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Tardamos unas horas más en llegar a la entrada del bosque y aterrizamos justo antes de que la arena desaparezca y todos bajamos del lomo de nuestros dragones. Camino hacia delante dejando que la planta de mi pie roce la hierba un poco. Lo hago balancear en el aire hasta que estoy decidida a seguir avanzando y apoyo el pie completamente en la vegetación. Todos esperan alguna reacción, pero no ocurre nada, con lo cual, todos nos adentramos en el bosque. Caminamos entre los árboles en completo silencio, con una mano en la empuñadura de nuestras armas y los dragones tras nosotros. Esto no es lo mismo que cuando vamos a cazar, tenemos que ser extremadamente silenciosos, que no se den cuenta de que estamos aquí hasta que sea demasiado tarde. Cuando venimos usualmente a este bosque, casi no tocamos este suelo, montamos en los dragones desde las alturas, matamos lo que vamos a comer y luego cada uno lo agarra con sus enormes garras para elevarlos en el aire volviendo de nuevo a las montañas. Me sorprende lo mullido que es la hierba, alguna que otra roca es visible aquí y allá, procuro no pisarlas, por si alguna estuviera suelta. Silver va a mi lado analizando cads pequeño movimiento de la vegetación, a la espera de cualquier ataque. Sin embargo Akihiko esta sorprendentemente tranquilo, camina a mi ritmo y con una mano en la empuñadura de su hacha. Mi respiración es tranquila mientras la mullida hierba camufla nuestros pasos haciéndonos más silenciosos. Veo a mis guerreros intranquilos, todos con los nervios a flor de piel y con el más mínimo ruido se dan la vuelta en redondo. Caminamos así por medio día hasta que levanto mi mano para que todos tras de mi se paren de golpe. Nos quedamos todos en silencio.

-¿Qué ocurre princesa? - Me susurra Akihiko.

-Se supone que debes guardar silencio - Lo reprende Silver igual de bajo

-Ah, perdón.

-Ya da igual, has hablado y nos desc...

-Shh - Los obligo a callar mientras camino hacia adelante. Me escondo tras un pequeño arbusto y asomo la cabeza para ver un lago. Observo con atención cómo aparece un unicornio, llevo instintivamente mi mano a mi espada, esperando cualquier acción. El animal camina sin fijarse siquiera en mí y hunde el morro en el agua. Las leves ondas que se forman alrededor de su hocico me da a entender que está bebiendo sin fijarse en nuestra presencia. Sus ojos estaban cerrados y su respiración era normal. De un momento a otro, un pegaso llega volando de entre los árboles, revolotea alrededor del unicornio y desde el aire también se dispone a beber del agua al igual que el contrario. Levanto una ceja confusa y me acerco un poco más. Noto un movimiento tras de mi y veo como Silver se acerca para ver lo mismo que yo. Su cara de confusión es comprensible.

-Son igual de mansos que siempre - Me susurra al oído. Asiento sin dejar de mirarlos, el unicornio deja de beber y levanta la cabeza. Ambos nos escondemos más hacia abajo para evitar que nos vea, el animal relincha avisando al pegaso que saca el morro del agua. Da una vuelta sobre sí mismo y comienza a trotar hacia el bosque. El animal alado lo sigue a cierta distancia.

-No comprendo... - Comienzo después de que ambos animales se hayan ido. Silver está furioso.

-¡No me lo puedo creer! Esos malditos centauros nos han engañado para sacarnos de allí.

-Dyul dijo que no mentían

-A lo mejor se equivocó. Todos se equivocan - Se pone a caminar nervioso mientras todos los demás nos alcanzan alarmados por los gritos de Silver-. ¡Seguramente estarán destrozandolo todo aprovechando que no estamos!

-No te preocupes, mi padre está ahí - Explico mientras me levanto y sacudo mis rodillas. Estaba completamente segura de que Dyul no se había equivocado respecto a la reina. A lo mejor era un pequeño grupo de bandidos que los pillo por sorpresa y habian pensado que eran unicornios. Los brujos matarían por la magia que hay en este bosque.

Fantasía de pesadilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora