Como si de parar el tiempo se tratase, la noche anterior quedó plasmada en mi memoria, no recuerdo cuando la noche dio paso al día, una ligera hilera de luz golpeaba mis ojos, lo que me hizo despertar. Me senté en el borde de la cama, estaba desnuda, a mi lado, Jeff aún dormía, la sábana cubría su desnudez, sonreí al recordar lo cariñoso que fue conmigo, sobre todo cuando se percató de la herida de mi pierna, solo lo dejó pasar, aunque una frase me seguía dando vueltas en la cabeza "Lindo tatuaje", eso es lo que también me había dicho Jack cuando nos vimos por primera vez, a veces olvidaba que lo tenía, olvidaba su significado, olvidaba lo arpía que podía llegar a ser, pero no pensaba que a gente desquiciada le gustara, solo era una serpiente entre flores que se mostraba por el lado derecho de mi espalda.
Tomé la camiseta que Jeff había estado ocupando, era grande y larga, me quedaba como un vestido, era muy cómoda, le eché una mirada, no se percató de mi ausencia, solo dormía, fue entonces cuando un pensamiento fugaz pasó por mi mente y no dudé en hacerlo. Saqué la caja debajo de mi cama sin despertarlo, busqué entre todo aquel frasco que sabía que me iba servir algún día, tomé unas ataduras y una jeringa, maldije al ver que no tenía más, así que tenía un solo intento.
Preparé todo lo necesario, tenía listo el líquido en aquella jeringa, solo debía inmovilizarlo por precaución, me puse a horcajadas encima de él, repartí unos besos por su pecho, me encantaba ver lo bien formado que estaba, veía que tenía unas pocas cicatrices, así que las que vendrían no iban a ser problema. Tomé sus manos para alzarlas a la cabecera de mi cama y atarlas sin despertarlo, pero cuando estaba terminando, para mi mala suerte, vi que estaba intentando abrir los ojos después de ese sueño reponedor.
-¿Alex? ¿Qué haces? -dio un bostezo sin percatarse aún de la situación, me pareció tan lindo que no pude evitar besarlo una última vez, me sonrió pero su cara cambió cuando no pudo sacar sus manos de mi trampa - espero que sea algún juego erótico.
-Sigue esperando mi amor, esto es solo para que salgamos del problema, espero que me perdones -lo volví a besar y tomé la jeringa, él se estaba moviendo demasiado para quitarme de encima y me estaba volviendo esto más difícil, pero en un acto rápido pude dar con su cuello en donde le inyecté tal cosa, su ojos abiertos como platos con la sorpresa, mi expresión seria no cambiaba, no tenía que cambiar, o se daría cuenta de lo que pasaba. Al cabo de unos minutos cesó sus movimientos mientras me miraba.
-¿¡Qué es esto!? ¡Teníamos algo! ¡Pensaba que podías cambiar! -sería su respiración agitada, se notaba que le estaba dando una buena pelea al somnífero.
-Despertarás dentro de un día, necesito hacer esto -en mi escritorio, estaba mi daga más confiable, fui a por ella para después colocarme a horcajadas nuevamente sobre él, nunca pensé que iba disfrutar hacerle daño, pero mis manos picaban con aquel instrumento para querer hacerle mil cortes- pronto entenderás porqué hago esto, perdón por las cicatrices nuevas.
Con destreza empecé a cortar tan perfecto cuerpo, con cuidado que no fuesen tan profundos ni muy complicados, su expresión de dolor me comprimía el pecho, pero en ningún momento gritó, podía ver la decepción plasmado en él, el dolor físico era menos peor que lo que sentía emocionalmente. Algunas lágrimas se asomaron en mis ojos mientras profería cada corte, las sábanas de mi cama ya estaban teñidas de ese color carmesí, y por alguna razón, esta vez lo odié. La camiseta que traía estaba estropeada, planeaba quedarme con ella después de esto.
Después de unos cuantos cortes más, Jeff ya no se movía, no respiraba como antes, el somnífero estaba en su punto máximo. Me acerqué para notar su respiración, la bradipnea* que genera el compuesto es la suficiente para que la persona no muera por falta de oxígeno, así que estaría bien. La escena frente a mi no era agradable, ¿Qué se siente lastimar al chico que te gusta? Pues esa era la mejor descripción, horrible, no había tenido ni tiempo de explicarle lo que había ocurrido cuando salí, el trabajo que me habían dado y lo que se me ocurrió en el último minuto para no perderlo para siempre, claramente no lo iba a matar, pero después de esto nos tendríamos que separar definitivamente.
-Espero que en verdad entiendas mi situación -lágrimas cínicas rodaban por mis mejillas, nunca le había contado nada a Jeff sobre mi, y pretendía egoístamente y cínicamente que me entendiera, realmente era una persona que no valía la pena seguir amando. Sequé aquellas lágrimas que solo estaban molestando y tomé mi teléfono para hacer una llamada - Está listo, está fuera del mapa.
-Muy bien, no dudé nunca de ti, Alexandra -respondió una voz al otro lado con ligera alegría -aunque necesito pruebas de lo sucedido, trae fotos a mi oficina en la tarde, deshazte del cuerpo lo antes posible.
-Entendido -colgué, el jefe se escuchaba contento, esperaba que creyera todo esto, marqué otro número en mi teléfono, contestaron de inmediato- Sam, necesito que vengas a mi casa, ahora más que nada necesito tu ayuda.
*Bradipnea: frecuencia respiratoria anormalmente lenta.
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Mi diario manchado en sangre
Short Story¿Qué pasa cuando la mejor sicaria de toda Arica se enfrenta a lo que parecía ser su mayor miedo? ¿Qué pasó con aquel niño rico que solía ser un despiadado descuartizador?