Una de la mañana y aún seguia sin conciliar el sueño, daba vueltas y vueltas sobre la alfombra afelpada dónde estaba durmiendo, la espalda comenzaba a dolerle,pero no le importaba, si seguía junto a su esposa.
Abatido se levantó del suelo llevando consigo su almohada y la manta que le ayudaba a cubrirse del frío, iba a probar suerte en el sofá que estaba en la habitación, siempre le pareció incómodo pero prefería eso a seguir durmiendo en el suelo, finalmente luego de varios intentos tratando de acomodarse alfin lo había logrado, estaba a punto de quedarse dormido cuando olvidó por completo donde estababa durmiendo,se dió la vuelta cayendo estrepitosamente al suelo.
--" Puedes dejarme dormir Fernando Colunga...?"-- dijo Lucero somnolienta desde la cama.
Rápidamente volvió a ponerse de pie, mientras que se acariciaba el brazo dónde había sufrido el golpe, no tenía opción debía regresar a dormir al mismo lugar de antes,pero no sin antes recordarse que debía cambiar ese incómodo sofá por uno más cómodo.
La mañana estaba cálida,era el día perfecto para asolearse o quizá nadar en la alberca,el reflejo del sol le molestaba en la cara tanto que despertó casi de prisa.
Estaba por levantarse del suelo pero un dolor descomunal de espalda que había despertado con el evito que lo hiciera,volvió a intentarlo pero de nuevo fue imposible.
Emitió un gruñido descomunal a causa del dolor punzante y consistente no podía con el, se apoyo del borde de la cama para poderse levantar, con trabajo lo logro.
Lo primero que vieron sus ojos fue el dulce rostro de un ángel, su esposa aún dormía aferrada a su almohada,incluso estaba durmiendo en el lugar donde el dormía. Sutilmente le acarició las mejillas mientras acomodaba un par de mechones de su alborotada cabellera.
Con trabajo logró bajar hasta su rostro para darle un beso de buenos días y salir de la habitación.
Caminaba a pasos acompasados y lentos,con una mano sosteniendo su espalda y la otra apoyada en el barandal de la escalera,fue directo hacia la cocina donde encontró a todos los empleados incluido Alfred quien preparaba el jugo de naranja.
Los empleados notaron la presencia de Fernando en la cocina a quien saludaron cordialmente, mientras que el mayordomo extrañado no hizo más que reír por como Fernando caminaba.
--" Adivinare, te despertaste queriendo imitar a un robot"-- dijo el mayordomo mientras reía escandalosamente.
--" Ja Ja, que gracioso eres..."-- respondió irónico mientras lentamente se sentaba sobre una silla.
--" Disculpame pero ya dime qué te pasó...?"-- Alfred le llevaba una taza de café humeante mientras que Fernando difícilmente acariciaba su espalda.
--" Desperté con un endemoniado dolor de espalda"-- Le dió un sorbo a su café pero inmediatamente lo escupió estaba demasiado caliente.
--" Y que te sucedió ...?"-- Alfred halo una silla junto a el para sentarse.
--" Dormí en el piso..."-- dijo mientras pedía una pastilla para el dolor junto con un vaso de agua.
--" Ves lo que provocaste, eso te pasa por andar besando a cualquier mujer que se te cruce en el camino"--
--" Cuantas veces tengo que decírtelo,yo no la bese fue ella"-- dijo ofuscado mientras recibía la pastilla blanca que le ofrecía una empleada junto con el agua, rápidamente se la llevó a la boca luego le dió un sorbo bastante generoso al agua.
--" Pero tu tuviste la culpa, porque no la separaste de ti o pudiste haberle dicho que saliera de tu oficina"--
--" Ya no me regañes por favor que suficiente tengo con aguantar este dolor que amenaza con volverme loco"--
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MAFIA Y AMOR ®
RastgeleEn un casino exclusivo de la ciudad de New York ubicado al sur, cinco jugadores reunidos en una mesa de juego, uno de ellos el jefe de una de las mafias más poderosa del país. Ernesto Hogaza un jugador casi inexperto con una gran adicción por el jue...