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Silver abre los ojos sorprendido pero yo no tardo en fruncir el ceño. Dyul se levanta sobre sus patas sin dejar de mirarnos.

-Dyul - Lo llamo, pero su expresión no cambia. Suelta leves gruñidos mientras el líquido baboso cae al suelo goteando. No me mira como siempre, como su dueña, como su compañera.

Me mira como una presa.

Da un paso hacia nosotros, otro más. No nos movemos aunque un presentimiento dentro de mí me dice que debo correr, gritar o incluso atravesarle el pecho con mi espada antes incluso de que haga cualquier otro movimiento.

Pero no hago nada, me quedo completamente inmóvil dejándome abrazar por Silver, cuando el dragón decide al fin atacar abalanzándose sobre nosotros por culpa de mi indecisión.

Pero en ese momento no dudo, empujo a Silver fuera de la trayectoria de sus fauces y veo como, abiertas, esos enormes colmillos se abalanzan sobre mí.

Extiendo mis manos frenando su avance a poco centímetros de mi rostro. Las extiendo del todo alejándome de su boca, una gota de ese líquido babeante cae sobre mis ropas.

-¡Kumi! - Hago toda la fuerza que puedo por quitárme a Dyul de encima para salir corriendo. No quiero matarlo, no puedo matarlo, con lo que saldré corriendo.

-Dyul, escúchame - El dragón ruge y más saliva cae sobre mí -. Soy yo, Kumi. Escucha mi voz

Mi espada ha salido volando lejos de mi alcance, sólo tengo mis manos para evitar ser devorada por un dragón muerto de hambre.

Silver está de pie al lado de mí sin saber que hacer, empuja a la enorme bestia intentando bajarla de encima de mí. Pero Dyul no se mueve en absoluto, sigue intentando arrancarme la cabeza de un mordisco. Se hace hacia adelante poniendo más peso sobre la parte posterior de su cuerpo y mis brazos flaquean un poco.

Silver se sobresalta y Akihiko llega en ayuda. Cuando ve que ya los dientes de la criatura están mucho más cerca de mi rostro de lo que deberían ayuda a su novio a quitármelo de encima. Pero aún con los dos poniendo todas sus fuerzas para apartarlo y mi vida dependiendo de dos brazos que comienzan a fallar, no creo que pueda seguir mucho tiempo de esta forma antes de que me mate.

-Dyul... - Suplicó por última vez mirándolo a los ojos. Escucho la risa de Elisabeth romper el ambiente. Es una risa psicópata que nos hiela la sangre dejándonos una extraña sensación en el cuerpo.

-Kumi ¿qué hacemos? - Pregunta Silver desesperado, no quiere ver a su mejor amiga morir delante de sus narices de esa manera. Pero se nos acababan las opciones.

Hablar no servía.

Mi voz ya no le hace efecto.

Yo ya no soy dueña de mi dragón.

Y Dyul, ya no es Dyul.

-Mátalo - Digo sin apartar mis ojos de la criatura que yace sobre mí.

-¿Qué? - Casi grita Silver en respuesta.

-¡Que lo mates! - Forcejeo un poco más intentando alejarlo de mí, pero ya casi no me quedan fuerza en los brazos -. Está atento a mí. ¡Coge la espada y mátalo!

-Pero es...

-¡NO! - Grito más alto de lo que pensé debido al enorme esfuerzo que estoy poniendo-. ¡Me intenta matar y Dyul nunca me haría daño! ¡Este ya no es Dyul y no podemos recuperarlo! ¿Puedes destruir la perla antes de que me mate? ¡No, No puedes!

-Pero... - Silver sigue sin poder creerse lo que le estoy pidiendo y Akihiko no puede reaccionar.

-¡Si no quieres ver como me mata delante de tus malditas narices mátalo de una vez! - Apartó la mirada de los ojos violáceos del dragón, pues me duele solo mirarlo. Siento su dolor, siento como una corriente eléctrica recorre todo su cuerpo obligándolo a hacer cosas que no quiere. No puede controlarse y sólo hay una manera de eliminarlo de ese dolor.

Clavo mi vista en Silver, las llamas envuelven su espalda y los gritos de la gente son ensordecedores. Intento transmitirle calidez y tranquilidad con mi mirada. Algo imposible de sentir en esta situación.

-No te lo recriminaré, te lo prometo - vuelvo a mirar a Dyul a los ojos-. Tú... tú solo mátalo por favor. Está sufriendo, no quiero... no quiero que sufra así... yo...

Noto como en su fuero interno Dyul ruge como nunca intentando deshacerse de esa extraña magia que lo envuelve, pero su cuerpo no le hace caso. Mi corazón se parte y dos lágrimas resbalan hasta caer en la tierra.

-Silver... por favor... - Me muerdo el labio y mis brazos ya no dan más de si. Dyul hace más fuerza para que sus dientes rocen mi piel. Levanta su zarpa y araña mi brazo intentando que lo suelte.

Ahogo un grito mientras me muerdo el labio, eso parece hacer reaccionar a los dos chicos a mi lado. Akihiko apoya sus manos en la piel escamosa del dragón haciendo fuerza y Silver coge su espada del suelo.

Me mira y yo asiento con la cabeza. Toma aire y clava su mirada en el cuello del dragón, levanta su espada y la apoya sobre su mano para alinear el filo con su objetivo.

-Lo siento amigo - Da un paso hacia delante y clava el arma en el cuello. Los ojos de Dyul se abren descaradamente y noto cómo sufre por su herida. Me muerdo el labio aguantándolo, su sufrimiento es el mío. Siempre lo fue y siempre lo ha sido.

Pero la muerte de un dragón no suponía la muerte de su jinete.

Silver hunde más el arma en la carne hasta llegar al mango y que el brillo metálico desaparezca por completo. Dyul deja de hacer fuerza y ahora la saliva de mi cuerpo y rostro se juntan con gotas de sangre.

Sangre negra.

Pero en ese momento solo puedo ver como mi mejor amigo se desangra sobre mí. Akihiko usa todas sus fuerzas para quitármelo de encima y se desploma a mi lado. Tomo una enorme bocanada de aire sin apartar la vista del cielo.

Sigue resplandeciendo con enormes rayos violetas, moví mi cabeza hacia la izquierda y ahogué un sollozo al ver a Dyul tumbado a mi lado. Sus ojos abandonaron el tono violeta y esos enormes color cielo me miraron.

Suelta un gemido antes de cerrar sus ojos lentamente. Me quedé quieta en la misma posición aún cuando solo quedaba su cuerpo sin vida.

-Kumi... - Esta vez la voz de Akihiko fue la que escucho, pero no quería hacer caso a nada que no fuera la muerte de Dyul-. Creo que tenemos un problema...

Levanto mi vista y lo miro confundida. Tanto él como Silver miran a un punto de mis espaldas con el terror en sus miradas. Me siento en el suelo con dificultad agarrando mi brazo herido, cuando me doy la vuelta no puedo creer lo que mis ojos ven.

Los abro sin sentir nada más que puro terror.

Han destruido la aldea completamente combirtiéndola en ruinas en llamas. Veo como mi hogar arde sin control y las cabañas se deshacen como la arena.

Pero eso no es lo que más me preocupa, es irrelevante comparado con lo que sucede más atrás.

Los rayos violetas siguen cayendo del cielo y la gran mayoría se dirigen al monte nevado tras la aldea.

Justo donde se encuentran todos los dragones.

Justo donde se encuentran todos los dragones

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