La Primogénita (Camren)

CAPITULO XXI

NARRADOR OMNISCIENTE

La tormenta se aproximaba y aún seguía con Richard, ambos habían escuchado los leves relámpagos y debían regresar lo antes posible.

A Camila le agradó su compañía.

Y Lauren pudo sentir eso haciendo que sus celos estuvieran a flor de piel.

- Fue un placer pasar lo que restaba de la tarde con usted - Richard la ayudó a bajar de Zeus, ya habían llegado a su mansión y ahora estaban en dónde dormían los caballos.

- Lo mismo digo Doctor Wagner, es un hombre muy interesante - Camila halagó y después dió un pequeño brinco por el relámpago que sonó fuertemente.

Si llegaban un poco más tarde estarían empapados.

Al haber salido con él debía dejarla en manos de Georgina, entraron y saludaron a su curiosa y ansiosa tía deseando saber de qué tanto hablaron. Tal vez Richard se había ganado su interés.

Pero como una posible amistad.

- ¿Lauren? - Entró en silencio a su habitación y susurró, no sabía si estaba dormida.

- Volviste - Lauren dijo cínicamente sabiendo que ella la siguió en todo el camino, estaba sentada al lado de la ventana observando la futura tormenta - Me tenías preocupada, pensaba ir a buscarte.

- Me entretuve hablando con Richard - Se quitó los guantes y deshizo su peinado moviendo sus cabello de un lado a otro.

- Hoy no debía llover - Lauren dijo y Camila alzó una ceja - No soy un hada de tierra pero puedo sentir los cambios. Y hoy no sentí nada.

Lauren estaba más alerta que nunca, si bien la presencia de hechiceros para ella era nula pero cualquier cosa podía ser clave. Lastima que ella no conozca mucho sobre ellos.

- Que extraño - Camila se acercó y cuando vió el relámpago iluminar su ventana fue cuando sintió levemente el sueño inundarla poco a poco.

Lauren también comenzaba a cansarse.

— Hoy fue un día pesado.

El sueño las envolvía lentamente para dar paso a los sueños que Zeus había enviado. Ahora solo faltaría descifrarlos.

Su charla podía esperar.

Camila cerro sus ojos levemente y fue suficiente para ser envuelta por el sonido de los relámpagos encargados de guiarla.

Lauren tuvo que llevarla a la cama y al acostarse en ella Camila pegó su cuerpo al suyo. Se aferró de tal manera que parecían un solo cuerpo.

El corazón de Lauren parecía salir de su pecho.

— No quiero ser solo tú amiga... — Susurró a una Camila profundamente dormida para cerrar sus ojos y aferrarse más a ella.

Muelle de Woolwich, Londres

— ¿Estás seguro que no necesitas ayuda? — Huisman preguntaba a Zeus que alistaba un barco para regresar de dónde vino. La tormenta los mojaba fuertemente pero eso no les importaba.