CAPITULO XII

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Camila estaba muy entretenida mirando a Lauren que ahora comía las galletas.

¿Acaso nunca se llena?

La analizó por un momento, Camila estaba acostumbrada a ver a las personas con más ropa y llegaba a ser incómodo verla con una simple pieza. Su vestido si que era hermoso, no lo podía negar, era el mismo de la noche anterior pero mostrar los brazos o tobillos no era algo que ser viera todos los días.

Las mujeres de la cuidad estarían aterradas de simplemente imaginar a una mujer así.

No quiso incomodarla con su insistente mirada, así que puso de pie y fue en busca de puñuelos para que se limpiase, estaba tan concentrada que no notó cuando tocaron la puerta.

Era su tía que al no recibir respuesta simplemente entró alterando a Camila.

Dios mío ¡Lauren! Pensó.

Corrió como pudo gracias al vestido, en busca de ella pero lo único que vio fue a su tía recogiendo la bandeja llena de migajas de las tartas.

Tal vez se escondió.

—Veo que tenías hambre, querida —Comentó feliz su tía de que hubiera probado bocado después de casi un mes, no como Georgina imaginaba pero si comió algo.

Para otras sería bueno ya que "mantendría su figura" pero a Georgina no le parecía esa idea.

Usar el corset ya era una tortura de por si.

—Estuvo delicioso tía ¿Hay más —Pidió para Lauren por si aún tenía apetito.

—Se terminaron todas pero puedo poner a Elizabeth a hornear más —Le comento casualmente mientras se detenía a pensar, hasta que recordó algo —Querida, ayer el hijo de los Russell te estuvo buscando, preguntó mucho por ti y me pidió que te diera esto —Dejó un momento la bandeja y tomó una pequeña caja, ella sabía que había porque su curiosidad pudo más pero aún así le pidió a Camila que lo abriera.

Cuando lo hizo pudo ver un collar en el, parecía sumamente caro. Su tía se acercó y la miró sugestivamente con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Es todo un caballero, además de venir de una familia muy prestigiada —Eso Camila lo sabía, y era lo que menos le interesaba.

André cometió un error, tratar de impresionarla con su dinero.

Simplemente cerró la pequeña caja y la dejó a un lado de su cama.

—¿No te gustó? —Georgina le preguntó sabiendo la respuesta.

—Ya tengo un collar —lo tomó entre sus dedos y le mostró a su tía el que colgaba en su cuello. Claro que Georgina sabía que Camila adoraba ese collar porque su padre se lo dió al nacer, nunca ha usado otro a pesar de tener muchos muy hermosos.

Georgina solo suspiró y volvió a tomar la bandeja para dirigirse a la puerta.

—Podrías usarlo hoy, el doctor Richard vendrá a verte en la tarde —Camila la miró confusa —Ayer cuando te desmayaste él acordó venir hoy para comprobar que todo estaba bien, pero dime ¿Cómo te sientes?

Soltó un suspiro y bajó la mirada, no quería que viera la vulnerabilidad en sus ojos.

Los recuerdos de la noche anterior la avergonzaban.

—Podría estar peor —Georgina trató de buscar su mirada pero fracasó, evitaba preguntar cómo se encontraba porque ella sabía la respuesta pero esta vez lucía, dentro de lo cabe, mejor.

—¿Sabes? El doctor Wagner es un caballero muy interesante —Su tía comentó tratando de distraer, si André no era de su interés, tal vez lo sería Richard.

La Primogénita (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora