Quedamos en silencio, sabía perfectamente que las cosas que yo hacía, no se alejaba mucho de las cosas que él ya había hecho, en cierto modo éramos iguales pero teníamos fines distintos.
-Tú ganas -suspiré- Alexandra Steel, 22 años, huí de casa a los 17, llevo alrededor de 1 año y medio siendo una de las mejores sicarias, antes estuve en entrenamiento que duró una buen cantidad de años. Viví en Santiago toda mi vida, pero al huir llegué aquí e hice mi vida, una amable señora me acogió y cuando tuve el dinero suficiente, pude pagar un hogar para quedarme.
-¿Cuál es tu problema de huir de la gente? -soltó y rió, cosa que también me causó gracia.
-Quizás es porque no quiero preocupar a los que dejo atrás, solo tengo contacto con una amiga. Hace mucho que no hablo ni veo a mis padres y...-suspiré- a mi hermano.
-Vaya, así que también eres hermana mayor- asentí- pero te noto triste, ¿Tiene que ver con él la razón por la que huiste?
-Él...él necesita un trasplante de médula, le diagnosticaron una rara enfermedad que no podemos pagar. Quizás a nadie se lo he mencionado pero estoy reuniendo el dinero para él, aunque..-de la nada empecé a sollozar- no sé si a estas alturas siga aquí.
De un segundo a otro me encontraba en sus brazos, me estaba consolando y por las sombras del pasado no pude evitar desahogarme. Estuvimos así unos minutos, acariciaba mi cabello y su abrazo era protector. De a poco lo fui separando y me aparté secando mis lágrimas.
-Ha sido raro pero gracias -le sonreí- no sé que más decirte, ya conoces un poco más de mi.
-Lo aprecio en verdad -hizo una pausa- admiro que te preocupes tanto por tu hermano, hace mucho que yo no veo al mio.
-Pues debe ser un idiota -solté y rió- deberían tener más contacto.
-Siempre fue el favorito de papá, me imagino que ahora está en plan de heredar su empresa, no sé si me gustaría..- de pronto uno de los guardias de la entrada llegó corriendo.
-¡Señor! ha llegado un vehículo que al parecer viene de la empresa de su padre, lo están buscando.
Vi que frunció el ceño de una manera que me dio miedo. Bajó del contáiner y luego me bajó tomándome por la cintura, habló algo con el guardia y le dio unas llaves mientras aceleraba el paso a la entrada.
-Vamos, te llevaré a tu habitación.
-¿Por qué debo obedecerte? -me apuntó con su arma.
-El Gran me dio autorización para matarte si empezabas a oponerte, así que ¡Camina!
Al parecer era verdad cuando me decía que puede ser persona como también un maldito, sin más me puse a caminar mientras este tipo me apuntaba con su arma. Debía idear algo rápido, esta podía ser mi oportunidad para escapar.
Llegamos a la habitación pero no quise entrar, pensé en hablarle y distraerlo para quitarle la llave y se fuera para poder salir en otra ocasión, pero no me dio tiempo de pensar y bruscamente me tomó del brazo y me hizo entrar, me arrojó al piso y cerró la puerta de golpe con llave.
-¡Maldito! ¡Déjame salir o te juro que te mato! -golpeé la puerta un par de veces pero nada pasó, estaba en mi prisión de nuevo.
Pasaron las horas, Jack no volvió en toda la noche, desde que el guardia me dejó en la habitación madrugada, me dormí hasta escuchar unas voces que discutían, eran dos hombres por lo que pude identificar, pero no le di importancia hasta que la puerta se abrió de repente y las voces entraron.
-¡Alex!
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Mi diario manchado en sangre
Short Story¿Qué pasa cuando la mejor sicaria de toda Arica se enfrenta a lo que parecía ser su mayor miedo? ¿Qué pasó con aquel niño rico que solía ser un despiadado descuartizador?