Capítulo 21

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---" Y que crees que deba ponerme para la fiesta...?"-- con ayuda de una manga pastelera terminaba de colocarle el betún de chocolate a pastel recién salido del horno.

La atención de Fernando estaba centrada en unos platos que estaban en el fregadero los cuales estaba a punto de terminar de lavar.

--" Estoy seguro que con cualquier cosa que elijas te verás hermosa"-- dijo mientras volteaba a verla, le encantaba ver cómo sus mejillas se tornaban de un color rojo intenso por los alagos que le dedicaba.

--" Amor, por favor esto es serio..."--

Fernando la vio extrañado era la segunda ocasión que lo llamaba de ese modo, mientras que ella al parecer tampoco le había prestado mucha atención a lo que dijo porque volvió a su tarea de terminar de decorar el pastel.

Fernando cerró el grifo del lavabo tomó un trapo de la isla de la cocina para limpiarse las manos, con cautela se acercó a dónde estaba su esposa, abrazándola por detrás mientras recostaba su barbilla sobre su hombro derecho.

Lucero no hizo más que sonreir cuando sintió que las fuertes y enormes manos de su esposo la rodeaban por la cintura, nerviosa termino su trabajo con la decoración.

--" Ese betún se ve delicioso, podría probarlo...?"-- Fernando estaba hablando tan cerca de su oreja, que la piel se le erizo por completo incluso podría jurar que iba a desvanecerse por la cercanía de Fernando.

Lucero colocó algo de mezcla sobre el dedo índice, lentamente se dió la vuelta para encarar a Fernando tímidamente acercó su dedo a la boca de Fernando quien abrió la boca para saborear la decoración del pastel en manos de su esposa.

Aquella escena le pareció sumamente erótica y placentera ver a Fernando saborear de ella el relleno del pastel.

---" Delicioso..."-- dijo finalmente cuando dejo de saborear el dedo de su esposa.

Fernando le robó un tierno y concienzudo beso a su esposa, luego la abrazo fuertemente ella le correspondió de igual manera refugiándose en su pecho mientras que el le daba suaves y esponjosos besos sobre la coronilla.

Pasaron una tarde agradable juntos, era increíble pensar que luego que ella comenzó odiando a quien creía su verdugo, ahora pensaba todo lo contrario de el, Fernando era uno de los mejores hombres que pudo haber conocido.

El insomnio se había apoderado de ella, daba vueltas y vueltas por toda la cama esperando caer plácidamente en los brazos de Morfeo,nunca ocurrió.

Ofuscada se levantó de la cama mientras se terminaba de colocar su albornoz se dirigió al balcón de su habitación el aire gélido de la noche chocó contra su rostro alborotando un par de mechones de su cabellera,durante un par de minutos estuvo admirando la paz y la tranquilidad de la noche quizá eso la relajaría para que pudiera dormir pero no logro nada.

Volvió a cerrar las ventanas que comunicaban al balcón, quizá un vaso de leche tibia ayudaría.

Iba de camino a la cocina pero algo dentro de ella la detuvo, sus pasos se dirigieron a la habitación dónde sabía que dormía su esposo, quizá el aún estuviera despierto y tal vez pudieran charlar o quizá ver alguna película juntos.

Llegó a la habitación iba a tocar la puerta pero antes que pudiera hacerlo se arrepintió al preciso momento, a cambio de eso giro el pomo de la puerta muy lentamente sabía que era indebido entrar a un lugar sin anunciarse antes.

Lentamente abrió la puerta vio la habitación totalmente a obscuras, solamente estaba prendida una lámpara de la mesa de noche vio a Fernando totalmente dormido en la cama sosteniendo un libro en las manos, al parecer se había quedado dormido leyendo el libro.

Lentamente se acercó a él, con sumo cuidado le quitó el libro de las manos luego dejó el libro sobre la mesa. Tomó las cobijas para terminar de arroparlo mientras le daba un beso en la coronilla.

--" Descansa"-- acaricio su frente antes de apagar las luces para volver a salir de la habitación.

Bajaba un par de escaleras cuando escucho el nombre de Alfred al fondo del pasillo, le pareció extraño porque ella sabía que nadie más aparte de Fernando,Alfred y ella dormían en la planta de arriba.

No le prestó importancia pero de nuevo escucho que alguien gritaba el nombre de Alfred, temerosa subió de nuevo las escaleras con dirección a la habitación del fondo del pasillo dónde escuchaba que provenían los gritos.

Los reclamos y gritos se hacían cada vez más insistentes, temerosa se paró debajo del umbral indecisa en si entrar o no.

--" Alfred dónde demonios estás...?"--- supo entonces por ese grito que lo que escuchaba no eran producto de su imaginación.

Lentamente abrió la puerta vio las luces de la habitación encendidas, había una persona sentada sobre una silla de ruedas. El hombre se dió la vuelta cuando se percató que había alguien en la habitación.

--" Quien demonios eres tú y que haces aquí...?"--

MAFIA Y AMOR ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora