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Todos me miran desconcertados y Lionel se acerca un poco más a mí.

-Princesa... ¿cómo qué dragones? ¿Te refieres a que ellos están luchando por nosotros fuera?

Niego con la cabeza y mi rostro se ensombrece.

-Los dragones... nos atacan - Noto como mi padre abre sus ojos considerablemente y Lionel se lleva una mano al pecho.

-Rocked - Habla llevándose una mano al pecho, luego mira a mi padre-. Su majestad, eso explicaría por que todos han estado tan raros estos días.

-¿Raros? - pregunto mirando al chico, me mira y asiente.

-Desde que llegasteis, todos hemos tenido un extraño malestar. Alguno ha tenido un ataque de fiebre y nos sentimos débiles.

Claro, estamos conectados con nuestros dragones. Si a ellos les pasa algo, nosotros lo notamos. No están cerca de sus jinetes con lo que no sintieron el mismo dolor desgarrador que sentí yo. Notando como Dyul trataba de librarse de aquella extraña magia.

-Dyul... - Murmuro con la vista baja. Lionel me mira preocupado.

-es verdad, vos también tenéis dragón - Posa su mano sobre mi frente con delicadeza. Su mano está tibia al igual que mi piel -. ¿Cómo se encuentra?

Tomo su muñeca y la aparto de mí despacio. Sin soltarla hablo con la vista baja aún.

-Yo... tuve que matar a mi dragón...

Mi padre es el más sorprendido de los tres.

-¿Mataste a Dyul?

Más concretamente lo mató Silver, pero no iba a decir eso. Podría malinterpretarse.

-No tuve elección... él... se había vuelto loco... - Me mordí el labio intentando mantener la compostura-. No me escuchaba, sólo trataba de matarme... además sentía como sufría... era mucho...

El chico a mi lado desliza su mano entre mis dedos y acaricia mi espalda. Lo miro sorprendida y él me dedica una cálida sonrisa.

-No se torture princesa, no tenía elección.

Por unos segundos me vuelvo a perder en su inocencia y amabilidad todo parece volverse irrealmente dulce, sus ojos me transmitían calidez y esperanza.

Hasta que la voz de mi padre me devuelve a la realidad.

-Si todos los dragones están de esa manera... ¿Cómo vamos a sobrevivir?

Mi vista viaja de golpe a sus pupilas negras. No había caído en eso.

Si no podíamos salir, no podremos alimentarnos. Ni cazar ni recoger vegetales. Estamos a nosecuantos metros bajo tierra, aquí no hay manera de recolectar nada. Estamos aislados del mundo.

Me humedezco los labios pensando rápidamente en una solución, la reina también se ha quedado en silencio, meditando una posible salida. Ya que tanto ellos como nosotros estamos metidos en el mismo saco.

-No quiero sonar borde, pero creo que la respuesta está clara, su majestad - Interviene el chico soltando mi mano, pero sin dejar de mantener la otra sobre mi espalda transmitiéndome el calor que irradia su palma -. Debemos encontrar una forma de salir de aquí, si no lo hacemos. Moriremos y la única solución posible es...

-Matar a los dragones - Acabó la frase por él con la vista perdida.

(...)

Mi insinuación había desatado el caos en la habitación, mi padre se encaró a mí diciendo que eso no podríamos hacerlo ni en mil años. No sólo por que habíamos convivido con los dragones toda nuestra existencia, manteniéndonos así a salvo.

Eran los seres más peligrosos de los cuatro reinos, sin magia y con lo débiles que nos encontrábamos. No podríamos con ellos.

Yo no quería admitir que llevaba la razón, ya que de esa manera las esperanzas se irían por la borda en menos de lo que canta un gallo. Lionel intentó calmar a mi padre mientras la reina se quedaba pensativa en una esquina sin decir nada.

Mi padre enfureció aún más y tuvimos que suspender aquella reunión improvisada para reunirnos más tarde más calmados. Con presencia de Akihiko y Silver que como recalqué más de una vez, no tomaría ninguna decisión en esto sin ellos presentes.

Lionel y yo habíamos llegado los primeros a la sala dónde entablaríamos la conversación final y donde no saldríamos hasta tener la mejor solución posible que beneficiara a ambas razas.

La puerta se abre de golpe entrando Silver furioso, Akihiko va tras él tratando de calmarlo. Sus ojos viajan a los míos, luego a Lionel y al final vuelve a mirarme.

-¿Un guardaespaldas? ¿En serio? - Suelta con furia -. ¿Me reemplazas así de rápido?

Suelto un suspiro prolongado, ya sabía que esto acabaría así.

-Silver, es un sanador - explico señalado al chico con mi mano sana y luego levanto la vendada como prueba.

-¿Y a mí qué más me da? Nunca has querido un guardaespaldas, me decías que conmigo te bastaba por que no ibas a dejar que nadie fuera tras de tí todo el día - Me señala con un dedo acusador mientras se acerca a mí-. Eres lo suficientemente fuerte e independiente como para cuidarte tú sola. No se por que pides a alguien que haga el trabajo que tú misma has dicho que prefieres realizar por tu cuenta.

-¿Me vas a escuchar? - Pregunto con el ceño fruncido

-No pienso...

-La princesa ha pedido silencio - Los tres nos giramos hacia Lionel que mira con el ceño fruncido hacia Silver. El silencio se romper cuando Akihiko suelta un largo silbido acompañado de una sonrisa.

Yo también sonrío y cuando el chico lo nota se ruboriza de golpe.

-E-esto... creo que quiere decir algo importante... - Continúa apartando la mirada.

-Gracias - Vuelvo a mirar a Silver, mira al chico con total desconcierto -. Es un aspirante a soldado, está a mi lado para que le enseñe a manejar, nunca viene de más tener a un sanador cerca. Además...

Lo miro por encima del hombro con una sonrisa, el chico se vuelve color tomate.

-¿Además? - Pregunta Silver. Vaya, ahora parece que si me escucha.

-Además me cae bien.

En ese momento, mi padre y la reina de los centauros hacen aparición en la sala. No falta nada para que empiece la charla que cambiará el destino de nuestra supervivencia.

 No falta nada para que empiece la charla que cambiará el destino de nuestra supervivencia

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