Capitulo #17

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— A ver... ¿Tu los viste...? — Dudó una joven con un semblante muy serio. Se hallaba sentada a la par de un joven y elegante chico en un aún más elegante bar situado en el sector más exclusivo de la ciudad. La mujer vestía un largo vestido negro que no es más que costoso. Su cabellera estaba recogida en un muy ordenado moño y sus ojos eran ligeramente cubiertos por algunos mechones cortos, sin embargo aún se podía apreciar el bello y enigmático color rubí de su mirada. Mirada inexpresiva que se mantenía clavada en el trago en sus manos. Estaba conversando con aquel chico pero no se molestaba en hacer contacto visual con el mismo, de cualquier modo este tampoco lo haría.

— Si... Yo mismo le ví — Respondió el contrario con una voz muy calma pero con una ira muy bien guardada.

— ¡Se escucha aún más patético cuando tu lo dices! ¡Te la ganaron! ¡Te lo dije, idiota! — La joven comenzó a reír con un tono muy refinado, como si de la alta sociedad se tratase.

— Callate de una buena vez. Esto también te jode a ti — Se burló el contrario sin cambiar su tono calmo. — No te acostumbres, tu no volverás a este entorno.

— Aww... Me rompes el corazón, cuatro ojos — La chica tocó su pecho realizando un dramático gesto de dolor, esto seguido de una sonora carcajada. — Cuando tenga mi parte en todo este juego no tendré que levantar un solo dedo en la vida y si todo resulta como debe entonces jamás nos volveremos a ver las caras. — La chica tomó el mentón de su compañero y lo forzó a mirarla. — Y es por eso mismo que vas a cumplir tu única puta tarea para así poner en orden tus facturas. — Habló autoritaria y marcando una fina y arrogante sonrisa en sus labios.— Solo quitale el dinero a esa ramera y nos largamos de aquí, dulzura. — La mirada de la chica irradiaba narcisismo.

Pretendía que Owynn le entregara su dinero. No es como si le hiciera falta, pero simplemente quería dejar muy claro que ella no ofrecía caridad y la paciencia no era una virtud suya. Por eso mismo pretendía que su compañero consiguiera su cometido. Puede que a simple vista el mayor imponiera más, pero eso era un simple error, esta chica era mucho peor.

— Escuchame — Ordenó acercándose a su oído — Solo hazla firmar. Si la vuelves a cagar por pensar con la cabeza de abajo yo misma te la corto. Y realmente no me interesa saber de que tamaño la tienes, así que solo hazlo — Sentenció la menor en un suave susurro mientras sus miradas se mantenían conectadas.

El joven no tenía expresión alguna, tampoco se mostró intimidado ante las palabras de su compañera, pero era muy conciente de que la chica cumpliría su palabra, así que no replicaría de ninguna forma.

— Bien, dame una semana. — Ordenó él dando un trago a la bebida que portaba con torpeza en su mano izquierda, cosa curiosa considerado que el joven era diestro.

— ¿Le parezco una mujer paciente, Owynn? — Dudó la joven frunciendo en entrecejo, más sin aguardar a una respuesta soltó un suspiro y habló de nuevo — Tienes una semana, pero le recuerdo que los intereses siguen subiendo — Sentenció dando una suave caricia a la mano del contrario, la cual estaba cubierta en vendas que eran teñidas por el rojo de la sangre que había brotado tras una no muy agradable discusión entre ambos unos minutos atrás.

El contrario no pudo evitar tensarse al sentir el tacto en su herida. No diría una palabra, pero dolía como el demonio.

— Parece que lo captas, lindo. — Se acercó nuevamente a su oído. — Un par de miles son un precio bajo por la integridad de tu bella novia, de lo contrario recurriré a cobrar el pago de formas muy distintas. — Dicho esto la joven abandono el lugar dando un chasquido y en cuanto se retiró dos robustos hombres de traje negro pasaron en su lugar y se encargaron de guíar a Owynn a la salida.

Trabajo, Nada Más // Freddoy //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora