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La puerta del solitario departamento fue abierta por el dueño del mismo, quien ni siquiera se preocupó por prender las luces para que sus pasos fueran seguros y que así no tropezase con nada.

Gulf se dirigió directamente a su cama, para desplomarse sobre esta mientras intenta ahogar su evidente llanto entre las sábanas.

Luego de que el futuro suegro de Suppasit anunciara aquel sorprendente compromiso, Gulf se vió obligado a despedirse de los alfas que estaban a un lado suyo, y finalmente darle un último vistazo al sonriente rostro de su destinado, quién rodeaba con uno de sus brazos a un lindo omega de clase alta, al que muy difícilmente podría alcanzar en cuanto a atractivo físico.

Al darse la vuelta, bajó la cabeza completamente derrotado y a la vez en un intento de esconder sus ojos muy prontos a derramar lágrimas, las cuales intentó contener hasta que llegó a lo que llama hogar.

¿Cómo es que había sido tan tonto?

Suppasit nunca fue especialmente romántico con él, simplemente había confundido su amabilidad con otra cosa. Idealizó demasiado la idea de que Suppasit cedería a algo tan absurdo como un compañero destinado. Pensó que la noche que pasaron juntos de alguna forma significaría algo para el alfa, tanto como lo significaba para él.

Definitivamente, es un completo idiota al suponer tales cosas.

Debería estar felíz, por fin consiguió la oportunidad que había estado esperando, pronto firmaría el contrato que resolvería en gran parte sus problemas, al fin podría salir del fango en el que se había hundido, sin embargo todo eso se va al olvido cuando recuerda la escena de Mew abrazando a aquel omega, Mild. Tan solo imaginar que el alfa tenga el mismo tacto suave con ese omega en la intimidad, le hiere profundamente, esperaba que por lo menos una vez en su vida algo fuese genuinamente exclusivo para él.

Algo en él parece quebrarse de a poco, como si su lado sensible de omega se exteriorizara ante los caóticos sentimientos que le aturden y le hacen derramar lágrimas. Se odia aún más porque incluso en un momento como este le gustaría sentir las feromonas de Supassit envolviéndolo en un intento para que deje de llorar, lamentablemente eso nunca pasara.

Se quedó en esa posición hasta que el cansancio le hizo dormirse entre lamentos.

Bright había estado tocando la puerta de aquel humilde departamento, por al menos diez minutos

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Bright había estado tocando la puerta de aquel humilde departamento, por al menos diez minutos. Comenzó a preocuparse al no recibir respuesta.

Habían acordado encontrarse a esa hora, por lo que es extraño pensar que Gulf no esté ahí.

Con preocupación tomó la perilla de la puerta y al darle vuelta se dio cuenta de que no tenía ninguna clase de seguro, lo cual solo hizo que se preocupara más por su amigo.

Entró con sigilo al lugar y observó con detalle el interior, no había nada fuera de lo normal, al contrario todo es silencioso.

—¿Gulf?... —pronunció en voz alta en un intento de encontrar al omega.

El Juego Del Destino | MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora