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—JungKook... JungKook, vamos levántate.

Una mano movió fuertemente su hombro, levantando al mencionado, cuando abrió los  ojos se encontró a YoonGi sonriendo hacia él y luego dirigir su mirada hacia el cielo. Kook sonrió mientras se tallaba un ojo y se acercaba más a su novio.

—¿Dormí mucho?

—Solo media hora, pero te perdiste la mejor parte. Una estrella fugaz pasó.

El rostro del menor cambió a uno de tristeza.

—¿¡Por qué no me levantaste?! -Quejó mientras tiraba del suéter del contrario.

—Oye tranquilo, solo pasó de repente, si te hubiera despertado habría sido demasiado tarde.

YoonGi tomó una de sus mejillas y la jaló levemente para luego besarla.

—Para la próxima, no te duermas.

—Está bien... Por cierto, ¿Pediste un deseo? -YoonGi asintió- ¿Qué fue lo que pediste?

—No te puedo decir, es secreto.

—Agh en serio, ¿Por qué tienes que ser tan aguafiestas?

El mayor se limitó a reír para luego abrazarlo, había pedido que su chico pudiera encontrar la felicidad una vez que él ya no estuviera.

Y esperaba que esa felicidad cumpliera esa promesa.

























—JungKook... JungKook, oye, no hay tiempo.

El castaño solo sintió cuando fue levantado de la cama, abrió los ojos dándose cuenta que aún estaba oscuro y el sol aún no se atrevía a salir.

—¿Pero qué..? TaeHyung son las cinco de la mañana.

Los dos habían dormido juntos, no hubo tanto problema ya que el castaño a tan solo de acostarse, cayó rendido en un sueño profundo.

—Tenemos que ir al museo antes de que lo abran.

—¿El museo? ¿De qué hablas?

—Lo entenderás cuando lleguemos así que cámbiate, te espero abajo.

Tae cerró la puerta de su cuarto, dejando la luz prendida. Con toda la pereza del mundo el castaño se tuvo que cambiar y lo peor es que hacía demasiado frío.

Cuando bajó las escaleras, se encontró a TaeHyung esperándolo con una sonrisa.

—¿Tus amigos nos van a llevar? -Bostezó.

—No, pero me dejaron el auto. Vamos.











[...]

















Cuando llegaron al museo, TaeHyung trataba de abrir la puerta, mientras el castaño se moría del frío y veía cómo el sol estaba queriendo salir, a un lado se encontraba la luna y Nerus que no dejaba de resplandecer.

—Listo, entra.

Los dos chicos entraron, pero Kook aún seguía con sueño.

—¿Por qué me trajiste a esta hora?

—Quería que lo vieras sin tanta gente. -sonrió.

La puerta para entrar a la colección de Tae estaba cerrada, así que tuvo que abrir esta.

—¿No vas a entrar?

—Quiero que lo veas tú solo, yo te estaré esperando en el auto.

—Está bien...

El chico de las estrellas ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ ¬ᶜᵒᵐᵖˡᵉᵗᵒ¬ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora