas clavándose en las palmas de sus manos a tal grado de hacerse daño, pero ni siquiera se dio cuenta.

Al pasar de los días, Tyler dejó de quejarse de los entrenamientos de Blake, simplemente hacia lo que le decía, mostrándose tranquilo y decidido, notó que este se desconcertó por su cambio de actitud, sin embargo eso no hizo que dejara de ser duro con él. Pero Tyler no pensaba darle el placer de verlo de nuevo de la manera en la que todo el mundo lo veía, como un débil chico que no podía hacer nada y solo se quejaba.

Beast        {joshler} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora