CAPITULO VIII

964 148 6
                                    

"Ninguna piedra hermosa logrará satisfacer la sed de poder, si un hada le ofrece las mayores riquezas a un humano, la desgracia caerá sobre ambos

-Tercer mandamiento fatum"

Camila quedó paralizada por lo que sus ojos estaban viendo. Y Lauren al contrario sentía por primera vez en mucho tiempo, emoción.

¿Un ángel?

Tal vez si había muerto.

Tocó sus muñecas, pero no sintió nada más que una pequeña cicatriz en cada una.

Comenzaba a sentir miedo, y Lauren podía sentirlo, el latido frenético de su corazón era imposible de ignorar.

"No te haré daño, mi bonita..."

Lauren había perdido la cabeza. Todo por ella.

Camila quería correr, pero su cuerpo no le hacía caso a su cerebro.

Y quería gritar, pero su voz había perdido fuerza.

¿Qué...? ¿Qué eres? —Habló tan bajo que creyó que no escuchó cuando esa persona no respondió y dispuesta a formular de nuevo su pregunta, fue cuando Lauren dio la vuelta.

Esos segundos pasaron tan lentos para ambas.

Y cuando sus ojos chocaron, Camila se impresionó con su belleza y Lauren, sintió emoción de que, por primera vez, Camila la notó.

No era como otras veces en las que miraba a la nada y Lauren deseaba que fuera a ella en la dirección donde sus ojos estaban.

Camila pensó tres cosas, uno, sus ojos son hermosos.

Dos, ella no es real; es demasiado hermosa para serlo.

Y tres, si es sueño no quiero despertar.

En definitiva, era tan hermosa que Camila creía que era un ángel.

—Soy tu hada —finalmente respondió, no lo gritó, tampoco lo susurró, fue el tono perfecto para que sólo Camila lo escuchara.

Si ella supiera el impacto que esas palabras tendrían después.

Por el momento, sólo se desconcertó más al oír el hermoso tono de voz de Lauren, no era como las voces femeninas que estaba acostumbrada a escuchar, tenía su toque delicado, pero a la vez sonaba grave e imponente. Una combinación perfecta.

Lauren tenía mucho que explicar, y también que inventar.

—Las hadas no son reales —No estaba convencida en realidad, sólo habló por hablar.

Lauren alzó una ceja, la miró profundamente y Camila sostuvo la mirada tratando de ocultar su angustia. ¿A caso quería retarla?

Parece que sus alas y ojos totalmente diferentes a los de un humano no eran suficientes para que creyera. Bueno, si ese era el caso, entonces lo demostraría. Solamente que pensó un momento que podía hacer.

Después de mirar rápidamente la habitación una idea cruzó por su cabeza.

El hechizo transformatione coram, capaz de hacer que los ojos de cualquier persona vean lo que hay en la mente de la otra.

Y Camila desea algo con todo su ser, pero, no sabía si sería bueno hacerlo.

Tal vez podría intentar.

Lauren cerró sus ojos y al abrirlos parecía que eran consumidos por el fuego, sus manos comenzaban a lucir pequeños destellos rojizos y al abrir su mano una llama salió disparada a todas las direcciones posibles, pero no quemaba nada y obviamente Camila se asustó haciendo que se dejara caer de nuevo en su cama.

La Primogénita (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora