CAPÍTULO ONCE

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El verme vulnerable frente a él no era mi mayor preocupación en estos momentos, sino el hecho de volver a tener pesadillas, hace más de un año no se hacían presentes cuando dormía y justo escogían uno de los peores momentos. Justo cuando el alcohol estaba presente en mi sistema.

Había quedado traumada, claramente. ¿Quién olvida fácilmente como dos hombres que creía eran sus amigos la violaban? Nadie. Yo no sería ajena a ello.

Pero no me había permitido nunca procesarlo con claridad, no quería... solo pedía cada noche que amaneciera muerta, porque vivir era un martirio con el recuerdo de esos tres en el bosque en aquel día.

Antes de morir, deseaba verlos retorcerse de dolor, los odiaba por lo que me habían hecho, me odiaba porque había confiado como una tonta en aquellos que decían ser mis amigos. Odiaba todo.

Agradecí a Damon no hacer preguntas acerca del tema, no me sentía preparada ni en la suficiente confianza como para hablarle del suceso oscuro por el que pasé hace un par de años.

- ¿Tienes frío? - Damon levantó su cabeza para poder verme bien. Se había acostado en el sofá cama y había dejado la cama para mí sola.

- No, ¿tu sí? ¿necesitas algo? - Cuestionó preocupado y negué nerviosa.

La verdad es que no podía dormir, le había pedido dejar la lampara de las mesitas encendidas y él accedió sin queja alguna. Sin embargo, no era suficiente, lo había sentido tan real que solo necesitaba a alguien a mi lado y en especial a él.

- ¿Podrías pasarte de ese lugar...- Señalé con mi dedo su sofá y luego la cama donde estaba yo - a aquí?

Él se quedó pensativo unos segundos y se levantó con su sabana hacia mi lugar. Se sentó con cuidado y yo me moví un poco para que quedáramos cómodos. Estaba sin camiseta y no entendía cómo no se estaba congelando si yo sentía que mis dedos se congelaban cada que avanzaba la madrugada.

Eran las 3:30 ya. Él se acostó y apoyó su cabeza en uno de sus brazos mirando al techo, yo me acosté de lado y me limité a verlo disimuladamente. Me gustaba hacer eso, aunque fuera extraño, era una mala costumbre que había adquirido.
- ¿Tan perfecto soy? - Recalcó de forma graciosa. Me gustó que su comentario me distrajo de mi pesadilla.

Yo rodé los ojos y pude acostarme a su lado, él se estiró un poco y me acosté encima de su brazo, solo así podría dormir bien aunque ya ni sueño tenía. Le abracé y sentía lo rápido que iban los latidos de su corazón. Tenía los ojos cerrados pero sabía que no estaba dormido así que pude verlo por unos minutos más hasta que no aguanté y levanté un poco mi cabeza para besarlo.

A la mierda, tendría que pasar en algún momento.

Él dio un brinquito abriendo los ojos, cuando me vio los cerró y con sus manos me puso encima suyo. Continuamos besándonos de forma sutil, delicada y tierna, me gustaba. Me gustaba que podíamos variar de un ritmo desaforado hasta uno tierno y nada cambiara, nuestros labios encajaban a la perfección.

El ritmo fue subiendo poco a poco y sentía la dureza de su pantalón ya que estaba encima de él. Repartí besos por su cuello y lo alternaba con sus labios. Él puso una de sus manos en mis caderas y yo empecé a moverlas lentamente, sintiendo como su paquete rozaba mi ropa interior. Mordí e hice succión en su labio inferior a lo que él gruño y fue el sonido que encendió sitios remotos de mi cuerpo.

Mientras una de sus manos iba hacia mis pechos, la otra acariciaba mis muslos, haciéndome erizar por completo. Me levantó y esta vez la que quedó acostada fui yo mientras él se subía encima de mí. Esta vez su boca hizo el trabajo en acariciar con fiereza uno de mis pechos y magrear el otro con sus manos.

-No seas sutil, no me gusta la sutileza. - Ordené entre jadeos.

Esas palabras bastaron para que fuera llenando de besos húmedos todo mi abdomen hasta deslizarse a mi parte baja, acariciando mis muslos.

Abrí mis piernas lista para recibir sus caricias en una de mis mejores partes.

Dio lametazo en mis labios antes de irse a mi clítoris, mientras me daba pequeños pellizcos en los muslos, acción que me prendió más llenando la habitación con los sonidos de mis gemidos. Estaba mojada y cómo no si lo tenía saboreándome con tanta sensualidad que me estaba enloqueciendo, succionaba como un dios y mis piernas temblaban debido a la alta excitación.

Su lengua se movía con rapidez y parecía un experto en lo que estaba haciendo, no podía más.

-¡aaah -gimoteaba mientras tomaba su cabello y le indicaba que siguiera como iba, con ese ritmo rápido que me estaba llevando a las nubes - sigue!

Necesitaba sentirlo, necesitaba tenerlo dentro de mí; tomé sus manos y le incité a levantarse para que me siguiera besando. Él se bajó su pantalón dispuesto a darme las embestidas que hace tanto estaba necesitando.

Mordí el lóbulo de su oreja mientras acomodaba su miembro en mi entrada. Entró lentamente mientras mis jugos lo llenaban y le daban mayor acceso.

Mi espalda se arqueó y empecé a gemir muy fuerte cuando él envolvió su mano en mi cuello y subí una de mis piernas en su hombro dándole mayor libertad para sus estocadas.

- ¡Así! - Se sentía delicioso, se sentía como probar el cielo y el infierno al mismo tiempo.

-Joder... -Gimió. -Eres tan...-Blanqueó los ojos, estaba a punto de llegar. -malditamente sexy. Me estás llenando de tus fluidos y me encanta.

Sacó su miembro y me volteé para quedar en cuatro, era una de mis posiciones favoritas. Nuevamente me penetró, envolvió mi cabello en sus manos y lanzó palmadas a mis nalgas que me hicieron gritar de placer, sentía como mi piel enrojecida.

Siguió embistiéndome salvajemente hasta que llegamos ambos al orgasmo que me puso la mente en blanco, los nervios al tope y la satisfacción en potencia. Se dejó caer a mi lado, ambos empapados de sudor.

El culo me ardía, porque estaba sintiendo cómo mis piernas temblaban y el pecho me subía y bajaba con rapidez.

-Como me encantas, estúpida niñita. -Susurró antes de cerrar los ojos y yo me acosté a su lado, abrazándolo.

Por un momento olvidé que no me gustaba, que peleábamos cada cinco segundos y sobre todo que me había prometido no empezar a perder la cabeza por nadie. 

Impredecible tentación | #Wattys2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora