CAPITULO XXIV

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Lauren era ingenua.

En ocasiones.

Su especie no sabía cómo esconder su poder ante hechiceros.

Por eso ellos lo sintieron antes de que se acercara totalmente.

—Yo la distraigo — Zeus dijo caminando hacia la salida del invernadero — Tomaré una de tus capas — le avisó a Huisman que estaba concentrando fuerza en sus manos.

Zeus tomó una capa con capucha que encontró en el perchero de la sala y se la puso para no mostrar su cabello, no quería que identificara ninguna característica de él, cubriría la mitad de su cara y solo dejaría sus ojos descubiertos. Al salir corrió unos metros lejos de la mansión de su amigo y se detuvo abruptamente; debía quitarse su medallón para que percibiera su magia.

Cerró sus ojos y esperó escuchar algo...Su respiración. La respiración de Lauren ya podía oírla.

Lauren sintió una energía totalmente diferente a las que estaba acostumbrada, había mucha tristeza. Iba a seguirlo hasta perderlo.

Eso era lo que él quería. Corrió en dirección al bosque que rodeaba su cuidad, la obligaría a tener que correr ya que los grandes árboles impedirían que lo viera desde el cielo.

Eso pasó.

Tuvo que detener su vuelo y aterrizar lo más rápido posible, sabía que los hechiceros eran veloces, pero no pensó que tanto.

Zeus corría tranquilo, no quería hacerle daño. Por ahora.

Lauren lo siguió por unos minutos, hasta que se detuvo; una tormenta se aproximaba y ese hechicero miraba los árboles como si fuera la acción más entretenida del mundo. Quería ver su rostro, pero tenía miedo, además estaba de espaldas a él.

"Que triste se ve este bosque" Zeus pensó.

Así que alzó una de sus manos atrayendo hacia el un relámpago de la tormenta que apenas se formaba. Lauren retrocedió más lejos de lo estaba, temerosa, pensó que había sido descubierta; pero Zeus se agachó y golpeó fuertemente el pasto reseco que pisaba y una oleada de viento sacudió el bosque.

Para sorpresa de Lauren,  comenzaron a florecer las hojas de los árboles lentamente, diversas plantas y frutos salían a la luz mientras un susurro femenino, tan bajo, que era difícil de escuchar, llegaba sus oídos.

"Del mal, los corazones más nobles florecerán"

Lauren miró a Zeus confundida, si bien tenía una idea diferente a ellos llena de pensamientos de destrucción e ira. Zeus sintió su mirada, y en un intento de intimidarla se dió la vuelta. Giró lentamente mirando a otra dirección que no fuera ella, y Lauren se tensó un momento.

"Sus ojos" Pensó Lauren.

Sabía como eran, pero verlo ella misma le ocasionaba temor. Lauren miró a su alrededor, a pesar del clima ese hechicero le había dado un toque mágico al bosque. Zeus aprovechó su distracción para colocarse su medallón, no tardó ni medio segundo en voltearse y correr lejos de ella; debía ser rápido ya que si dejaba de sentirlo aún tendría tiempo de ir tras de él.

Como predijo, ella dejó de sentir hasta sus latidos, y mirando en todas direcciones se preguntó que tan rápido corría para que ella dejara de sentir su presencia.  Ella caminó por todo el bosque, pero Zeus llevando ese collar y sumando su velocidad, no tendría rastro de él. Zeus había regresado a casa de Huisman, pero antes de entrar pensó un momento.

"Ella es muy parecida a su padre"

Zeus igual que los demás conocía secretos, por casualidad o intuición, pero había verdades que era mejor evadirlas con discreción.

La Primogénita (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora