11.

23 9 1
                                    

-¿Sirenas? - Pregunto con los ojos desencajados, el chico asiente despacio -. Explícate.

-Las sirenas custodian una perla mágica - Hace un gesto con la mano creando una nebulosa lila en medio de los dos. Comenzó a condersarse poco a poco hasta formar una esfera perfecta. Una perla, la perla de las sirenas-. Dicha perla mágica es la fuente de todo su poder.

-¿Y qué me quieres decir con esto?

Como si no hubiera escuchado mi pregunta, sigue hablando. Mueve sus manos haciendo la perla más pequeña y poco a poco comienzan a aparecer a su alrededor, sirenas nadando y agua a su alrededor.

-La perla tiene un poder inimaginable, contenido en esa forma esférica. Es custiodado por las mejores guerreras en el sitio más hondo del mar negro.

-Me lo imagino.

-Recuerdas que los ojos de los unicornios eran lilas - Asiento con la cabeza-. Pues ese poder proviene de aquí - Amplía la imagen para volver a dejar la perla en primer plano-. Si pretendes acabar con esta "amenaza" deberás destruir la perla - Mueve sus dedos y la imagen de la perla explota. Luego desaparecen todas las imágenes.

-Solo debo deshacerme de esa perla.

-Así es, pero para ello necesitas mi ayuda.

-¿Tu ayuda? - Me mofo.

-No puedes destrozar esa perla tú sola.

-¿Insinuas que nuestras hachas no son lo suficientemente fuertes como para romperla?

-Esa cosa está llena de energía mágica, si por algún casual lograras romperla, la honda expansiva mataría a cualquiera a más de 30 metros.

-O sea, que no podemos destruirla en el acto.

-A no ser que quieras morir.

-¿Y qué sugieres?

-Que me llevéis con vosotros ¿o acaso tienes una forma de respirar bajo el agua? - Paro a pensar en sus palabras unos momentos. Es cierto, no podemos respirar bajo el agua, era algo en lo que no había caído-. Se te nota la duda en tus ojos.

-No podemos confiar en tí así como así.

-No podéis ir sin mí, necesitáis un poco de luz, sobre el asunto - Mueve la mano en el aire creando brillos que iluminan levemente su cara-. Además, en tu estado no puedes ir muy lejos.

-¿A qué te refieres? - Pregunté con una mueca de rabia. Saca la mano por fuera de la celda.

-Acércate - Pide moviendo sus dedos hacia sí. Yo no me muevo del sitio-. Confía en mí, acércate.

No se por que, pero noto verdad en sus ojos. Una parte de mi dice que no miente y sin pensarlo siquiera doy dos pasos hacia él con un suspiro. El deshace mi venda y deja al descubierto el desgarre de mis músculo en mi brazo malo. Hace una mueca.

-¿Qué pasa? ¿Esto es más grande que un corte con un papel? - Me mofé.

-Aunque te recuperes no podrás volver a tener la movilidad que tenías antes, se te han desgarrado varios tendones, además de que has curado la herida tarde. Eso va a tardar en sanar.

En vez de preocuparme del por qué sabía tanto de eso, hice una mueca de tristeza. Todo sería diferente a partir de ahora.

-Igualmente, debo seguir luchando junto a los míos.

-¿Vas a arriesgar tu vida? No vas a tener la misma destreza de antes ni de lejos, serás una carga.

-Ellos no sólo necesitan de mi fuerza, también de mi presencia. No puedo fallarles de ese modo.

El chico mantiene mi brazo reposando en su mano izquierda mientras sigue examinándolo.

-No necesitas ojos de experto para saber que tiene muy mala pinta. ¿Lo has forzado?

-Sí

-¿Sueles ser así de testaruda?-Yo no contesto. Pone su mano libre levitando sobre mi herida y concentra su vista en esta.

-¿Qué haces? - El chico no habla y se concentra en lo que quiera que vaya a hacer. De sus manos comienzan a salir brotes verdes que se enganchan a mi brazo. Intento dar un paso atrás.

-Estate quieta - Dice a modo de orden, soy una princesa, nadie me da órdenes. Pero algo dentro de mi dijo que me mantuviera serena, que no hablara, que no actuara. Simplemtente, que esperara. Las tiras verdes comenzaron a moverse en mi piel hasta encontrar mi herida. De forma brusca se introdujeron dentro de ella y yo hago una mueca de dolor -. Aguanta.

Noto como tiran de los tendones dentro de mí y un dolor desgarrador me recorre el brazo al completo. Ahogo un grito cuando un tirón más fuerte de los demás junta los tendones desgarrados. Elevo mi mirada, no puedo verlo. Mi estómago está completamente revuelto debido al intenso dolor y sigo notando como aquellas tiras verdes juegan con mi herida a su antojo.

-P-para ya... - Murmuro cuando el dolor es casi insoportable, estoy al borde de perder el sentido-. ¡¿Qué me estás haciendo?!

Pierdo los nervios y lo miro directamente a los ojos. Estos estan concentrado en lo que quiera que está haciendo. Miro la herida, y veo como aquellas malditas tiras verdes tiran y cosen todos los músculos desgarrados uno por uno. Me muerdo el labio hasta casi hacerme sangre y con un gruñido hago de nuevo la cabeza hacia atrás. Cuando acabó de coser el interior de mi brazo, suspiré. Pero aún no había pasado lo peor. Con un tirón seco los verdosos médicos juntaron mi piel para coserla, solté un grito que no pude retener. Pero al chico no pareció importale en absoluto. Acabó la tarea y noté como mi cuerpo entero temblaba.

-Ya está - Sigue manteniendome el brazo en alto mientras va creando una venda para volver a taparme la herida, aparentemente curada-. Deja que el brazo repose y volverás a tener la misma movilidad de antes. Pero no lo muevas en unos días.

Me quedo mirando el brazo, ahora vendado desde el hombro hasta el codo.

-¿Ahora estás convencida de que no tengo malas intenciones? - Continua mirandome a los ojos. Le sostengo la mirada unos instantes y un dilema enorme comienza a crecer en mi interior.

 Le sostengo la mirada unos instantes y un dilema enorme comienza a crecer en mi interior

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Fantasía de pesadilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora