Quisiera ser un mago.
Tener una varita mágica y eliminar todo lo malo que está pasando.
Hace poco noté que su respiración se volvió pesada y para cuando quise voltear a verla se había quedado dormida en mi hombro.
Me carcomía la cabeza no saber cómo llego hasta aquí, ¿Salió corriendo? No sabía que tan lejos estaba, ¿La mamá la anda buscando?, ¿Hace cuánto ocurrió?
Joder.
Cómo pude la dejé acostada, usando sus mismos brazos como almohada. Sin querer hacer ruido me puse de pie dispuesto a buscar a Cynthia. Era la única con la que me apetecía hablar, ella sabría explicarme lo que ella no pudo.
O no quiso.
Cerrando la puerta a mis espaldas, escuché murmuros abajo. Agradecido de que me hubieran ahorrado el trabajo de escuchar por fuera de las puertas, bajé. Su primo y ella estaban charlando en voz baja en el sofá, parecían mirar cualquier programa absurdo en la televisión.
La morena al verme levantó la vista, acción que hizo que James se callara.
—¿Está tranquila?—preguntó Cynthia.
Asentí.
—Se quedó dormida,—metí ambas manos en mis bolsillos—: ¿Podemos hablar?
Ella debía saber que estaba ausente de información, estaba molesto, claro que sí. Pero no quería ser un grosero.
Asintió invitandome a sentar en el sofá individual de enfrente. Suspiré ante la idea de tener que aguantar la presencia del peliazul en esta conversación, no me gustaba lo que estaba pensando sobre él.
Algo no me gustaba, pero no sabía qué.
—Llegó aquí en la mañana,—murmuró su amiga—: Eran como las siete, algo así ¿No?—miró a James, él asintió—: No estaba despierta, le había abierto mi abuela y cuando bajé, ella estaba hecha un ovillo en ese sofá—señaló con los ojos dónde me encontraba.
Miré a James, ella entendió.
—Él no estaba, no a esa hora,—aclaró—: En fin, cuando mi abuela salió nos dejó solas y me lo contó.
Se encogió de hombros, yo iba asintiendo a cada cosa que decía. No tenía muchas preguntas en comparación con las respuestas que quería, que eran miles. Pero sabía que capaz y Cynthia no tenía solución para todas, quizás mi castaña se había guardado información.
Me sentía un estúpido por haber metido aquella prenda en su bolso, de no haber sido así capaz y estuviera tranquila, no durmiendo por haber llorado tanto.
Y lo que más me jodia es porqué está así por algo que yo hice.
—Su mamá no me ha llamado,—habló más para ella que para mí—: No sé si a mi madre si.
—Tal vez no ahora,—opinó James por primera vez—: Sólo han pasado unas horas, y sino llama es porque sabe dónde está—me miró.
De sólo imaginarme a esa señora yendo hasta el piso me entraban ganas de reír. Por dos razones. Una, sería totalmente en vano ya que no sabe dónde vivo. Dos, que no sea ridícula.
No hizo falta ir hasta allá para que estuviera con ella.
Nada se me iba a poner en medio.
—No sabe dónde vivo, así que ahorrate tus deducciones de Sherlock Holmes.
Me frustraba que las cosas se salieran de mis manos, añoraba tener más momentos como los últimos con ella. Dónde reinaba la tranquilidad y no la angustia, la impotencia que me consumía al saber que el reloj estaba en cuenta regresiva.
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I'm Your Hero || Hero Fiennes Tiffin #2
Teen FictionSEGUNDA PARTE DE HE IS MY HERO. -El orden que ella conocía ya no está, todo eso se perdió,-Gruño golpeando la mesa-: ¿Lo entiendes? Todo lo que ella intento curar en mi está saliendo a la luz. -Ella te destruyó-Negué inmediatamente. -No, sin ella...