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Ya caída la noche, Tyler logró pasar desapercibido frente a toda su familia, fue a su habitación en el sótano, tirándose a la cama y agradeciendo a Dios que sus padres no preguntaron por su ausencia.

Mientras su vista se mantuvo en el techo, las duras y crueles palabras de Blake se repetían en su cabeza, haciéndole sentir una presión en el pecho. Tyler sabía todo eso, que su padre evitaba mencionarlo cuando tenia charlas con sus colegas, que sus hermanos aparentaban como si no existiría, y que su madre se mostraba avergonzada de que su hijo siguiera comportándose como un niño y no un hombre.

Lo sabía, pero era doloroso saberlo y más que un idiota se lo repitiera cada vez que quisiera. Tyler se sentó con cuidado en la cama, quitándose toda su ropa, mirando con dolor el moretón en su estómago, esperaba que no hubiera causado un daño interno.

Nunca logro entender porque Blake lo odiaba tanto, Tyler nunca presumía de su apellido, jamás fue pretenciosos por pertenecer a una clase alta y mucho menos  hacia menos a las personas. Pero desde niños, Blake compitió en todo con Tyler, incluso nacieron el mismo día lo cual era irónico, parecía ser obra del destino. Enemigos predestinados tal vez, pero Tyler no quería un enemigo, el solo quería vivir en paz y sin molestar a nadie, pero Blake no se lo permitiría mientras estuviera vivo.

Quizá en parte lo entendía, no importaba que hiciera, nadie lo reconocía por ser parte de una familia de leñadores con fama de ser ladrones. Aún así, Tyler no tenía la culpa de eso, no lograba entender porque se ensañaba con él cuando jamás le hizo nada malo.

Blake era un tipo alto y fornido, de cabello largo y rojo, su piel era pálida y su rostro era intimidante, era solo un año mayor que Tyler pero parecía ser todo un adulto.

Mientras que Tyler seguía en una altura promedio, su rostro tenía una apariencia simple y amigable, sus largas pestañas no ayudaban a eso, menos sus gruesos y rojizos labios, su piel no era tan blanca y su cabello era castaño, su cuerpo era delgado sin un poco de músculo.

Detestaba compararse con ese tipo, pero las diferencias entre ellos eran obvias, mientras que Blake era un tipo fuerte y maduro, Tyler seguía viéndose como un niño pequeño e insuficiente.

—¡Tyler, la cena está lista!—avisó su madre desde el otro lado de la puerta.

—Ya voy—respondió en un débil grito.

Rápidamente volvió a ponerse su ropa, esta vez solo una camiseta ya que dentro de la casa era bastante cálido. Subió las escaleras con dificultad pero logró llegar al comedor, todos estaban ahí, Tyler se disculpó por la tardanza y en cuanto se sentó, sus hermanos comenzaron a comer.

—¿Cómo estuvo el trabajo hoy, cariño?—preguntó Kelly a su esposo.

—Bien, cada día vienen más compradores a la tienda, parece que todos en el pueblo quieren practicar la cacería gracias a la influencia de nuestra familia—respondió con orgullo—Me alegra poner el apellido Joseph en alto pero no solo lo hago yo, también Zack y Jay han sido de ayuda, después de mi claro, son los mejores cazadores del pueblo.

Tyler movió sus labios, imitando sin hacer ruido las palabras de su padre, Madison rió suavemente al verlo. Continuaron la cena entre las charla, risas y más y más comida. Ya en la cocina, Tyler ayudaba con los platos sucios, mirando por la ventana que tenia frente a él se encontraba el oscuro busque, era tan tenebroso pero impresionante.

Al terminar, se dirigió a su habitación para ir a dormir, pero Madison se interpuso en su camino, mirándolo con una expresión fastidiada cruzando los brazos a la vez. Tyler alzó una ceja sin entender que era lo que quería.

—¿Cuánto tiempo más vas a dejar que ese idiota te siga maltratando?—preguntó sonando molesta—No intentes negarlo, vi tu cara cuando Zack golpeó su estómago y casi te desmayas.

Beast        {joshler} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora