Capítulo 41

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El ser justo y despiadado con sus enemigos era una simple obligación,sus negocios ilicitos no solo se lo pedían,se lo exigían.

Se mostraba duro y como un gran patriarca con casi la mayoría de personas,con las personas que amaba era diferente en el renacian los más puros y bellos sentimientos,daría la vida por los que más amaba si acaso se lo pidieran.

Se sentía culpable por haber ilusionado a Aracely,por haber mantenido con ella un torrido romance que lo único que provocó fueron un sinfin de confusiones e ilusiones en ella, y en el un escape para no sentir su vida tan sola como la sentía desde que quedó huérfano de madre y sumandole a eso que su padre se había olvidado de el por completo.

Nunca pensó que aquella rebelde pero dulce jovencita que trabajo en su casa fuera capaz de matar, y menos a su único y gran amor.

Pero no sé dejaría doblegar por sus buenos sentimientos ni por ninguna cursilería barata,nada ni nadie lo harían desistir de su objetivo. "DESTRUIR A QUIEN CASI MATA AL SER QUE MAS AMA EN ESTE MUNDO".

Fue a casa dónde se tomó un café sumamente cargado aquel líquido caliente sirvió para aliviarle la resaca que estaba sufriendo,subió rápidamente a cambiarse de traje,bajo un par de minutos después listo y más que dispuesto a todo.

Eligió un traje gris,junto con una camisa blanca y una corbata negra...

Fue directo a la estación de policía,un lugar bastante desagradable para su gusto no le gustaba tener roces con delincuentes.

¡Qué ironico...!!y pensar que el era peor que los que encerraban en las celdas de aquella estación. El delincuente más buscado del país entro al recinto sin ser reconocido. Veia entrar y salir a policías llevándose con ellos a varios colegas delincuentes suyos engrilletados por las muñecas.

Vio a un oficial detrás del cubículo de información,escribiendo en algunos expedientes ,y tomando información sobre todos los que allí entraban.

--" Buenas tardes,soy Franco Santoro y quisiera información sobre una persona que trajeron detenida..."-- colocó  su brazo derecho sobre aquel mueble de madera mientras lentamente se quitaba sus gafas de sol negras.

Todos los habitantes de la ciudad de NY conocían al magnate Santoro, y como no conocerlo si ese hombre era dueño y señor de los mejores hoteles de la ciudad.

--" Dígame en nombre de la persona detenida señor Santoro...?"-- respondió el oficial rápidamente abriendo el registro de la computadora.

--" Aracely Wolf..."-- respondió.

--" El viejo oficial comenzó a checar en el registro del computador, efectivamente había una persona detenida acusada de intento de homicidio,el caso estaba a cargo del capitán del recinto David Harrison,el hombre más temible y sin sentimientos de toda la comandancia,quien tenía un solo objetivo,atrapar al mafioso Fernando Colunga.

--" Puede preguntar por ella con el Capitán Harrison,su oficina es la del fondo"-- señalando hacia donde Fernando tenía que dirigirse.

Con pasos acompasados y decididos se dirigió a la oficina,ordenandole a Tomás y a los otros dos custodios que lo esperaran en la sala de espera.

Llegando a su destino dió tres golpes secos a la puerta. La voz de adentro le dió una orden para entrar.

Harrison fue un ex veterano de guerra,perteneció varios años a las fuerzas armadas de su país,estuvo de servicio durante varios años en Afganistán, dónde aprendió a ser implacable y de corazón duro con sus enemigos,toda aquella traumática experiencia había dejado una huella imborrable en su vida. Sangre de vidas inocentes eso era lo peor de todo.

MAFIA Y AMOR ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora