24.

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La noche hace presencia de nuevo y nos obliga a encender una hoguera por el frío. Nuestros dragones duermen a nuestro lado mientras miramos al fuego crepitar.

El tema de Silver se había perdido y yo miraba la perla que aguantaba entre mis manos con un suspiro.

-¿Estás seguro de que esto deshará el hechizo del bosque encantado? - Pregunto una vez más dándole vueltas a la perla. Adrien parte una ramita en dos y la lanza hacia atrás.

-Así es

-¿Y por qué no lo haces ahora? - Levanto la mirada enganchando su mirada con la mía. Muestra pasividad.

-Debo hacer un ritual, tiene que ser con sangre de centauro - Recita de nuevo, como si se hubiera aprendido aquello de memoria o quizás fuera porque se lo he preguntado cada dos minutos.

No presto atención a su respuesta y mi vista vuelve a perderse en la curva de la esfera, roja sangre. ¿Por qué adopta ese color conmigo? Miro hacia Dyul y Silvia.

Sus abdómenes subían y bajaban casi al compas, el aire que expulsan está caliente y nos protege levemente del frío. Sonrío mientras estiro una mano y acaricio el morro de mi dragón con una sonrisa despreocupada.

Suelto un suspiro mirando al cielo, todo esto era por ellos, para no perderlos. No soportaría matar a Dyul por que se vuelve agresivo. Sería desgarrador, pero teníamos la perla, no hay ningún problema ya. Miro hacia mi izquierda y me sobresalto.

-¿Dónde están Silver y Akihiko? - Pregunto poniéndome de pie de golpe, Adrien parece caer en la cuenta en el mismo momento que yo y se pone de pie junto a mí.

-¿A dónde han ido? - Corro para bordear la perla y me detengo de golpe haciendo que Adrien se choque contra mí-. ¿Qué haces?

Tiro del brazo del hechicero y nos escondemos de nuevo tras la piedra. Asomo mi cabeza poco a poco viendo el desierto ya poblado de espíritus. Agarro la mandíbula de Adrien y la dirijo a donde debe mirar.

Silver y Akihiko están con los espíritus, los ópalos fluorescentes iluminaban sus rostros sonrientes. Silver podía llegar a ser como un niño pequeño cuando se trataba de los espíritus. Les parecía algo realmente asombrante y disfruta persiguiéndolos. Akihiko lo observa con una risita.

Adrien abre mucho la boca y yo se la tapo.

-Atrévete a llamarlos - Le dejé claro antes de volver a mirar a aquellos dos.

-Vaya, ¿no quieres que estropee la magia? -Se carcajea y se acuclilla a mi lado para observar la escena. Silver se para con un ópalo rosa entre las manos, la cara se le ilumina y mueve la boca. Estamos demasiado lejos como para escuchar qué dicen. Quizás sea lo mejor.

Akihiko camina y se coloca justo detrás de él, haciendo que Silver levante la cabeza del espíritu y mire al frente. La diferencia de altura es notoria, la barbilla de Akihiko sobrepasa la cabeza de Silver por poco.

El mayor balbucea algo poniéndose serio, lo que Silver lleva en las manos se aleja flotando y el joven se da la vuelta lentamente mientras Akihiko lo mira desde arriba. Silver eleva la vista para conectar su mirada con la del contrario.

Akihiko vuelve a decir algo y los ojos de Silver se iluminan. Se nota incluso en la distancia. Veo como la mano del contrario se desliza por su mejilla y Silver cierra los ojos. Vacila cuando inclina lentamente la cabeza y sus labios flotan entre el beso y las palabras.

Adrien hace un gesto con la mano y un leve viento se levanta, cada vez se vuelve más fuerte y se dirige hacia aquellos dos haciendo la cabeza de Akihiko un poco más adelante juntando sus labios con el contrario. Acuna el rostro entre sus manos y el viento vuelve a envolverlos elevando los brazos de Silver que los enrolla en la cintura del contrario.

El viento gira a su alrededor pegándolos más el uno al otro y revolviendo sus ropas. Los espíritus comienzan a danzar alrededor de la feliz pareja y yo comienzo a sonreir sin darme cuenta siquiera. Después de todo por lo que había pasado Silver, había encontrado a alguien al final.

-Bueno... - Me incorporo y vuelvo a sentarme junto al fuego-. Dejémosles intimidad ¿no crees?

Adrien se levanta antes de echar un último vistazo y se sienta a mi lado soltando un largo suspiro.

-Sabes, se dice que después de que dos personas pasen por una situación cercana a la muerte, su vínculo se hace más estrecho - Asiento con la cabeza con la vista perdida en el fuego-. Cómo lo que hemos pasado hace un rato.

-Sí.

Adrien se pega a mí, noto como irradia calor y mi piel lo agradece. Pero mi corazón no está para nada tranquilo.

-¿Y tú no tienes nada que quieras decir? O... ¿Preguntar? - Posa su mano sobre mi muslo y contengo la respiración. El chico suelta una leve risita-. No tienes por que contener nada princesa, soy todo oídos.

-No sé de qué me hablas - Mi vista está completamente fija en el fuego.

-Yo creo que sí - Acaricia mi pierna mientras noto cómo me mantiene la mirada-. No es bueno guardarse las cosas, mira. Silver lo soltó y tuvo un buen final.

-Yo no...

Me sigue mirando y cuando ve que no le devuelvo la mirada suspira.

-¿No tienes nada que decirme?

Sí, sí que tenía. Pero no era una cosa, eran muchas. ¿Por qué se ponía de esa manera? ¿Lo que dijo en la playa era verdad o estaba drogado por el canto de las sirenas? ¿Por qué le interesaba alguien como yo? De una raza distinta a la suya.

Pero no quiero abrir la boca, entonces él decide por su propia cuenta que debe dar el primer paso.

-Kumi yo...

-No - Digo tanjante-. No puedo enamorarme, no debo enamorarme. Mi mente debe estar centrada en mi pueblo y ayudarlo para sacarlo adelante, si no lo hago yo no lo hará nadie. No tengo tiempo para el amor ¿está claro?

El contrario se queda en silencio, se nota que está dolido.

-¿Sabes una cosa? - Se inclina hacia adelante y deposita un suave beso en mi mejilla-. Tú también te mereces ser feliz.

Acto seguido se levanta y se acuesta un poco más alejado.

Acto seguido se levanta y se acuesta un poco más alejado

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