Capítulo 4

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"Hoy fue uno de los días más alegres en mi vida, perdóname diario por no recompensarte con una mancha de ese color carmesí que tanto te gusta, pero mi excusa es, que tuve un día excelente con Jeffrey, no pienses que le quiero dar importancia, pero es mi primer amigo realmente, y la paso muy bien, lo único que me extraña, es que tengamos tanta confianza como la de hoy siendo que nos conocemos hace tan poco. También tengo que contarte que Franco volvió, no sé porque razones pero está aquí. Te digo que, al primer indicio de querer hacerme algo, en tus hojas habrá una mancha nueva con su sangre. Alex."

Escrito dichas palabras, cerré mi diario y me dispuse a dormir, pero había olvidado que tenía preparado un tazón con fideos instantáneos, o ramen, como suelo llamarlos. Aunque tuviese mucho sueño, me levanté de todas formas y fui a comerlo, lo que me extrañó cuando bajé, fue que una ventana estaba abierta, y en la mesa había una nota que tenía mi nombre. Me preocupé y me puse en guardia, tenía el cuchillo conmigo bajo mi ropa, así que si salía alguien, le iba a ir mal, pero hasta que llegué a la nota nada pasó, la abrí y estaba firmada por Franco.

"¿Qué se sentirá que a tus manos llegue la carpeta con el nombre de tu amigo y sepas que tienes que matarlo?

Franco."

-¡Sal y da la cara maldito!- grité a lo que suponía la nada, pero me equivoqué, y de la nada por mi ventana una sombra entró- sigues aquí.

-Pues claro, ¿qué esperabas?- tenía una sonrisa arrogante en el rostro- ¿qué te pareció mi carta?

-¿Así es como planeas vengarte? ¿Involucrando a mis amigos? Pensé que tenías más carácter para tus trabajos.

-Oh no seré yo quien involucre tanto a tu amigo, yo solo le daré el dato al jefe para que él mismo te dé la orden, y tú como su ramera no podrás decirle que no- con lo que había dicho desató la rabia en mí y me abalancé sobre él con mi cuchillo.

Quiso evitarme las veces que me abalancé a él, pero mi rabia era tanta que no era yo al momento de atacarlo, hasta que en un momento logré derribarlo, me puse encima de él y clavé una de sus manos con el cuchillo.

-Ahora no te saldrás de esta, terminaré lo que hace un tiempo empecé- de mi confiable sudadera que aun traía puesta saqué otro cuchillo y lo levanté para dar el golpe final.

-¡Hazlo, y luego date cuenta de cómo se pondrá tu amigo al verte que eres una asesina!- me gritó, cosa que yo no entendí a qué se refería hasta que escuché unos golpes en mi puerta.

-¿Alex? ¿Estás despierta?- era la voz de Jeffrey.

-Lo llamaste...

-¡Claro! Tu amigo no podía perderse esto, vamos déjalo pasar y que descubra quién eres. -no lo dejé terminar, porque saqué de un cajón que tenía cerca un pañuelo y tapé su boca, quiso zafarme de mi con ayuda de su otro brazo, pero le enterré el otro cuchillo y soltó un alarido y no se movió más. Fui rápido a mi habitación a buscar una botella de cloroformo que guardo bajo mi cama, cuando volví, Franco se había levantado y caminaba hacia la puerta, corrí y le puse otro pañuelo pero esta vez con cloroformo para que cayera dormido.

Jeffrey aún seguía tocando la puerta y preguntando si estaba despierta, tuve que responderle que me esperara un poco. Tomé a Franco y lo llevé al sofá, en estos momentos no me importaba que manchara todo con su sangre, le saqué los dos cuchillos e hice que adoptara una posición "herida" por no conseguir otra y fui a abrirle la puerta a Jeffrey.

-Aquí estoy- le respondí algo agitada.

-¿Todo bien? Recibí un llamado de un tal Franco, me dijo que viniera urgente para acá, ¿pasó algo?

-Si...la verdad es que...-estaba demasiado nerviosa como para inventar algo, pero si me salió- Franco llegó aquí herido...si, y estaba viendo que tan graves eran sus heridas.

-Pero, ¿por qué él me llamaría?

-Ah...es que...me dijo que quería hablarte de algo...no sé...quizás quiere trabajo en la empresa de tu padre, pero aun así no te preocupes, cuando despierte, porque perdió mucha sangre, le digo que estuviste aquí.

-¿No necesitas ayuda?- preguntó muy preocupado- puedo quedarme, bueno...si..si tu quieres- esa propuesta me sonrojó un poco.

-Me ayudaría mucho que lo llevaras al hospital, está muy grave.

-Está bien.

Hice pasar a Jeffrey y lo llevé a donde estaba Franco, le dije que iría por una medicina para darle antes que se lo llevara al hospital y podía irse. Subí a mi habitación y de una caja que también guardo bajo mi cama, saqué una jeringa y un suplemento que te hace olvidar todo por unos días, luego de a poco vas recobrando la memoria, bajé y se lo inyecté a Franco, Jeffrey me miraba muy curioso, no me hizo preguntas de que le había inyectado, al parecer sabía algo del tema y sospechaba. 

Mi diario manchado en sangreWhere stories live. Discover now