Capitulo #11

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¡Joder!... No podía soportarlo mas. ¡15! 15 minutos de absoluto silencio y aun no conseguía que Joy le dirigiera la mirada, estaba desesperado.

— Lo... Lo siento... — Mencionó finalmente sin levantar la mirada, logrando por fin que la rubia le mire algo confusa — Tampoco me siento cómodo con la presencia de esa chica, pero... No sabía como tratar con ella, y apartarla sin necesidad de ser irrespetuoso — Se excusó manteniendo su mirada clavada en el plato, ni siquiera había probado su comida en espera de que la chica le dijera algo, lo que sea, una simple señal que le aclara que no estaba molesta, cosa que nunca paso.

— Uh... — La había dejado sin palabras, realmente la tomó por sorpresa esa adorable disculpa, él no tenía la más mínima culpa de lo acontecido y aún así la conducta de la chica lo había hecho sentir culpable, pero de todos modos su excusa le pareció poco fundamentada — Claro.... No es como si no trataras diariamente con los enloquecidos fans ¿No? — Alegó algo afligida.

— No.... — Respondió. Francamente no era él quien se encargaba de lidiar con los fans diariamente, ese era el oficio de Fred, así que técnicamente no era su culpa, aunque claro no podía decirle eso a la rubia — Yo.... Usualmente soy custodiado por guardaespaldas — Mintió estratégicamente, claro que no era custodiado, con Fred basta y sobra.

— Mmm.... Bueno... Eso es justo, de todos modos soy yo a quien le corresponde disculparse, después de todo fui muy irrespetuosa al comportarme así aún después de que me invitaste a comer — Se disculpó mordiendo ligeramente su labio inferior, este gesto enternecía a el chico.

— No tienes qué, igualmente tus celos me parecen divinos — Habló Fred finalmente, causando un sobre salto el la rubia al mencionar tal idea.

— ¡¿C-Celos?! — Dudó Sonrojada — Jajaja pero que cosas dices Jejeje — Se carcajeó nerviosa para después intentar cubrir torpemente su sonrojo tras el plato de avena.

— Jajaja creo que no sólo tus celos son divinos — Sonrió embobado.

— Amm Si.... — No tenía idea de como reaccionar ante el aparente cumplido, la sensación de ser alagada por Freddy era indescriptible, no era como los muy recurrentes elogios de sus seguidores, era especial.

Permanecieron unos segundos en silencio.

— Ah... No has tocado tu comida ¿Todo bien? — Dudó mirando tímidamente a los azules ojos del castaño, conectado sus miradas de manera mística, tanto que cualquiera que les viese juraría que existe un romance entre los mismos.

— Uh... Claro... — Sacudió ligeramente  su cabeza — Es solo que no me apetece nada ahorita — Se excusó mirando su comida aun intacta.

— Pero como va a ser eso posible, ni siquiera has desayunado, si no te apetece nada al menos deberías comer un poco para que no te pongas mal, hasta el momento lo único que has ingerido a sido esa cerveza.

— Vale, pero tu ya casi acabas — Le fascinaba lo atenta que era — No quiero hacerte tardar.

— No te preocupes, come tranquilo, no tengo que hacer nada por el momento y supongo que el evento que tenia con Golden se aplazara hasta que el pobre haya descansado — Justificó recordando a su cansado primo.

— Vale, como gustes — Comenzó a comer calmo y realmente sin mucho ánimo. Si, se supondría que siendo esta su primera comida en todo el dia debería tener más apetito, sin embargo este no era el caso, apenas era capaz de forzarse a comer algo, y solo con el fin de llenarse un poco.

Joy le miraba paciente mientras tomaba las últimas cucharadas de su avena, no tenía ningún afán, además, quería aprovechar y pasar quizás la mayor cantidad de tiempo posible con su amigo.

— Vale, realmente no me apetece más — Declaró Freddy apartando ligeramente el plato.

— Vale, creo que ya has comido suficiente — Dijo la rubia ante el plato casi vacío del chico.

— Bien, puedes ir saliendo, pagaré la cuenta y nos retiramos — Habló ligeramente agradecido de que por fin la rubia le permitiera levantarse.

— Ok, te espero — Accedió levantándose y dirigiéndose a la salida.

Una vez fuera se posó junto al auto del castaño y espero paciente por unos minutos. Con el paso del tiempo se extrañó y decidió volver al interior del establecimiento, encontrándose con una imagen desgarradora.

Freddy estaba besando a esa maldita ramera ¿O acaso era ella quien le beso a él? No estaba muy segura, cerró sus ojos con fuerza en el segundo en que los vió y luego salió con rapidez de nuevo, pero esta vez no se quedó junto al auto esperando como una idiota, sino que simplemente continuó caminando ¿Hacia donde? ¡Que importa! Mientras sea lejos de ahí, sabía que en cualquier momento Freddy se percataría de su ausencia e intentaría buscarla. Jamás toleraría verle a la cara en ese momento ¡Estaba llorando maldita sea! ¡Estaba llorando por un hombre que ni siquiera le pertenece!

Se sentía estúpida, porque jodida razón esperaba algo diferente. Ni siquiera es culpa de él porque realmente no son nada. Esto... Esto era estúpido.... Es estúpido.

— ¿Joy?¡Joy! — Escuchó un llamado a sus espaldas, llamado que le erizó la piel.

Restregó sus muñecas contra sus ojos con brusquedad, en un torpe intentó por ocultar su llanto.

— ¿Qué? — Escupió fría y con la voz tan rígida como su garganta se lo permitía.

— Sé que.... Sé que esto.... Ni siquiera intentaré explicarte.... Pero por favor no te vayas, aún tengo que llevarte al hotel, ahí te diré todo lo que nesecites oír — Suplicó el castaño con la voz quebrada.

La rubia continuó caminando sin hacer caso.

— ¡Prince! — Llamó en un intento desesperado por frenar a la rubia.

¿Price?... Agh, solo dos personas en el mundo la llamaban así y esos eran Owynn y Golden. Owynn siempre lo ha hecho, desde que se conocen y Golden lo hace desde niños, aunque actualmente solo usa ese apodo cuando va a pedirle algo. De cualquier modo no le agradaba ser llamada así.

¿Por qué la llamó así?...

— ¿Que te hace pensar que.... Que... — La chica soltó un suspiro profundo, para después volver a sollozar, cubriendo sus ojos con su brazo — No tienes idea.

— Y-yo lo lamento. Sé que no te gusta ser llamada de esa manera. Sé lo que tu crees que viste. Sé que sabes de mi reputación. Sé que... Que crees que solo estoy jugando — Declaró desesperado — ¡Asi que porfavor escucha!.

La rubia se mantuvo en silencio, sin moverse, sin decir nada, solo en espera de esa misera excusa barata de todos los hombres.

Trabajo, Nada Más // Freddoy //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora