CAPITULO XIII

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Los oráculos son respuestas divinas de algún ser supremo que llegan a través de un intermediario. Reyes y gobernantes acudían a ellos antes de tomar decisiones importantes.

Cuando fueron expulsados los hechiceros de Paradise, destruyeron los palacios dónde se encontraba esa energía tan poderosa.

Destruyeron todos, menos uno.

Y ese era el lugar al que acudía Johannes desde los últimos años.

Mientras caminaba rápidamente en dirección a su ventana que se encontraba abierta, se lanzó sabiendo que no caería. Sus alas lo impedirían.

El oráculo se encontraba cerca del río Fluman, a un lado de la aldea de los Silfos.

Para muchos, era un palacio abandonado del Rey, pensaban que tenía prisioneros en ese lugar, pero ahí se encontraba el último oráculo de Paradise.

Voló lo más rápido que pudo, algunas hadas lograron verlo y se escondieron con temor. Quizás no se encontraba de humor y podía hacerles daño.

Al llegar, en lugar de aterrizar, prefirió entrar por dónde habían destruido la construcción. Era un lugar enorme, aunque un poco incompleto, nadie se atrevía a entrar por ser un palacio real.

No hacía falta que avisara su llegada, el oráculo ya lo esperaba dentro de una de las habitaciones que no estaba destruida. Johannes se había encargado de habilitarla.

Era oscura, cómo el resto del palacio pero alguien podía vivir cómodamente en ese lugar.

La decoración le recordaba a Amelia, ella siempre quería remodelar cualquier habitación con el toque elegante que la caracterizaba. Como toda una humana.

- Tardaste más de lo que imaginé- Fue la bienvenida de lo que para muchos era un anciano, para Johannes era un hombre muy sabio

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- Tardaste más de lo que imaginé- Fue la bienvenida de lo que para muchos era un anciano, para Johannes era un hombre muy sabio.

Aunque a veces no le diera las respuestas que él quería.

- Tuve situaciones que resolver en el palacio - El oráculo se dió la vuelta y lo miró directamente a los ojos, ¿Ocupado? Si lo único que hacía era beber.

El oráculo era un anciano de cabello largo y blanco debido a las canas, sus arrugas eran no tan notables y tenía ojos celestes pero cuando usaba su poder, se volvían totalmente morados, oscuros, casi negros. Parecía amable y lo era, solamente que si alguien lo retaba podía causar daños que no eran físicos; jugaba con la mente.

Su voz era áspera, grave, hablaba muy fuerte y era imponente; una voz muy masculina.

- Imagino que ya sabes que pasó con Amelia - Johannes al escuchar ese nombre cerró un momento sus ojos mientras respiraba lentamente tratando de ignorar el nudo que se formó en su pecho.

La Primogénita (Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora