El miedo puede ser un arma de doble filo. En el mar, no es el agua lo que te ahoga, es el miedo, de ver como la seguridad de la costa te abandona lentamente adentrándote en la profundidad de un océano desconocido. Es ese miedo el que te hace perder el control dejando de respirar y permitir que la corriente te lleve sin prisas, comienzas a nadar inútilmente tratando de resistirte y agotas tu energía torpemente. Eso es estúpido. Pero él miedo es el que mueve tu cuerpo, después de todo, el miedo no te permitirá parar de luchar, al final el miedo te mantiene a flote, pero simultáneamente te está hundiendo.
Golden tenía miedo. Sus acciones eran potenciadas por el más intenso terror vivido en toda su vida, incluso mayor a la ocasión en que sus padres fallecieron dejándolo a merced de su abuelo. La razón de esto es porque en ese entonces él tenía a Joy.
Ahora Joy era quien no estaba.
Así que él miedo ahora podía dominarle libremente y torturar su mente. Podía moverse extremadamente rápido organizando archivos y haciendo llamadas buscando conseguir información sobre el paradero de Joy, pero su mente no se enfocaba y podría leer cientos de veces el mismo texto pero de igual modo no podría entender el punto.
Llamó a tres detectives diferentes, llamó a cada posible testigo, movió cada influencia que tenía, pero nada lo acercaba a una respuesta.
— No, no, no ¡No! — Golpeó el tablero que había estado usado para establecer un orden a las ideas dispersas en su mente. — ¿Dónde estás...? — Dejó caer su cuerpo al piso, sobre el cual habían dispersos otros varios papeles.
Suspiró cansado gracias a las nulas horas de sueño, tomó su teléfono y lo examinó unos segundos.
Lana aún no le respondía. ¿Por qué eso dolía tanto?
"Seguro estas muuuy ocupada... ¿No?"
3:27pm ✓✓
"Ok, lo siento. Esto no es tu culpa..."
4:06pm ✓✓
Era el decimosexto mensaje enviado a alguien que sabía que no respondería. Lana le había avisado de antemano que estaría de viaje por uno días y que no respondería a los mensajes, lo hizo justo antes de recibir una llamada avisando que Joy había desaparecido, ambas lo dejaron en el mismo momento, totalmente solo.
— ¡Golden! — Una voz lo sacó de la pantalla de su teléfono.
— Freddy... — Se levantó de su lugar y acudió a abrir la puerta al castaño. — Llegaste... — Declaró aliviado e incluso sonrió ligeramente a pesar de la expresión confusa de Freddy.
— ¿Así que... que tienes ahí? — Dudó apresurado adentrándose sin autorización a la Sala en un intento de guardar distancia de Golden.
— O-oh verás.... — Golden acudió a enseñar la pizarra al castaño — El Detective Dancer me notificó de la conversación que tuvieron en el hospital. Así que viste a Eak, el hombre que fue nuestro bar-tender el viernes ¿No? — Freddy asintió confuso — Ok, así que indagué un poco con ayuda de un amigo en la fuerza y me dio acceso a los antecedentes de este hombre y.... — Golden recogió y reorganizó algunos papeles dispersos y examinó un expediente con la foto de aquel chico. — Es un criminal con una extensa lista de antecedentes, desde detalles menores como hurto y vandalismo hasta presunto tráfico e implicaciones con una mafia norteamericana liderada por un sujeto desconocido pero sin duda peligroso.
— ¿Así que Joy fue secuestrada por una mafia....? — Golden pudo notar la tensión implícita en el tono y la postura adoptada por Freddy, pudo ver el miedo expuesto en su mirada perdida.
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Trabajo, Nada Más // Freddoy //
RandomTras superar las duras circunstancias de su trastorno psicológico, Freddy Fredbear finalmente aprendió a vivir con su segunda personalidad llamada Fred. Pero por sobre todo logró ganar una gran popularidad en el mundo cinematográfico, siendo bastant...