❇Omegaverse❇
Gulf está al borde de la quiebra. Necesita apoyo económico lo antes posible o de lo contrario perderá todo lo que tiene. Después de ser rechazado por todas las empresas financieras existentes, pone sus ojos sobre Mew Suppasit, el dueño...
—Pues verás, estoy en Londres, Inglaterra junto con ellos. Es realmente importante que hablen en persona. ¿No tiene ningún problema, cierto?
Desde el otro lado de la línea un silencio bastante prolongado se hizo presente, dando la sensación de que no hay nadie del otro lado. Una sonrisa victoriosa apareció en Mew, puesto que sabe más que bien la razón del reaccionar de Gulf.
De pronto un carraspeo de garganta se escuchó del otro lado, seguido de la contestación tardía: —No hay problema señor Suppasit. Estaré camino a Londres lo antes posible.
La sonrisa que esbozó Mew momentos atrás se desvaneció como si nunca hubiese estado ahí, dejando en su lugar una expresión molesta y amarga.
—Me parece perfecto. Lo estaré esperando —el alfa se vio obligado a contestar amablemente, lo cual es muy contrario a lo que en verdad siente. Sin esperar una nueva respuesta, colgó y apretó el dispositivo con una de sus manos, seguido de un trago de licor.
¿Cómo es que tiene las agallas de venir hasta aquí, siendo que no tiene nada?
Da igual cuales sean sus sucios métodos, de cualquier manera se encargaría de acorralarlo en su propia mentira.
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En el momento en el que escuchó a Suppasit nombrar su ubicación sintió una balde de agua helada cayendo sobre su cuerpo. En ese instante se formularon miles de situaciones y preguntas en su cabeza: << ¿Londres?, ¿dijo Londres?, ¿cuánto cuesta un viaje a Londres?, ¿de dónde sacaré tanto dinero?... >>
No podía darse el lujo de rechazar la oportunidad, Mew dijo que son personas interesadas en su trabajo, desaprovecharía una oportunidad muy grande si no asistía. ¿Pero cómo iría a tal lugar en cuestión de horas?. Justo en ese momento se arrepiente de haber aparentado ser un ricachón.
El impulso lo llevó a confirmar que viajaría a Londres cuanto antes.
Cuando la llamada finalizó se quedó pasmado, acababa de acordar un viaje a Londres sin siquiera tener el dinero para hospedarse. ¿Cómo lo solucionaría esta vez?
Sus manos temblorosas se dirigieron a su cabeza, comenzando a rascarse de forma impulsiva debido a la ansiedad que comenzaba a atacar. Para su propio bien, alguien llamó a su puerta en ese instante. Cuando observó a la persona parada bajo el umbral, pensó que estaba viendo un ángel. Bright siempre aparece cuando más lo necesita.
—Hola —le saludando como de costumbre —. Vine a dejarte unos formularios porque se me olvido dártelos en el trabajo.
La amabilidad que su amigo expresa al hablar, hace que caiga en cuenta de las múltiples veces que le ha pedido ayuda. ¿Cómo es que esto es una amistad cuando solo se la pasa pidiendo favores?
Bright se preocupó al observar el trance y las expresiones preocupadas de Gulf.
—¿Te encuentras bien?, ¿pasó algo? —cuestionó con evidente interés.
