XXI

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«Se escaparon, estoy segura»

«Tal vez está embarazada, pero no le veo panza»

«¿Y estos que?»

Puedo afirmar que si yo lo llegué a escuchar, ella también. Su movimiento de manos, como sus ojos no se concentraban en una sola cosa, como se tensaba de repente en la fila, está nerviosa, inquieta, ansiosa.

Mis ojos estaban clavados en dos a mi izquierda que no dejaban de murmurar, llevaban rato haciéndolo sin percatarse que mi punto fijo eran ellos. Estaba a punto de dar un paso, lo suficiente para que si me mirarán pero no pude, la mano de mi castaña se envolvió en mi brazo, jalandome hacia adelante.

—¿Qué sucede?—preguntó como sino supiera.

—Sabes que sucede,—ironicé—: Están hablando hasta por los codos de puras idioteces.

Sus ojos oscuros se fueron hacia donde estábamos hace unos momentos, me sorprendí cuando alzó los hombros.

—Esta bien.

«¿Qué?»

—¿Está bien?, ¿Eso es todo?

No entiendo nada.

—Hero, sabíamos que pasaría—murmuró apoyando una mano en la barra de espera—: O por lo menos yo lo sabía.

—Yo también pero no lo soporto.

—Yo tampoco pero, no importa.

Cuando estaba por replicar la que estaba por delante de nosotros se movió haciendo que estuviéramos a comienzo de la fila. Sin tener mucha hambre tomé lo primero que ví, me asegure que ambas bandejas no se me cayeran de las manos y la seguí.

Mi expresión se contrajo cuando noté que se dirigía hacia la salida.

—Amor, ¿Qué demonios?

Ella se volteó sorprendida, deteniendo su paso, pareció olvidar como hablar hasta que amenacé con dejar caer las bandejas.

—¡Cuidado!—extendió los brazos hacia el frente como si pudiera atrapar todo, me reí.

—¿A dónde vas?—pregunté sin dejar de sonreír.

—Al techo.

Salió y abrió la puerta para mí, sentí que un sonrojo acompañé mis mejillas cuando ella se estaba riendo de la situación. Empezó a trotar hacia la puerta que ya conocía de memoria, aquella escalera que ha sido el mejor testigo que he tenido.

Después de unos cuantos escalones, la brisa del medio día nos dió la bienvenida. Nos acomodamos uno frente a otro con los platos correspondientes en nuestras piernas.

—Me hubieras avisado y traigo unas velas—comenté haciéndola reír.

—Disculpa, pero no quería estar ahí.

A pesar de que sabía el porqué, no sabía si preocuparme o alegrarme porque estuviera actuando así. La sonrisa que habitaba en su rostro me decía una cosa pero porqué la conocía sabía que en sus pensamientos podía tener una guerra.

—¿Todo bien?—sin pesar la pregunta había salido de mi boca.

Asintió—: Claro, ¿Por qué no?

—Bonita pregunto porque no estoy acostumbrado a esto.

—¿A comer en el techo?—sentí la sonrisa en el comentario.

Tomé una papa de su bandeja y se la lancé.

—Hablo en serio,—me llevé una mano a la nuca—: Te fuiste y la última imagen que tengo de ti aquí es toda vulnerable porque habíamos peleado de nuevo, pasó lo que pasó, —resumó mirando hacia el cielo, refiriéndome a su mudanza—: Y cuando te consigo es envuelta en lágrimas por otra pelea con tu madre.

I'm Your Hero || Hero Fiennes Tiffin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora