Alexa confiaba en Rodrick.
Confíaba lo suficiente en él como para quedarse toda la noche con él en su casa en un estado máximo de ebriedad. Lo suficiente como para lanzarse a sus brazos cada vez que algo le molestaba y esperar que la sostenga. Lo suficiente como para escaparse con él a Dios sabe donde y poner a prueba la paciencia de los padres de ambos.
Pero, ¿confiarle su corazón? ese era un tema completamente diferente.
Además, ¿en que lugar estaban exactamente?
Eran amigos, sí. Hasta cierto punto. Hasta que pasó lo que pasó y las cosas dieron un giro inesperado. Y desde entonces estar cerca de él le quemaba y a veces la ponía tan nerviosa que parecía como si se fuera a desmayar. Pero obviamente quería más y más de ese sentimiento, y se odiaba por ello.
Sabía que si seguía así saldría aún más lastimada. Él se encargó de dejarle en claro que aún le gustaba Heather, lo que la hacía sentirse como una completa estúpida por tener algo de esperanza.
Pero luego él llama borracho a la madrugada y le dice que no puede dejar de pensar en ella, haciendo todo más complicado.
Ugh.
Todo era más fácil cuando podía reducir esto a un simple juego.
El resto del fin de semana, Rodrick no volvió a llamar. Así que Alexa decidió que lo mejor era olvidarse de él por un rato y disfrutar de la compañía de su madre. Aunque esta haya insistido en llevarla a un almuerzo con sus colegas ¡un domingo!
La mayoría trabajan en la misma editorial que Marissa, que se dedicaba mayormente a revistas de alta moda en Los Ángeles. Algunos llevaron a sus hijos, que fueron muy amables con ella. Algunos demasiado, e intentaron coquetear. Les iba a corresponder con gusto, pero sentía que lo estaba traicionando a él. Lo cual sonaba bastante tonto, dadas las circunstancias en las que quedaron.
Más tarde, el asunto de mudarse allí surgió de nuevo. Y a Marissa no le importó ser sutil. Le dijo que habló con un director de una escuela muy buena para que ella asistiera en el siguiente semestre, que no importaba si entraba a mitad de año ya que se las arreglaría para ponerse al día. Le nombró todos los beneficios que le traería.
Quería que dejara Plainview, decía que no había nada bueno para ella ahí. Que tendría más amigas y podría ver a Robert y a Luke algunos fines de semana y durante las vacaciones, y que Luke cuando tuviera más edad también podría ir a Los Angeles. La razón de todo esto era que Marissa odiaba ese pequeño pueblo casi tanto como odiaba la relación que alguna vez tuvo con Robert. Cuando se divorciaron, aunque no fue en los mejores términos se las arreglaron para dejar a sus hijos fuera de sus problemas. Hasta ahora, que Alexa había alcanzado la edad perfecta para seguir los pasos de su madre.
En pocas palabras, quería controlar la vida de su hija. Quizás en venganza a Robert, quizás porque estaba amargada por los años que perdió siendo ama de casa, o una mezcla de las dos.
Alexa le dijo una y otra vez que ella no quería eso para sí misma, pero su madre era terca y cuando no quería escuchar, no lo hacía. Pero al menos sabía que no podría cambiarla de escuela o llevársela de Plainview, no sin el consentimiento de su padre. Así que la dejó hablar.
El viaje se extendió hasta el lunes por la tarde porque Marissa no quería que viajara domingo por la noche, y el lunes le insistió que se quedara a almorzar. Alexa le envió un mensaje corto a Rodrick diciéndole que no iría a la escuela y que las clases se cancelaban, y el respondió con un "okay", incluso a kilómetros de distancia se podía notar lo raras que estaban las cosas entre ambos.
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New Feelings
FanfictionAlexa y Rodrick llevaban cuatro años sin hablar, y podrían haber sido muchos más si no fuese por las tutorías que la profesora Jefferson obligó a toda la clase a hacer. Alguna vez fueron amigos, pero la secundaria los separó y puso en contra del ot...