La Primogénita (Camren)

CAPITULO XXIII

"No está consiente, no está bien"

—Chiudi gli occhi e fai un respiro profondo, ora in un sogno cadrai in profondità —Era la voz de Lauren que recitó en el oído de Camila, la haría caer profundamente dormida.

Camila la abrazó dejándose ir mientras Lauren cerraba sus ojos un momento y respiraba, negaba con su cabeza una y otra vez, estuvo mal haber cedido.

—¿En qué te metiste Lauren? — Susurraba mientras tomaba más fuerte a Camila y regresaba a su cama, la acostó con delicadeza y se quedó mirando su pecho subir y bajar —Ese collar... Es de una piedra que ya he visto antes — Frotó su frente — ¿Existirán piedras mágicas en este mundo? —Claro que existían, pero no tenían el mismo efecto que en Paradise.

Lauren comenzó a hablar sola en un intento de calmarse, estaba dando vueltas por la habitación haciéndose preguntas y respondiendo la mayoría; se detuvo un momento en su estante de libros.

Pasó su dedo por cada uno, leyendo el título. Hasta que un símbolo la hizo parar sus movimientos.

—Este símbolo... —Susurró y tomó aquel libro, sabía que ese era el símbolo de la hechicería, estaba por todos lados en Paradise en señales de advertencia —¿Qué hace Camila con este libro?

Lo abrió sin pensar mucho.

Pero no había nada, más que notas.

"Ver al Señor Huisman para hablar de los contratos con la familia Monte Albán"

"Buscar un maestro de piano para Camila"

"Hablar con Georgina sobre la herencia Lowell"

"Conseguir más prendas para Camila"

—¿Son recordatorios? —Lauren pasó sus ojos por todas las páginas, pero no había nada extraño. Así que lo dejó dónde estaba.

Claro que no encontraría nada.

Los hechiceros protegían todo lo que hacían desde un pequeño incidente que tuvieron hace unos años, gracias a sus hechizos de ilusión, solo ellos podían leer lo que escribían en aquellos libros.

Ni humanos, ni hadas podían saber sobre aquello.

Se sentó a un lado de Camila y la miró con ternura. Lauren aún trataba de nivelar su respiración.

—He cometido una gran falta... —Suspiró negando —Y no puedo borrar sus recuerdos... —Habló con frustración.

Tenía el presentimiento de que la reacción de Camila no sería la mejor, pero tenía muchas dudas, ¿Por qué cedió como si lo deseara desde hace tanto? Si en realidad Camila sentía algo, sabía que no podía ser.

Eran diferentes, sus mundos no lo aceptarían.

Lauren abrió el gran libro en el que escribía mentiras sobre todo lo que hacía Camila, no entendía porque su rey quería un registro. Quería investigar más sobre él, no había visto a su hermano pero tenía una fuerte conexión con él y una parte de Dmitri le decía que tenía que indagar más.

Bueno, Dmitri tenía sospechas de algo relacionado a Camila...

—Algo anda muy mal aquí... — Cerró sus ojos con un nudo en el pecho que no podía explicar — ¿Pero qué? —Miró a Camila — Solo sé, que es algo malo, muy malo, y no quiero que estés involucrada en esto...

Oh Lauren, todo lo que sucedió fue por ella...

Y mientras ella admiraba a su amada dormir, en otra habitación se encontraba una Georgina bastante sensible.