❇Omegaverse❇
Gulf está al borde de la quiebra. Necesita apoyo económico lo antes posible o de lo contrario perderá todo lo que tiene. Después de ser rechazado por todas las empresas financieras existentes, pone sus ojos sobre Mew Suppasit, el dueño...
Gulf observó su celular por enésima vez en él día. Mew le había mandado un mensaje como si nada hubiese pasado y el le contestó de la misma forma.
¿Es así como serían las cosas?
Quizás mañana, en la reunión a la que le invitó, podría conversar a más profundidad sobre lo sucedido, e incluso podría plantearle la posibilidad de que sean destinados.
Para este punto Gulf a olvidado su verdadera meta al relacionarse con Suppasit e inevitablemente a comenzado a hacerle caso a sus sentimientos.
El omega suspiró con resignación y se dirigió a su cama, con todos aquellos pensamientos y sentimientos invadiendolo por completo.
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Al día siguiente fue a trabajar como de costumbre y de paso se quedó con un traje descontinuado de la tienda, el cual usaría para la reunión por la noche.
Desde que supo la posibilidad de tener un lazo con Suppasit no ha parado de sentirse en la nubes.
Esta vez, en vez de arreglarse para no parecer un impostor, lo hace para intentar captar la atención de Suppasit. Además de que se convence a sí mismo de que será una magnífica noche. Al fin la vida le ha dado una buena noticia de entre todas las que le ha dado durante los últimos cuatro años.
Mientras termina de acomodar el saco azul en su cuerpo el tono de llamada de su celular comienza a sonar fuertemente, distrayendolo de sus pensamientos.
Con la esperanza de que se trate de Suppasit, busca el dispositivo entre las sábanas de su cama. Al encontrarlo y fijarse de que se trata de Bright suspira un tanto decepcionado.
—¿Hola?
[—Gulf, ¿Recuerdas quee dijiste que harías cualquier cosa?]
—Oh, si. ¿Por? —inquirió.
[—Me gustaría hablarlo en persona, ¿tienes tiempo ahora?]
—No, estoy a punto de irme a una reunión con el señor Suppasit.
[—¿Por qué no me dijiste?, puedo llevarte.]
Gulf pensó un poco la propuesta pero al final la rechazó. —No te preocupes iré yo solo, aún así gracias.
Bright insistió un poco más pero Gulf siguió negándose.
[—Bien, entonces ¿tienes tiempo mañana?]
—Si, mañana está bien para mí.
Al final acordaron una hora y Gulf dio por terminada la llamada.
Luego de colocarse su reloj, se dió un último vistazo en el espejo y sonrió con alegría. Tomó su celular y después de mucho tiempo sin hacerlo se ánimo a gastar en un servicio de taxis.