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El día de la fiesta ha llegado.
Gulf se preparó con mucho tiempo de anticipación, sabe mejor que nadie el gran peso que las apariencias tienen sobre las personas de clase alta. Por esa razón decidió usar el costoso traje negro que aún guarda en lo más profundo de su ropero. También sacó los elegantes zapatos de vestir hechos de charol, que casi nunca usa, pero la ocasión de esa noche los ameritaba.

Arregló minuciosamente su cabello, dejando caer algunos mechones por los lados de su rostro. Usó algunos productos especiales para que este tuviese más brillo.

El cinturón de hebilla plateada concuerda perfectamente con todo su traje. Finalmente colocó en su muñeca izquierda aquel reloj que nunca puede faltar. Está listo.

Tomó la invitación para leer una vez más la ubicación donde la fiesta se llevaría acabo.
En realidad conocía el lugar bastante bien; su familia también hizo reuniones como esa en el mismo lugar. Se trata de un hotel muy lujoso que cuenta con grandes espacios para todo tipo de eventos.

Quedaba relativamente lejos de donde él se encuentra ahora, le llevaría un tiempo llegar ahí caminado. Pero si lo hacia, probablemente llegaría con algunas gotas de sudor recorriendo su frente, lo cual arruinaría su apariencia. No está dispuesto a pagar un taxi o algo por el estilo, puesto que son caros y no puede darse ese lujo por ahora.

Así que no tuvo otra opción más que llamar a su querido amigo.

Bright llegó a regañadientes para recogerlo en su precioso automóvil blanco. Gulf se lo agradeció con una esplendorosa sonrisa.

—¿Llevás la invitación?. — Preguntó furtivamente a la persona que iba en el asiento de copiloto.

—Sí, no podría olvidarla. — Gulf sonrió con evidente nerviosismo. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que asistió a una reunión de ese tipo.

Bright notó la inquietud en su amigo, y aunque no este del todo de acuerdo con la idea, decidió ayudar a calmarlo un poco:
—Se que te sientes nervioso pero no hay razón para estarlo. En un pasado fuiste anfitrión e invitado de muchas fiestas como esta. Sólo recuerda la seguridad que tenías.

Gulf suspiró pesadamente luego de eso. En realidad habían sido buenos tiempos. La atención de todas las personas siempre estaba sobre él. Todo tipo de elogios siempre le llegaban, era fascinante ser el centro de atención. Le gustaba saber que tenía el poder de opacar a las personas.

—Es imposible que tenga la seguridad de la que hablas. — Y no mentía. Durante su pasado lo único que le daba la facilidad de imponerse ante los demás era saber que venía de una gran familia con sumo poder. Portar accesorios y ropa de marcas prestigiosas, tener autos caros y de ediciones limitadas, ser una alfa dominante, todo eso le daba la posibilidad de plantearse ante todos como alguien poderoso y seguro de si mismo.
Pero ahora no se creé capaz de volver a sentirse de la misma forma. Había sido abandonado por su familia y estaba prácticamente en una gran crisis económica, además de eso, resultó ser un omega recesivo.

Sería muy difícil plantearse frente a otros con seguridad en esas condiciones tan desfavorables.

—Si demuestras esa actitud tan débil, esos ricos egocéntricos te comerán vivo. — Bright conoce muy bien el medio en el que Gulf está a punto de meterse. —Los millonarios son cómo las vecinas chismosas de tú edificio. Siempre buscaran algo para juzgarte y si les da beneficios es mucho mejor. La única forma de poner un alto es enfrentarlos y callarlos.

Una sonrisa casi imperceptible se planteó en la cara de Gulf. Le agradó la metáfora sobre vecinas chismosas y millonarios que Bright acaba de decir. Es una curiosa comparación y no niega que fuese verdad.

El Juego Del Destino | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora