Capítulo 53

880 80 27
                                    

UN PAR DE SEMANAS DESPUÉS...

Lo admitía una y mil veces,lo extrañaba aunque lo negara. No sabía exactamente cuánto tiempo llevaba observando el anillo de oro blanco que reposaba en su dedo anular,junto con el de compromiso,cuantos recuerdos resumidos en esos anillos.

Por lo pronto dejaría la tristeza y la melancolía en su habitación y saldría de allí, ya no quería seguir encerrada en cuatro paredes.

Se vistió acordé al clima del día,para luego bajar a la cocina en busca de algo de desayunar y luego salir de casa rumbo a la universidad. Su mayor sueño era titularse como enfermera por lo pronto iba a luchar por conseguirlo,quizá aún podía integrarse a sus clases.

Cuando salió de casa vio a la típica enorme camioneta negra estacionada frente a casa,estaba más que acostumbrada. Era Carlos y Tomás quien la acompañaban a todas partes,claro por órdenes de su aún esposo.

Tomó un taxi para dirigirse a la universidad,algunas veces volteaba a ver si la venían siguiendo y así era, la camioneta la siguió durante todo el trayecto a la universidad.

Por suerte aún podía integrarse a las clases,siempre y cuando se pusiera al corriente en sus apuntes,y los trabajos a lo cual ella prometió que haría.

Una de sus compañeras de facultad le proporcionó los apuntes de todas las clases en las que había faltado y se ofreció en ayudarle en lo que pudiera para lo cual ella agradeció enormemente. Metió en su bolsa todas las libretas y demás,luego se dirigío de nuevo hacia la salida.

Pensó muy seriamente en volver a casa y estudiar todo lo que pudiera,pero como iba a lograr concentrarse si tenía en mente a Fernando no lo volvió a ver desde el día de la fallida serenata,luego comenzó a recibir todos los días un enorme ramo de rosas rojas con una nota que decía "Perdóname..."--

Todos los ramos fueron devueltos a su remitente.

No supo exactamente pero sus pasos la habían encaminado al Central Park, quizá podía pensar lo que debería hacer. El bullicio de los habitantes de la ciudad era alentador,algo que hacía olvidar,los enormes árboles verdes que chocaban sus ramas simultáneamente,el canto de los pájaros. Definitivamente aquello era sumamente relajante y una alegre distracción.

Llegó hasta el pequeño lago que estaba en el parque era sumamente hermoso,tomó algunas pequeñas rocas que estaban en el piso para luego comenzar a lanzarlas dentro.

Sintió como algo chocaba en sus pies extrañada buscó que había sido,era una pequeña bola roja que tomo entre sus manos para buscar al dueño o dueña de aquel juguete.

De nuevo volvió a sentir algo en sus piernas,solo que esta vez la abrazaron con fuerza. Sonrió al ver de quién se trataba.

--" Hola nena,es tuya...?"-- preguntó mientras señalaba el juguete.

La niña tímidamente asintio. Lucero se arrodilló frente a su pequeña acompañante,para quedar a la misma altura que ella,era preciosa tenía los cabellos rubios rizados,un par de ojos negros,unas mejillas gordas y sonrosadas mientras que escondia sus pequeñas manitas detras de su espalda.

--" Qué te parece si hacemos un trato,te doy tu juguete y tú me dices como te llamas..."-- propuso mientras le acomodaba uno de los mechones de cabello que se había salido de su lugar.

---" Soy Fernanda..."-- dijo tímidamente mientras la tomaba de la mano.

No supo exactamente qué decir,quizá era una señal de que debería de arreglar las cosas con su esposo.

--" Señora, señora,se siente bien...?"-- preguntó la pequeña luego de un par de segundos sacándola por completo de sus pensamientos.

Lucero despavilo mientras aterrizaba a la realidad,sonriente le entregó la bola a la niña,quien agradeció.

MAFIA Y AMOR ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora