Probablemente.

12 2 0
                                    

A Thomas le hacía gracia ver aquella chica tratando de hablarle, al llegar a su casa vio la pulsera y río, el la dejo en su tocador y camino hacia su balcón, saco un cigarrillos y empezó a fumar.

—Cada vez que vengo estás fumando Thomas.— Dijo Jack desde abajo.

—Es lo único que puedo hacer.

—¿Vendrás a la feria esta noche?— Le pregunto Jack a Thomas.

—No, hoy no Jack ¿Irás con Lena?

—Si, saldré hoy con ella.

—Bueno... Que te vaya bien Jack.

—Gracias Thomas.— Jack desapareció de la vista de Thomas y el al terminar su cigarrillo se fue a la planta de abajo, y iba entrando su padre.

—Hijo que bueno que estás aqui.— Thomas lo miro confundido, tenía cierta alegría que no era normal de ver en el.

—¿Esta todo bien?— Pregunto mientras tomaba agua de aquel vaso.

—Si, todo bien, te he traído algo.— Thomas suspiro y fue hacia afuera, afuera de su casa había una motocicleta, era muy bonita, Thomas estaba emocionado, pero trataba de ocultarlo.

Desde pequeño, cada vez que su padre le hacía daño, le traía una cosa, tenía muchas cosas gracias a los golpes, está vez, creyó que era demasiado —¿Es para mí?— Pregunto Thomas.

—Si— Contesto su padre. —... La he comprado de segunda mano, ya sabes, para que vallas a pasear.

—Oh... Pues gracias papá, espero estrenarla pronto.

Thomas subió a su habitación, estaba de un lado para otro, no sabía que hacer, no sabía por qué su padre de repente se portaba de esa forma, el suspiro y se sentó en la silla de su balcón y saco su teléfono. Fue regalo de cuando casi le rompía la nariz, lo saco y le llamo a Jack.

—¿Hola?— sono del otro lado del teléfono.

—Jack— Dijo con la voz cortada —... ¿Estás con Lena?

—No... Iba saliendo— Hablo algo asustado —¿Que pasa Thomas? ¿Esta todo bien?

—Mi padre me regaló una motocicleta.

—¿Estás llorando de felicidad?— Pregunto confundido a la respuesta de su mejor amigo.

—No, no se, en realidad no se que estoy sintiendo.

—En ese caso... Voy para haya.

—Gracias Jack— Thomas colgó.

Se puso de pie de aquella silla y camino hacia su habitación, tomo aquella pulsera en su mano y empezó a jugar con ella, al llegar Jack sin darse cuenta se puso la pulsera.

—Hola— Dijo Jack —, Me has asustado.

—Lo siento, es que no sabía que hacer, me sentía solo.

—Se que he estado poco tiempo contigo, lo siento.

—No te preocupes Jack, algún día iba a pasar esto— Expreso Thomas. —. Es solo que últimamente en las noches he llorado por la nada, no lo sé, me siento fatal.

—¿Has.. has pensado en ir a un Psicólogo?— Pregunto Jack.

—¿Psicólogo? Jack... No estoy loco.— declaró Thomas.

Jack suspiro —Thomas no estoy diciendo que lo estés, mi padre y mi madre han ido a uno, y no lo están—  Contesto Jack.

—Bueno... Pues eso no es para mí— Jack movió la cabeza a manera de negación y decidió cambiar de tema.

Sanar Lo Roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora