CAPÍTULO VEINTITRÉS

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- No quiero que me guste. - Confesó.

- ¿Por qué? - Fruncí el ceño. - Estoy segura que te daría mucho amor.

Bajó la cabeza mientras jugueteaba con el cordón de sus zapatos.

- Es la primera vez que me gusta una chica...

Flashback.

Las luces estaban apagadas, solo unos pequeños destellos de colores iluminaban el lugar. El alcohol recorría el sistema de los presentes en la fiesta y las drogas igual.

- Oye, bonita. Acompáñame por unos tragos. -Kristen hizo su presencia triunfal y tomó la mano de Melodie.

- Hmm. -Mel divagó por unos momentos. -Claro.

Se levantaron, Kristen puso una de sus manos en la espalda de Melodie mientras caminaban hacia la barra del bar.

- Me huele a futura pareja. -Luke me guiñó el ojo desde el otro lado de la mesa.

Habíamos decidido celebrar la victoria luego de la pelea.

Convencer a mamá de que todo estaba bien y no había caído en las mañas anteriores había sido más que difícil, pero al final simplemente comprendió que hay motivos que se nos salen de las manos y los ejecutamos, porque no existe moralidad alguna que impida la acción si las personas que amamos están de por medio.

- Ningun amorío se compara al nuestro. -Presumió Damon.

Luke lanzó una pequeña patada al aire mientras se reía.

Gire sobre mi hombro y las pude detallar en la pista. Melodie envolvía sus brazos alrededor del cuello de Kristen mientras está le hablaba al oído.

Luego le dio una vuelta y ambas se soltaron a reír.

Fin del flash back.

- ¿Qué hay de malo en ello? -Musité.

- No lo sé, son sentimientos diferentes para mí. Son intensos pero tienen su equilibrio, me siento muy cómoda cuando hablo con ella, me hace reír mucho, me abraza y siento que puedo con todo.

- ¿Entonces? -La acerqué a mi y recostó su cabeza sobre mi hombro.

- Temo que no sea correspondido. -Murmuró.

-Dudo mucho que eso ocurra, ambas se miran con cariño, pero una de las dos debe dar el paso porque sino eso se convertirá en un círculo vicioso.

Ella elevó su rostro y me abrazó.

-Eres una muy buena amiga, nunca había tenido una. -Confesó.

-Coincidimos en algo, tonta. -Revolqué su cabello y se quejó

Definitivamente no podía pedirle más a la vida.

Definitivamente no podía pedirle más a la vida

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JANE

La mañana estaba soleada, hacía frío pero el día se veía feliz. Las nubes hacían la perfecta combinación con el cielo y el llegar escuchar a algunas aves cantar era enriquecedor.

Este tipo de días me generaba una paz intermitente, una felicidad en el alma y simplemente me sentía completa y agradecida con lo que tenía a mi lado.

Damon y Leah estaban encerrados viendo películas en su cuarto. Me hacía feliz que mi niño pudiera encontrar a alguien que lo hiciera feliz.

Merecía muchas cosas buenas, el universo le quedaba corto a él.

Yo había tratado de darle todo lo posible a mis manos, pero no estaría toda la vida junto a él, algún día debía marcharme y dejarlo solo y desamparado era algo que no me iba a permitir hasta no estar segura de que quedaría en muy buenas manos y como una buena persona.

Ya era tiempo de decirle adiós, era mi momento de descansar de este mundo que si bien me chocó muchas veces y causó dolor, igualmente me hizo levantarme, aprender y sonreír ante los pequeños detalles que hacían de los días grises, un arcoíris resplandeciente.

Dejaba a mi niño en buenas manos, a ambos. A Bart y a Damon.

Piqué unos trozos de fruta y abrí la puerta de la habitación de Damon, Leah estaba dormida sobre su hombro rodeandolo con sus brazos y él tenía una de sus manos en su cabeza mientras veía la película.

- Hola, mi vida. ¿Cómo te sientes? -Susurré mientras entregaba el plato de fruta.

-No tenías que molestarte. - Negó con la cabeza. -Sabes que debes descansar.

-Lo haré. -Murmuré y él frunció el ceño confundido.

Tomé aire antes de decirle lo que quería que escuchara de mi voz.

- Te amo no desde el primer momento en que te vi e incluso antes de conocerte. Encontraste a una persona que te ama y tu amas. Estoy tan feliz de que estén unidos y dispuestos a apoyarse en cualquier situación.

- ¿Por qué me estás diciendo todas esas cosas? -Estaba perplejo.

- Porque no quería guardarme nada.

- ¿De qué estás hablando, nana? - Acuné su rostro en mis manos y le di un beso en la frente.

- Nada, mi amor. Nana irá a descansar. Recuerda cuánto te amo, eres mi mayor adoración y desde cualquier lugar estaré para ti.

- Siento que te estás despidiendo. -Asentí en silencio. -No quiero que lo hagas, ¡no te despidas porque no me puedes dejar! - Una lágrima solitaria rodó por sus mejillas.

La limpié con mi pulgar.

- Te amo, nana. Eres la mujer de mi vida. - Levantó a Leah con cuidado y se lanzó a mis brazos llorando. -No quiero que te vayas.

- Estarás bien, mi amor. -acaricié su cabello consolandolo en silencio. - Hay unas notas por escrito para ti, para tu padre y para Leah.

- Por favor, no... -Suplicaba sollozando.

Me levanté y le di la mano.

- ¿Quieres dormir con nana como en los viejos tiempos? - Propuse y él asintió.

Lo lleve de la mano, me recordó cuando estaba pequeño y lloraba por sus pesadillas debido a las noches lluviosas, solo el dormir conmigo lo tranquilizaba.

Llegamos a mi habitación y él se acostó a mi lado abrazándome. Yo sonreí por inercia, mi pequeño ya era un hombre, dispuesto a afrontar los riesgos que la vida ponía en su camino.

Le abracé fuerte, unas cuantas lágrimas bajaron por mi rostro y la muerte fue envolviéndome en sus arrulladores brazos mientras una pequeña luz me guiaba por el camino de la tranquilidad.

Ya había cumplido mi etapa aquí.
Era hora de irme.

Impredecible tentación | #Wattys2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora