Capítulo 3

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   "Día 110. Ha pasado una semana desde que tuve mi episodio de borracha y Jeffrey se encargó de mí. Desde ese día, no me ha llegado ninguna carpeta con alguna víctima, pareciera que el jefe se olvidó de mí, o quiere darme más tiempo, no lo sé, mientras tanto que eso pasaba, he salido con Jeffrey a comer y a pasear, la verdad es que puedo decir que lo estoy conociendo más, pero aún tiene como un semblante misterioso. Me ha contado de su vida amorosa, su familia y de él personalmente como quiere ser de aquí a un tiempo. Con todo esto, y con la confianza que me tiene diría que ya "somos amigos" pero voy con cuidado, diario, porque como me ha dicho que su familia posee unas cuantas empresas, no me extrañaría que a mis manos llegue una carpeta con el nombre de su padre...o de él mismo..."

Un llamado a mi puerta me interrumpió, eran las 9:30am y yo aún estaba con una camisa larga que suelo usar para dormir. "¿Quién podrá ser?" me pregunté algo molesta, era demasiado temprano. Abrí la puerta y la cerré de golpe toda sonrojada.

-¿¡Qué haces aquí tan temprano!?- exclamé pegando mi espalda a la puerta.

-Vine a desayunar contigo Alex.

-Jeff, ¡es muy temprano!- le reproché tomando un pantalón corto que estaba en el sofá y luego abrí la puerta- no me das tiempo ni de vestirme.

-Lo siento- se disculpó y cubrió sus ojos algo sonrojado- pero ¿puedo pasar?

-Claro que sí tonto- me reí y lo dejé entrar, él aun con sus ojos tapados, torpemente entró entre risas- ponte cómodo, iré a vestirme decentemente y bajo.

-Está bien.

Subí a mi habitación, mi diario aun abierto con lo que estaba escribiendo, lo cerré y guardé en uno de los cajones cerca de mi cama, busqué mi ropa, hoy sería casual, usé unos pantalones bicolor, una camiseta ajustada y una de mis camisas a cuadros, a parte de mi ropa deportiva para mi "trabajo" tengo otra faceta que es de chica "anormal".

Bajé mientras sujetaba mi cabello en una coleta alta, y lo vi en la cocina preparando unos huevos fritos, pude notar en la expresión de su cara que tenía su lengua afuera, era como un método de concentración por lo cual me reí un poco y él se dio vuelta al escucharme.

-Gran método de concentración- le comenté aun riendo un poco.

-Gran forma de vestirte mi querida Alex- me respondió de vuelta con una sonrisa burlona- de todo el tiempo que te conozco, no te había visto con ropa así.

-Para que veas que si puedo ser una chica anormal Jeff.

-Querrás decir normal- él se había extrañado.

-Fíjate que no, encuentro que ser diferente a los demás es mejor que ser una pieza más del rompecabezas de la sociedad, entre conductas anormales, se deriva que pueden ser el propio complejo de la normalidad.

-Está bien, me rindo-levantó sus manos con el sartén de los huevos riéndose- has acabado conmigo.

-Lo sé, ese era mi plan.

El desayuno fue más risa que nada, al cabo que estábamos lavando los platos como a las 11:00am, nunca me había divertido tanto con un chico, nunca había tenido a alguien a quien llamar mi amigo. Luego de nuestras travesuras, planeamos una salida al parque, dejamos ordenado y salimos. Quizás la confianza va muy rápido o no sé, pero después de caminar un rato, Jeff me ofreció llevarme en sus hombros.

-¿Qué?- le dije sorprendida, la verdad lo conozco hace tan poco y él actúa como si fuéramos amigos desde antes.

-Vamos, te llevo al parque en mis hombros- se agachó en frente mío-sube.

Estuve dudosa de hacerlo, me sonrojé e hice lo que me pidió, me subí a sus hombros, la sensación era como de una niña pequeña.

-Alex...-me dijo mientras caminaba.

-¿Si?

-No pesas nada-comentó algo burlón.

-Oh vamos, cállate- me reí.

Las horas pasaron y ya atardecía, con Jeff pasamos todo el día en el parque haciendo cualquier cosa. Se comportó muy educado conmigo, me ofreció un helado, estuvimos jugando y luego nos quedamos en el césped a mirar el cielo, cualquiera que pasara y nos viera pensaría que somos algo, pero la verdad solo somos amigos.

Este día estaba yendo muy perfecto, íbamos de vuelta a mi casa y Jeff me traía en sus hombros otra vez, hasta que algo, o más bien alguien se nos presentó y arruinó todo.

-Alex, mira cómo te encuentro- era Franco, desde que tuvimos aquel percance no lo había visto- desde hace tanto que no nos veíamos.

-Jeff, bájame por favor- le pedí conteniendo mi ira a Jeff y este cumplió de inmediato- ¿por qué estás aquí? La última vez que te vi estabas muy mal y merecía que te fueras de la ciudad.

-Lo sé, pero mis heridas ya sanaron y estoy de vuelta. Vengo a recordarte que lo que me hiciste no se quedará así.

-No me digas, y ¿qué me harás? ¿Debo tenerte miedo?-le respondí confiada.

-Más de lo que tú crees- respondió arrogante, miró a Jeffrey y se dio la vuelta para alejarse caminando.

-¿Quién era ese Alex?-me preguntó cuándo Franco ya se había perdido en la oscuridad.

-Un sujeto que solo me quiere causar problemas.

-¿En tu trabajo?

-En todo...pero ya no hablemos de eso, me iré a mi casa, y es mejor que tú también te vayas a la tuya.

-No me iré sin antes de asegurarme que tú ya estás bien.

Llegamos a mi casa y me despedí de Jeffrey, ya se estaba poniendo helado y la noche había caído completamente. Me preparé para dormir sin antes prepararme algo para comer. Cuando subí a mi habitación, lo primero que tomé fue mi diario para sumar este gran día, aunque viendo las páginas anteriores, todas tenían una mancha de sangre y detrás de todo, había una historia, pero esta estaría vacía y ya con eso, me siento un poco rara, pero aun así, tomé un lápiz y empecé a escribir. 

Mi diario manchado en sangreWhere stories live. Discover now