Capítulo 29

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Solté una pequeña risa poco sonora. Umbridge se acercó a mi. Y me dió una bofetada.

—¡Niña insolente y maleducada!—gritó—luego te toca castigo doble por un rebeldía, pueden llevarse a estos mocosos con los demás

Percy junto a otros trabajadores del Ministerio nos sacaron de allí a la fuerza. Él nos llevaba junto a otro trabajador a Fred y a mi.

—Eres una deshonra para nuestra familia Perce—le dijo Fred a su hermano

—Es Percival, deberías saberlo bien Frederick—contestó con asco

—No me extraña que el señor Weasley nunca quiera hablar de ti—solté para que me oyera

—Tu debes de ser Rebecca Black—respondió mirandome fijamente—Al principio pensaba que alguien como tú de una familia con clase no podría juntarse con el imbecil de mi hermano, ahora veo que sois tal para cual

—Fred—le llamé y me señalé el bolsillo, al poco entendió

Saque parte de la piedra negra que me dieron antes de mi túnica y la exploté en el suelo.

¡Desmaius!—derribé al hermano de Fred y al otro trabajador, y salimos corriendo para escondernos detrás de una columna

—Eso ha estado cerca—suspiró Fred—admiro que a veces seas tan ocurrente

—¿Solo a veces?—dije divertida

Pasaron los otros dos corriendo para encontrarnos. Fred me atrajo más a él tirandome de la cintura. Nos quedamos mirando fijamente

—Creo que deberiamos irn—no le deje terminar.

Me había puesto de puntillas y le había besado. Un beso corto pero lindo. Cuando me separé me miraba embobado.

—Vamos Weasley—me burlé—ni que fuera la primera vez que te beso

—Tienes razón, y espero que no sea la última—contestó giñandome un ojo

Puse los ojos en blancl y nos fuimos a la sala común. Allí estaban Harry, Hermione y Ron.

—¿Como habeis escapado?—preguntó Hermione

—Polvo peruano de oscuridad instantánea—respondí—¿Y vosotros?

—Un simple confundus de Hermione—contestó Ron

En ese momento entró Ginny con George quién tenía la nariz ensangrentada.

—Le dije que podíamos escaparnos con el turrón sangranarices, pero prefirió hacermela sangrar ella misma—se quejó tapando su nariz con un pañuelo

—Ya te dije que lo siento—respondió Ginny

—Dejame ayudarte—dije apuntandolo con mi varita cuando apartó el papel—¡Episkey!

George soltó un quejido, su nariz estaba como nueva pero seguía manchada de sangre.

¡Tergeo!—la sangre desapareció de su nariz al igual que de su ropa

—Gracias Becca—agradeció George

—De nada, así practico—contesté guardandome la varita en mi tunica

George me miro mal por unos segundos pero cuando entró Neville volvió en si.

—¿Habeis visto el nuevo anuncio que ha puesto Umbridge?—nos preguntó

Salimos de la sala común y había un nuevo pergamino colgado en la pared
'Dolores Umbridge nueva directora del colegio Hogwarts de magia y hechicería'.

—Esto pinta mal—susurré

—¿No deberías estar en el aula de castigo?—preguntó la cara de sapo—entren todos en el Gran Comedor y busquen asiento

Iba a entrar con todos pero Umbridge volvió a hablar.

—Señorita Black, acompañeme—dijo con una sonrisa triunfadora dirigiendose hacia su despacho

Miré a todos aterrada y ellos tenían la misma mirada clavada en mi.

—No vayas Becca—dijo Hermione

—Lo siento—respondí antes de marcharme

Entré en el despacho de Umbridge. Ella estaba sentada y tenía en frente una pluma roja que no había visto nunca y su varita. Me ofreció asiento y acepte.

—Me he sido obligada a tener que utilizar metodos mas severos con usted porque parece no aprender la lección—contestó—Tiene dos opciones

Me señaló los dos objetos.

—La maldición cruciatus o otra pluma—dijo

No lo pensé dos veces, elegí la pluma. La agarré y me dispuse a escribir.

—Quiero que escriba 'No voy a volver a ser una descarada'—dijo Umbridge

Empecé a escribir con miedo. La frase una vez más se había esfumado pero esta vez no estaba en mi mano ni en mi brazo. Mi espina dorsal empezó a arderme. El dolor era más insufrible que nunca y mis gritos más sonoros y agudos. Umbridge tenía una sonrisa satisfecha hasta que se levantó de la silla y dejó un espejo delante mio.

—Tengo que ver como van los demás de tu querido ejercito—me dijo y señaló el espejo—pero como pares de escribir lo sabré

Salió de la habitación y seguía con mis gritos y dolores. Umbridge entró en el Gran Comedor donde estaba todo el Ejercito de Dumbledore (menos Cho) esperandola. Todos empezaron a escribir. Se oian los gritos de los niños más pequeños mientras algunos otros solo lloraban en silencio. De vez en cuando se oian los gritos a través del espejo.

Mis gritos cada vez eran más agudos y mis heridas más dolorosas hasta que dejé de moverme cayendo al suelo. Entró la profesora McGonagall junto a la enfermera y me vieron tirada en el suelo junto a un charco de sangre proveniente de mi espalda. La señorá Pomfrey levantó cuidadosamente mi tunica y quedó horrorizada al igual que la profesora. Pomfrey me llevó a la enfermería con ayuda de otros profesores y McGonagall se quedó junto con Snape en el despacho. Este último se percató del espejo que estaba frente a mi.

—Profesora..—dijo Snape señalando el espejo

McGonagall salió furiosa con el espejo en las manos y entró al Gran Comedor haciendo que todos la miraran.

—¡Esto se tiene que acabar!—gritó

Las 3 noches [Fred Weasley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora