IX

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¿Es acoso ver tanto tiempo a la persona que duerme a tu lado?

Estoy seguro que pegue el ojo nada más por unos minutos, no podía conciliar el sueño sabiendo que en unas horas ella se iba.

¿Que haría? ¿Lo mismo? ¿Hundirme en un pozo hasta que se encuentre otra mentira para que vuelva? No, claro que no.

No podría asegurar que sería ahorita, ni tampoco que será mañana pero estoy decidido, tengo fé y quiero pensar positivo. No es fácil. Pero si esperé tanto tiempo para llegar a más de un intercambio de palabras puedo esperar un poco más para que las cosas se solucionen.

Y no me pienso quedar sentado esperando la obra y gracia de Jesucristo, todo necesita de un pequeño empujón pero yo pienso dar una revolcada, un estruendo o lo que sea más grande una pequeña ayuda.

Me acosté de medio lado para poder verla de frente. Al final se decidió por una camiseta blanca, le cubría apenas hasta la mitad del muslo. Me reí bajo sus reproches, ganándome más de una mirada matadora que no hacía más que hacerme reír más. Cuando tocó la almohada sólo bastaron minutos para que cayera rendida en el sueño.

«¿Qué tanto habrá pasado antes para que esté tan cansada?»

Sólo me viene a la mente su madre, y de sólo imaginarmela retraída en su habitación sin tener a dónde ir hace que me den ganas de golpear un muro. No sé a detalle como fué que ella y Cinthya se encontraron pero la verdad no iba a emitir queja alguna.

Ella la trajo conmigo, y eso es suficiente para omitir cada una de las miradas pesadas que me dedicaba antes de irse.

El reloj marcaban las 7 de la mañana y decidí que ya era tiempo suficiente para que durmiera. Con un dedo delinee todo su perfil, acaricié sus cejas y sus pestañas, presioné con un dedo los labios entreabiertos.

Me di cuenta que ya estaba despierta cuando ese dedo fue mordido.

—¡Joder!—me quejé y escuché como ella se reía todavía con los ojos cerrados—: Iba a intentar hacer un despertar bonito, pero ya no tengo ganas.

Abrió los ojos tras reírse con más ganas que antes. Traté de que un enojo fingido se mantuviera en mi rostro pero fue difícil cuando se abrazó a mi torso.

—Buenos días, mi amor.

—Ya me quieres comprar...

Tomándome desprevenido con un pellizco en las costillas, la tomé de la cintura y nos giré, quedando yo arriba de ella.

—Esto es maltrato,—dije rozando nuestras narices—: Me muerdes, me pellizcas... ¿Qué sigue?

—Todavía es muy temprano para que empiece a pensar con claridad—susurró antes de besar mi mentón.

—Oh, no—me levanté y le dejé acostada, recorrí la habitación en busca de mi billetera para meterla en el pantalón que me pondría hoy—: Arriba, te llevaré a desayunar.

Fruncí el seño al no recibir respuesta, me giré y sonreí al verla.

Estaba abrazando mi almohada y se había vuelto a enrollar en las sábanas. Sin ignorar que sus ojos se habían cerrado de nuevo y que se encontraba despeinada.

«Hermosa»

—A ver—Metí las manos entre las sábanas para tomarle los tobillos.

—¡Tienes las manos frías!

Ignorandola tiré de ella levemente, me reí al ver que no soltó la almohada.

—Dale nena, arriba—exclamé antes de cruzarme de brazos.

I'm Your Hero || Hero Fiennes Tiffin #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora