Capítulo 30

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—¿Perdone?—dijo Umbridge levantandose de su silla

—¡Tengo una alumna en la enfermería con la espalda ensangrentada Dolores!—respondió gritando McGonagall

Todos miraban la escena.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo profesora?—contestó Umbridge haciendose la tonta (lo es)

—¡Estaba es tu despacho envuelta en un charco con su propia sangre!—volvió a gritar la profesora—¡Poco más y podría haber perdido la vida!

—La señorita Black merecia un castigo—respondió Umbridge

—Esto no volverá a pasar—dijo McGonagall—Ahora todos a clase, seguro que tendreis que estudiar para los examenes finales

—¡No puede dar usted ordenes sobre mí!—gritó Umbridge irritada

—Pues entonces debería echarme—contestó McGonagall—a espera, se me olvidaba que cumplias ordenes del ministerio

Tan pronto como McGonagall salía del comedor los alumnos también. Mis amigos fueron corriendo a la enfermería pero no les dejaron entrar.

—Lo siento niños—dijo Pomfrey—pero todavía no puede pasar nadie, esperen unos minutos

Después de un rato la enfermera volvió a salir y los dejó entrar a la sala. Todos me miraban preocupados. Estaba tumbada de costado con toda la espalda vendada y con cara de dolor aunque permanecía con los ojos cerrados. Me desperté al sentir una cálida mano en mi mejilla. Al abrir los ojos podía ver a Fred justo en frente mió y a los demás unos pasos más atrás.

—¿Como te encuentrás?—preguntó Hermione, simplemente asentí

Intenté incorporarme pero sentía un gran dolor en la espalda que me lo impedia.

—No te muevas, te harás daño si lo vuelves a intentar—ordenó Fred

—¿Que te hizo?—preguntó George

Intenté hablar pero no me salian las palabras.

—¿Que le pasa?—preguntó Ron

—No puede hablar...—contestó Hermione mirandome con los ojos llorosos

Las lágrimas caian por mi mejillas. Empecé a hacer gestos con las manos para que me dieran un pergamino y una pluma. Al parecer solo Hermione lo entendió y me lo dió. Empecé a escribir y cuando terminé se lo enseñé a todos.

'Utilizar la legeremancia conmigo'.

—¿Hay alguno que sepa legeremancia?—preguntó Harry

—Yo se un poco—dijo Hermione y se acercó a mi apuntandome con su varita
¡Legeremens!

Minutos más tarde Hermione se desconecto y empezó a llorar. Yo seguía llorando. Como no podía abrazarla ni hablar con ella la dí la mano y la apreté sin hacerla daño. Poco después se calmó un poco y Hermione se sentó en la cama al lado mio.

—¿Que has visto Hermione?—preguntó Ginny preocupada

—La hizo elegir entre la pluma o la maldición cruciatus—contestó con la voz quebrada y los ojos aun llorosos

Todos me miraban con culpa aunque no entendía porque. Poco a poco todos se fueron llendo hasta que solo quedamos los gemelos y yo.

—Me voy a dormir—dijo George—Buenas noches chicos

—Buenas noches—contestó Fred y yo le despedí con la mano

Fred me iba haciendo preguntas y yo respondía con gestos o escribiendo en pergaminos que me iba dando.
Una sombra tapó la ventana que estaba delante mío. La figura iba bajando hasta posarse en los pies de mi cama.
Era Fawkes, el fenix del profesor Dumbledore. Junto a él traia una nota que Fred le quitó de sus garras.

—Quitar sus vendas—leyó del pergaminto

Fred me ayudó a girarme hasta estar bocaabajo y quitó las vendas de mi espalda con cuidado de no lastimarme.
Cuando toda mi espalda quedó al descubierto Fred se volvió a sentar y me cogió de la mano. Fawkes se acercó a mis heridas y dejó caer sus lágrimas. Poco a poco mi espalda volvió a la normalidad.

—Gracias—agradeció Fred al pájaro porque sabía que yo no podía

El fenix dejó en un vaso unas cuantas lágrimas más hasta que desapareció por la ventana. Esta vez pude volver a tumbarme bien yo sola. Le pedí a Fred que me alcanzara el vaso de las lágrimas de fénix y un poco de zumo de calabaza gracias a un pergamino. Mezclé los dos líquidos y me bebí el mejunje.

—Intenta decir algo—sugirió Fred—¿Que piensas de Umbridge?

—Que es una zorra malparada—conteste con dificultad

Fred soltó una carcajada. Nos pasamos el resto de la noche hablando hasta que nos dormimos.

A la mañana siguiente nos despertamos por el sonido de la puerta al abrirse.

—¿Como te encuentras hoy jovencita?—preguntó la señora Pomfrey con su dulce voz

—Perfectamente—respondí con una sonrisa

Ella me miró perpleja.

—Dumbledore—contestamos Fred y yo a la vez

—Este hombre cada día me sorprende más—dijo riendo leve—entonces ya podeis iros

Los dos volvimos a la sala común. Allí estaban Hermione, Harry y Ginny manteniendo una conversación. Hermione al verme saltó encima de mí abrazandome muy fuerte, al poco se separó.

—Perdona, tu espalda—dijo culpable

—No te preocupes—contesté

Al oir mi voz Ginny y Harry vinieron donde nosotros rapidamente.

—¿Como es que puedes hablar?—preguntó Ginny asombrada

—No lo sé,—respondí—¿Como es que puedo hablar Fred?

—No tengo ni idea—dijo siguiendome el juego

Nos miramos seriamente y después soltamos una sonora carcajada contagiando a los demás.

Las 3 noches [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora