Escenas anteriores a este capítulo:
Robin impide que el Principe Juan se haga con una máquina que le ayudaría a atrapar al joven forajido.
En la actualidad:
Marian: Robin, ¿quieres explicarme por favor qué hacemos aquí en medio de la noche?
Robin: En todo el día no volvieron por los impuestos, estoy seguro de que van a volver en la noche.
Tuck: ¿Qué te hace pensar eso?
Robin: Que están entrando en este preciso momento. Tenemos que escondernos.
Pequeño Juan: ¿Cuál es el plan entonces?, debemos alejarnos lo antes posible.
Marian: Al contrario, hay que esperar para que recojan todo y entonces podemos pasar todo al otro cofre.
Tuck: Y cómo haremos eso.
Marian: Tengo un hechizo para eso - todos se miraron asustados entre si - Relájense, ya funcionó antes, no hay forma de que me equivoque. Lo mejor será que practique.
Robin: ¿De dónde sacaremos otro cofre?
Marian: Tengo uno igual al que ellos usan en mi habitación y ya lo usamos antes.
Pequeño Juan: Robin deberá ir a traerlo al castillo, es el que mejor se desplaza en el bosque así que no se tardará en volver. Marian va a practicar su hechizo y mientras tanto Tuck y yo vigilamos a los guardias para que no terminen antes de que regreses.
Robin: Gran plan Pequeño Juan.
Todos tomaron sus respectivos puestos en el proyecto.
Una vez el líder del grupo cumplió su parte todos se acercaron a él.
Robin: ¿Lista? - la pelirroja asintió, segura de lo que hacía. Cerró los ojos, dió un suspiro y recitó el hechizo.
El equipo del príncipe Juan se encontraba volviendo al castillo, con el cofre en medio de todos, los guardias estaban soñolientos y con los ojos entrecerrados por el cansancio. Nadie notó la azulada luz que rodeó el baúl rojo, y seguramente a nadie le habría importado, la prioridad debía ser descansar, pero el Sheriff estaba empeñado en demostrarle a todos, sobre todo al príncipe, que podía desempeñar al menos una de sus tareas.
Marian: Si todo sale como lo planeado, entonces el oro debe estar... - abrió la tapa del cofre más cercano - ¡Aquí! - sonrió triunfante - En serio no puedo creer que si haya funcionado.
Tuck: Tampoco yo, pero para todo hay una primera vez.
Pequeño Juan: Deberías entregar esto antes de que noten que les falta.
Marian: Muy bien chicos, me iré a descansar, nos veremos mañana.
Robin: También estoy cansado, dejo esta tarea con ustedes - se giró hacía la princesa - Te acompañaré, al menos hasta asegurarme de que no hay ladrones cerca.
Marian: Deberíamos apresurarnos, no queremos que amanezca antes de poder dormir un poco.
Tuck: Estoy de acuerdo, aceleremos el paso.
Los dos chicos comenzaron a tocar puertas, mientras que los otros caminaban por el sendero.
Llegaron luego de algunos minutos, estaban sobre el puente levadizo, el sonido de los pasos cambió con el terreno y drásticamente se detuvo.
Marian: No vas a regresar para descansar, ¿cierto? - se puso frente a él - Quédate - pidió.
Robin: No creo poder hacer eso pero... Sospecho que habrá una excepción.
Entraron al castillo tomados de las manos, todos estaban dormidos, así que no había de qué preocuparse. Caminaban como si fueran los dueños del lugar. Esta vez no había prisa, no había de quién huir.
Entraron a la habitación.
Robin: Muy bien, ya llegué hasta aquí - le soltó la mano y la besó - Ahora tengo que irme. No quiero que alguien entre y se arruine todo.
Marian: Eso se puede arreglar - puso seguro a la puerta - Me pregunto por qué estás tan paranoico.
Robin: También yo, pero espero que eso también se pueda arreglar.
Marian: Llegas a acostumbrarte a la paranoia. Tengo una idea, ¿te quedas a dormir?
Robin: ¡¿Qué?! - preguntó alterado y sonrojado.
Marian: No me malinterpretes - se apresuró a decir, con las mejillas de un color que competía con el habitual vestido de Scarlett - Quería decir que... Trataba de...
Robin: Olvídalo, yo entiendo a lo que te refieres. Sería bueno que yo me quedara - el sonrojo iba desapareciendo - Entonces, ¿qué quieres hacer?
Marian: Hablemos - dijo con simpleza y se sentó en el suelo - Sientate aquí - dió dos palmaditas en el lugar junto a ella. Robin siguió sus órdenes.
Robin: ¿Quieres hacer un plan para que el principe pase por alto el asunto? - la princesa negó dos veces.
Marian: Creo que me di cuenta de que lo mejor es vivir este presente en lugar de prepararme para un final que probablemente nunca llegue - explicó - ¿Piensas igual? - él asintió.
Más tarde, recostados sobre las sábanas todo estaba en silencio, la luna brillaba, pero ya no en lo alto del cielo ni tan clara como antes. Cuando recuperaron lo robado era medianoche, ahora, puesta hacia un lado iluminaba, aunque tras de las nubes pintadas de gris por el azul de la noche.
Recostada sobre su pecho, la única pista sobre sus sueños eran las sombras que pasaban por su frente mientras sus labios rozaban su cabello rojizo aspirando su delicado aroma.
El sonido de las aguas que rodeaban el castillo se convirtió pronto en lo único que escucharía la única persona despierta en mucha distancia.
Como si se tratara de un niño pequeño durmiendo la siesta 10 minutos después Marian abrió los ojos, lozana y descansada, como si hubiera dormido en las mejores condiciones. Se sentó apoyando la espalda en la cama.
Marian: ¿Cuánto dormí?
Robin: Solo unos cuantos minutos - se sentó a un lado de la cama, con una pierna colgando - Aún no amanece, pensé que no despertarías hasta la mañana.
Marian: También creí que dormirías unas horas más, ¿no piensas descansar?
Robin: Prefiero quedarme así, puedo cuidarte - explicó - Los chicos y yo descansamos antes de venir por ti y regresar al pueblo.
Marian: Estoy aburrida.
Robin: Igual yo. ¿Cómo crees que serían Scarlett y Pequeño Juan juntos?
Marian: ¿Te refieres cómo una pareja? - él asintió - Serían geniales, más de lo que son ahora.
Robin: Me parece que se gustan pero nadie quiere dar el siguiente paso.
Marian: No recuerdo que pasó cuando nosotros dábamos los primeros pasos. Refresca mi memoria.
Robin: Si mal no recuerdo... Nos vimos después de resolver la competencia, charlamos un rato, resolvíamos lo que teníamos. Ahora que lo pienso resolvimos mucho en ese día.
Marian: Ya lo recuerdo. Hablamos extensamente sobre cómo llevar las cosas y por qué debería ser todo oculto.
Todo volvió a quedar en silencio después de esa frase. Si buen ganaron ese día, ocultar la situación siempre se sintió como darle la espalda a sus nuevos compañeros, ahora se sentía como dejarlo todo y a todos sin importar quién fuera. Aunque abandonar a todos no sonaba bien, por lo más importante de tu vida también solitarias todo.
1096 palabras 💚💙
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Juntos en Sherwood - Terminada
RomanceEstaban enamorados... Se notaba por la forma que se miraban entre si... Como si tuvieran el secreto más maravilloso entre ellos.