CAPITULO V

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LAUREN POV

Ya casi era de noche y aún no sabíamos nada del Rey, Dimitri estaba dormido y yo estaba leyendo algún libro que robe de la biblioteca de Camila, tenía una rara sensación, ¿Estará bien?

Llevaba apenas diez páginas del libro, se llama Grandes Esperanzas de Charles Dickens y vaya que los humanos son muy interesantes respecto su escritura.

Todas las hadas conocen el por qué estamos divididos, pero no todos los humanos tienen el alma podrida.

Escuché pasos a lo lejos, así que cerré el libro y esperé a escuchar que golpearan la puerta. Cuando por fin tocaron, la abrí desde mi cama, digo, tengo magia ¿Para qué pararme?

En la puerta estaba un guardia real e hizo una inclinación con la cabeza para después preguntar por Dimitri.

Todo el tiempo veo diferentes guardias, cuando era más chica solo habían treinta. Tal vez los obligó a entrar.

—Está descansando, ¿Tienes noticias?

—El Rey solicita su presencia en sus aposentos lo antes posible —Agradecí en voz baja para después cerrar la puerta y aventar algo a la cabeza de Dmitri que se quejo para aventarme algo de vuelta.

No podíamos tardar si él dijo lo antes posible.

—Despierta idiota y cámbiate para ir a ver al rey

Después de un rato de estar apresurando a Dmitri salimos en busca de Johannes, al llegar fue su turno de tocar la puerta.

Cuando entramos lo primero que hicimos fue mirarlo, se veía molesto, pero parecía como si hubiera llorado. ¿Eso era posible?

—Tomen esto —Nos acercó unos pergaminos desde su asiento, seguía bebiendo, solo espero que no sea alcohol —Vienen instrucciones, quiero que las lean después de salir de esta habitación, cuando hayan cumplido esa tarea los espero en la entrada del palacio y necesito que oculten sus alas.

Dio un largo trago y mire a Dmitri, al parecer no salimos invictos.

Suponía que pasaba, o más bien que planeaba, pero esperaba que sus intenciones fueran otras.

—No los mato porque son mis guardias más leales, pero gracias a su negligencia me veo en la necesidad de que ustedes, mis estimados niños, reciban cincuenta latigazos en la entrada del reino —Su voz era tranquila, relajada, como si fuera un padre dando explicaciones a su hijo de tres años. Esto solo lo hacía peor, sabía que no sería considerado.

Creo que tuve razón.

No podía negarme, al menos nos avisó, anteriores veces sólo nos tomaba por sorpresa y eso era mucho peor.

Salí junto a mi hermano mientras nos seguían dos guardias, tenían órdenes de vigilar que cumpliéramos lo pedido.

Como Johannes pidió, abrí el pergamino y dentro venía que tenía que hacer de ahora en adelante, pero una palabra o más bien un nombre llamó mi atención.... Camila.

¿Por qué la obsesión del Rey con los Woodgate? ¿Por qué ser la sombra de Camila?

Si eran simples humanos no entendía el interés del rey con esa familia.

—¿Qué tendrás que hacer tú? —Dmitri me preguntó y por lo que veo, tenemos diferentes instrucciones.

—Debo regresar por Camila al parecer, ¿Y tú? —No entiendo porque no vamos ambos, Johannes nunca nos separa.

—Estaré al mando de las tropas del reino —Supongo que lo suyo es más interesante, pero aun así trate de ignorar la emoción al saber que de una u otra forma no me alejarían de Camila.

La Primogénita (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora