Capítulo 7

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Todos se miraban entre sí y se notaba mucho el miedo, miedo a morir por saltar al vacío.

Me acerqué a la orilla y miré hacia abajo, estábamos a una gran altura y la entrada era un hoyo.

Juro que alguien alguna vez murió aquí.

–¿Entonces?, ¿serás la primera?–Hablo Eric.

Lo miré fijamente, dudosa.

–¿O tienes miedo?–Alzo una ceja retandome.

¿Ah sí?

Subí al borde y voltee a ver a Camille, sabía que estaba loca pero no lo suficiente.

Salte sin gritar, caer al vacío y el aire chocando fuerte en mi rostro fue una sensación rara pero extrañamente me gustó. Caí en una gran red, los del techo miraban hacía abajo y yo solo reí en mi interior.

Alguien sacudió la red, haciendo que mi cuerpo se fuera a la orilla de la red.

Un chico de ojos color miel con labios finos fue lo que encontré en frente de mí y no pude evitar sonreír un poco.

El chico pone sus manos en mi la cintura y me baja de la red.

–¡Una Erudita!–Exclamó riendo.

¿Que se esperaba? ¿una mosca?

Asentí con la cabeza y baje unos escalones para estar totalmente en el suelo.

–¿Eric te empujo?–Me pregunta.

–No.

–¿Tu nombre?–Preguntó con una ceja alzada pero me mordía el labio nerviosa.–Puedes cambiarte el que tienes sí quieres, se creativa.

¿Iba a quedarme con mi nombre o algo diminutivo?

Piensa, piensa, piensa.

Tome unos segundos para pensar mientras vi cómo Camille se aventó a la red luego de mí.

Ella bajo de la red sin ayuda y se puso a mi lado, frente al chico con una sonrisita.

La mire y tenía un brillo en los ojos que me recordó a mi padre, él conmigo siempre los tenía así y por eso decidí mi nombre.

–Mi nombre es Elle–Conteste.

–¿Y el tuyo?–Le pregunto el chico a Camille.

–Cam–Responde ella.

–¡PRIMERA SALTADORA ELLE!,¡Y SEGUNDA SALTADORA CAM!–Gritó el chico.

Cam y yo intercambiamos miradas.

–Bienvenidas a Osadía.–Se dirigió a ambas.

Nos sentamos en unas rocas mientras los demás se terminaban de aventar.

Muchos gritaron muy fuerte.

Tris anteriormente Beatrice y Christina se acercaron a nosotras luego de que se bajaran de la red.

–Es guapísimo–Susurro Cam cerca de mi oído, tenía una sonrisa pícara.

Me limité a solo rodar los ojos, aunque ella tenía razón.

Nos dividieron en dos grupos, los nacidos se iban con la chica llamada Lauren y los trasladados se quedaban con el chico.

–Mi nombre es Cuatro, seré su instructor hasta que terminen todo su entrenamiento–Se presentó al fin el chico.

¿Buen apodo?, sí es cool.

–¿Cuatro cómo el número?–Pregunto Christina y Cuatro asintió con la cabeza.–¿El uno, dos, tres no estaban disponibles?–Soltó una carcajada ahogada.

Cuatro se acerco peligrosamente a ella con una mirada intimidante que si matará Christina estaría bajo tierra.

Muy muy bajo tierra.

–Primera regla que deberías saber es mantener la boca cerrada cuando yo esté hablando.–Dijo seriamente y se dio la vuelta.–Siganme.

Christina se quedó inmóvil, ¿acaso nunca le habían hablado así?

Todos caminamos detrás de él, hasta llegar a un pasillo que al fondo había una puerta medio abierta. Él la termino de abrir y todos entramos.

Entramos al dormitorio, habían muchas camas y esto me parecía extraño.

Maldita sea.

–¿Dormitorio compartido?, ¿chicas y chicos?–Pregunto Will volteándose hacía Cuatro.

–Sí, aquí dormirán hasta que acabe todo su entrenamiento–Respondió Cuatro.

Todos se miraban entre sí con vergüenza, yo camine hacía la izquierda donde era el baño o eso parecía.

Era horrible.

–Baño compartido, quién lo diría–Dije con sarcasmo y rodé los ojos, no iba a tener nada de privacidad.

–La mejor parte–Exclama Cuatro y se coloca a mi lado, los demás se acercan a ver con cara de asco.

–¿Siempre a sido así?–Le pregunto a Cuatro y asiente con la cabeza, su iniciación debe de haber sido igual.

–Cambien su ropa por la que esta encima de las camas, que sea rápido–Dice Cuatro con tono de voz alto.

Me acerco a una cama a lado de la que escogió Cam, agarro la ropa y la miré sin desprecio. Una camiseta negra con un conjunto de pantalón y chaqueta, acompañados de botines.

Había una mochila a lado de la almohada, me quite mis botines y la chaqueta, y los guarde ahí para dejarlos bajo la cama.

Esas cosas son muy valiosas.

Oía burlas sobre el cuerpo de Tris, de sus piernas y brazos, pobre chica pero ella no se defendía.

Me cambie la ropa lo más rápido posible, al menos me quedaba bien la ropa.

Juntos en esta vida y en la siguienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora