XIII

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¡He Is My Hero llegó a los 200K!

Maratón 1/3

¿Estás yendo a clases?

Estoy seguro que no hace falta responder aquello que ella sabía perfectamente que la respuesta era que si. Y no porque yo quisiera. Sino porque la doña me había despertado a llamadas.

Nunca en su vida me había llamado tanto como ahora.

—Si, ma.

Contesté ajustando la tira de la mochila a mi hombro izquierdo, sostenía el teléfono en la oreja derecha desde que salí del auto. La oreja me va a explotar. 

A ver—me detuve en seco y fruncí el seño.

—¿Cómo quieres que te muestre?—protesté—: ¿Me revisaras los apuntes como cuando era niño?

Sigues siendo un niño—dijo acompañado de un suspiro.

—No es...

¡Siendo mayor de edad te tengo que despertar para que vayas a clases!—gritó al teléfono—: ¡Así que sí, sigues siendo un niño!

Dejé salir un resoplido y conté hasta diez. Podía tener razón, puede que sí. Pero también puede que no.

Estar aquí ya no era lo mismo.

Perder la motivación es detestable, así que toda la voluntad que agarraba cada mañana se ha ido a la mierda. Y, si ahora me intentan obligar a mover el culo hasta acá, ¿Con que humor se supone que debo aparecer?

¿Una sonrisa? Ni de coña.

—Si, ma.

Repetí, sin acordarme completamente si había dicho algo sobre alguna otra cosa. Distraídamente abrí aquella gran puerta doble que me separaba de las escaleras, sonreí con melancolía al recordar las veces que había cruzado las mismas con mi castaña.

Por aquí cerca le tomé de la mano por primera vez.

Hero, ¿Estás ahí?—escuché a mamá al teléfono.

Estaba por responderle que si hasta que sentí unos dedos tocarme el hombro por las espaldas. Al voltearme veo a una persona con más pecas que rostro, me miraba como si quisiera algo.

Por segundos me olvide que estaba tapando el paso hacia arriba en las escaleras, así que me moví hacia un costado. Apoyándome en la pared para dejarle el paso libre.

Sin embargo, ella permaneció ahí. Se colocó un escalón por debajo del mío, mirándome con la ceja alzada mientras me escaneaba sin disimulo alguno de pies a cabeza.

Me frustré.

¿Hero?—volví a escuchar a mamá, está vez si me apresuré en responder.

—Te llamo luego.

Hijo, pero...

—Hasta luego, ma.

Me alejé el móvil del oído y colgué antes de escuchar algún otro reclamo. Me crucé de brazos y miré a la pecuda.

Ella me dedicó una sonrisa satisfecha.

—¿Se te ofrece algo?

—¿Diciéndole a tu mami que va a ser abuela?—ignoró mi pregunta.

«¿Eh?»

—¿Disculpa?—mis cejas se juntaron.

—Embarazaste a tu novia, ¿No?—ladeo su cabeza—: Oh bueno, eso escuché,—rio levemente—: Que por eso ella no está viniendo.

Era consciente de muchos de los rumores que se han esparcido sobre mi castaña desde que se fué, sobre todo así, sin más. También, que yo dejé de asistir muchísimo luego de su partida. Me valía muy poco venir y de eso todo el mundo estaba claro.

Escuché muchas cosas, que habíamos terminado, que la había dejado, que se había encerrado para que no tener que mostrar las marcas que —supuestamente— le dejaba por todo el cuello y demás tonterías.

Está era nueva.

—Tu fuente de información es una mierda—musité intentando retomar mi paso.

Su mano en mi brazo me detuvo, y si ella no hubiera sido mujer; la habría empujado.

—¿Seguro?—sonrió—: Lucía parecía muy segura de lo que decía y ...

Me solté de su agarre, dejando su frase a medias.

—No sé quién es más ignorante, si tú por escucharla o ella por decir cosas que no son verdad.

Mi respuesta pareció descolocarla, miró hacia otro lado, cambiando su peso de una pierna a otra.

—De igual forma,—continuó—: Lo único que parece real es que no están juntos así que...—sacó un papel doblado del bolsillo— a lo que vine, ten.

Extendió la mano hacia mi, yo la miré como si le hubiera salido otra cabeza. Sin contestar, ni tomar aquel pedazo de hoja, me giré sobre mis pies para subir las escaleras hacia mi clase.

—¡Me llamo María José!—gritó cuando llevaba más de siete escalones de distancia—: ya que no me lo preguntaste.

Me giré a verla, dejando salir una media sonrisa.

—Sino te lo pregunté es porque no me interesa.

Subí los escalones restantes esperando que no me siguiera, al llegar al segundo piso suspiré agradeciendo que se había quedado abajo.

Capaz ni tenía que subir.

Entré tarde a la clase, el profesor de los momentos me dejó pasar y me senté. Me gané una mirada de reproche de su parte cuando me tomé mi tiempo acomodándome en el escritorio compartido.

Pero él se ganó la mía cuando continúo con la clase, hablaba y hablaba de lo mismo por lo que sentí los minutos más largos de mi vida, aproveché que se volteó y le tomé una foto al pizarrón.

Busqué rápidamente el chat de mamá y le envié la foto.

Sonreí a medias al imaginarmela riendo al ver que sí le cumplí.

Mis ojos recorrieron todas las esquinas de forma disimulada mientras el viejo estaba explicando. Todo seguía igual, todo menos mi mesa.

No había dejado a nadie sentarse a mi lado, ni siquiera que tomaran la silla. Colocaba mi mochila o los mismos cuadernos ahí como si le estuviera apartando el puesto a alguien.

A alguien que nunca llegaba.

Me encogí de hombros cuando el profesor se volteó y aviso que iba a ir a la biblioteca por unos textos nuevos. No estaba prestando mucha atención en estos momentos, tal vez la foto que le había enviado a mi madre serviría para algo después de todo.

A mí alrededor empezaron a hablar en voz baja cuando él se fué. Estuve a punto de cruzarme de brazos sobre el escritorio para apoyar la frente y cerrar los ojos un rato, hasta que el teléfono sonó.

Lo tomé y fruncí el seño al ver el nombre de Cynthia.

—¿Hola?—dije llevándome el aparato al oído.

Me tapé el oído contrario al notar que no escuchaba nada, dejé salir un leve gruñido y me levanté para ir al pasillo.

—¿Hola?—volví a preguntar.

Sólo escuché un sollozo, y así como vino ese, muchos más le acompañaron.

Sentí como las manos me empezaron a sudar, sentí como el corazón se me detuvo al reconocer aquel llanto. El labio inferior me temblaba sin poder formular todo aquello que tenía en la mente.

No había dicho nada, pero sabía que era ella.

—¿Nena?

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I'm Your Hero || Hero Fiennes Tiffin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora